Capítulo 22♡

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Desde el asiento trasero del coche, Leah hablaba entusiasmada sobre su hermana

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Desde el asiento trasero del coche, Leah hablaba entusiasmada sobre su hermana.

Sobre sus piernas traía la caja de cupcakes que Lisa había cocinado para ella este fin de semana.

Lisa llevaba más de dos meses en el centro Betty Ford, y en solo dos semanas saldría para volver a casa.

Esos dos meses habían sido duros a la vez que reconfortantes para todos nosotros.

Desde aquel primer fin de semana en que le habíamos visitado, solamente nos habíamos saltado uno, porque Lisa no nos había podido recibir debido a que había sufrido una crisis y se negaba a permitir que Leah le viera así.

Finalmente se resolvió y no nos perdimos ni una sola visita más.

De alguna forma, en estos dos meses yo había cambiado todas mis guardias de fin de semana, a fin de poder llevar a Leah a ver a su hermana. Haneul no había estado feliz, ya que estos cambios me habían obligado a trabajar más durante la semana, pero finalmente había optado por no discutir.

Lisa había tenido altibajos, y había vivido algunos episodios bastantes difíciles a medida que el síndrome de abstinencia había alcanzado su pico más duro, pero finalmente parecía estarlo superando.

Aún decía que no se sentía segura de no caer si se le presentasen las drogas frente a ella, pero desde luego, esperábamos que no tuviera que enfrentarse a esa situación.

En este tiempo había continuado su curso de repostería y se le veía entusiasmada y feliz. Cada sábado, Leah y yo volvíamos a la ciudad con algún dulce; galletas, cookies, cupcakes, muffins, e incluso un pastel.

Aunque no todos eran perfectos, se le daba bastante bien. Se notaba claramente cómo iba evolucionando y aseguraba que continuaría haciéndolo cuando por fin abandonara el centro.

En estos meses, Lisa y yo nos habíamos vuelto muy cercanos, y yo me estaba sintiendo demasiado confuso al respecto.

Durante las visitas, cuando Leah se quedaba con las niñas con las que había hecho amistad aquel primer día, Lisa y yo compartíamos un largo rato solos que acababa resultando bastante íntimo.

Lisa había cambiado en esos días, y el hecho de dejar el consumo de sustancias, había permitido que su físico se viera realmente saludable.

Había ganado un poco de peso, obteniendo unas exquisitas curvas femeninas. Su rostro se veía más rosado y había perdido aquella cenicienta palidez que tenía cuando la había conocido. Ya no había ojeras ni bolsas bajo sus preciosos ojos e, incluso su cabello se veía más sedoso y brillante.

Yo no había dejado de notar su cambio, lo que no me habría preocupado de no ser porque últimamente me sentía más atraído por ella de lo que era recomendable para un tipo como yo, que mantenía una relación estable.

Haneul se quejaba de mis visitas al centro, pero principalmente porque pensaba que me había encariñado más de lo recomendable con la pequeña Leah Manoban.

En tus brazos | Lizkook ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora