Capítulo 25♡

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Llevaba un mes fuera del centro

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Llevaba un mes fuera del centro.

Un mes en los que había tenido altibajos, no por sentir la necesidad de drogarme o algo similar, sino por haber sentido miedo de no poder enfrentarme a todo.

Los trámites para obtener la guarda legal de Leah estaban perfectamente encaminados. Semanalmente me realizaba pruebas y análisis para constatar la ausencia de drogas en mi organismo y, desde luego, todos los resultados habían sido negativos.

Las primeras dos semanas, Jennie se había quedado a dormir conmigo en mi departamento y realmente no me había dado cuenta de cuánto me había ayudado, hasta que se había marchado.

La primera noche que dormí sola, me desperté unas seis veces durante la noche. Sentía ruidos extraños, me parecía que alguien me observaba, o tenía pesadillas en las que me veía frente a una gruesa línea de cocaína o una montaña de pastillas, o viendo a los Jeon alejarse llevándose a mi hermana consigo.

Después de la primera noche, las siguientes fueron más fáciles, y para cuando cumplí mi primer mes fuera del Betty Ford, ya lograba dormir una noche completa sin sobresaltos.

Los días eran más ocupados. Jennie me había convencido para inscribirnos en un curso de repostería y allí nos pasábamos las mañanas, intentando cocinar dulces y tartas que pasaran de comestibles a increíblemente exquisitas.

—Dios, Lisa —suspiró Jennie comiéndose un cupcake que acababa de decorar con un glaseado azul —Está buenísimo. ¿Qué le has puesto? Tiene un sabor picante raro.

—Lleva jengibre —expliqué sonriente

—¿Jengibre?

—Sí. Idea de Amy. El otro día hizo pan de jengibre y eso me dio la idea.

—Amy, Amy, Amy, ¿Cómo no? —respondió Jennie burlona —Te estás apegando mucho a esa mujer.

—Es la madre que me hubiera gustado tener —confesé con un suspiro.

—¡Uy, no! —se mofó mi amiga —Estarías demasiado cerca de convertirte en una incestuosa —rió obligándome a sacarle la lengua.

—No hay nada entre Jungkook y yo. Solo somos amigos.

Era la verdad. Jungkook y yo nos habíamos convertido en amigos y no éramos más que eso, pero yo valoraba enormemente su amistad.

Desde que me había disculpado con él por besarle, hacía ya casi tres semanas, habíamos hablado por teléfono casi a diario y nos habíamos visto algún fin de semana en casa de su madre.

Él me apoyaba y me aconsejaba siempre que lo necesitaba y yo sabía que podría siempre contar con él. Aunque a veces prefería mantenerme a distancia, para no confundirme.

No me estaba resultando sencillo.

—Sí, claro. Te lo tirarías si pudieras. —aseguró Jennie.

En tus brazos | Lizkook ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora