Capítulo 6♡

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-Jefe, hay algo en el Breaking Dawn de Venice Beach -me informó Oh Sehun cuando faltaban unos veinte minutos para las seis de la mañana, poco más de una hora para que mi guardia terminara

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-Jefe, hay algo en el Breaking Dawn de Venice Beach -me informó Oh Sehun cuando faltaban unos veinte minutos para las seis de la mañana, poco más de una hora para que mi guardia terminara.

-¿Qué es? -pregunté poniéndome en pie y cogiendo mi arma y mi placa.

-Un chico ha perdido el conocimiento y no responde. -me explicó antes de subir a la patrulla y que pudiera escuchar la grabación de la llamada a emergencias.

La voz acongojada y llorosa de una chica inundó la cabina del coche.

-Soy Lalisa Manoban... estoy en la cabaña número diecisiete del Breaking Dawn de Venice Beach. Mi hermano BamBam está inconsciente, creo que se desmayó. -sollozaba -Creo que ha podido tomar algo...

Los paramédicos estaban de camino aunque por la cercanía, nosotros no tardaríamos en llegar. Encendí la sirena y las luces de la patrulla y conduje con prisa hasta Venice Beach.

Por lo que me había podido enterar, esa noche había habido allí una fiesta multitudinaria en la playa. No era extraño en estos casos que tuviésemos que atender algún caso de sobredosis o coma etílico.

Pero lo que me encontré cuando abrí la puerta del bungalow número diecisiete me golpeó como un puño de acero.

La habitación estaba en penumbras, iluminada apenas por una pequeña lámpara de mesa.

Tumbado sobre la moqueta había un chico vestido únicamente con unos bóxer oscuros.

Podía asegurar que estaba muerto aún antes de acercárme. Lo podía sentir en el aire.

Verlo allí, fue ver a Suho. Sus rostros se confundían, aunque este chico era bastante más delgado que mi hermano.

Sobre él, estaba la chica.

Vestida con una minifalda diminuta y una camiseta bastante desaliñada, apoyaba su rostro sobre el pecho del chico.

Se la veía perdida y asustada.

Su larga melena negra caía sobre su espalda. Su mirada perdida y sus ojos rojos.

-¿Lisa? -le llamé con suavidad, pero pareció no escucharme.

Cuando me arrodillé junto a ellos, pude sentir el frío de la muerte. Toqué suavemente el cuello del joven intentando no alterar a la chica.

No tenía pulso.

Para cuando los paramédicos llegaron, la chica lloraba desgarrada aferrada al cuerpo sin vida de su hermano.

Su actitud me llevó dieciocho años atrás.

En una habitación mugrienta, sobre la moqueta, el cuerpo inerte de un joven con toda una vida por delante, perdida en un instante.

A su lado, su pequeño hermano, intentando hacerle reaccionar sin éxito.

En tus brazos | Lizkook ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora