|66. Ansiada salvación|

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Desde que Zayn se había ido Willa había estado más inquieta que nunca. Se pasaba las noches enteras llorando, muchas de ellas sufriendo cólicos.
Más de una vez me había encontrado llorando a la par de ella, meciéndonos y susurrando una canción de cuna para intentar calmarla - o bien quizás, calmarnos a ambas.

-Willa, mamá en serio necesita que ya no llores más.- supliqué, mientras la apretaba contra mi pecho y le besaba el fino cabello.

Estaba estresada.
Escuchar el llanto de mi hija siempre me ponía en estado de alerta, no importaba cuán acostumbrada a él estuviera. Me ponía mal no saber cómo calmarla, ella estaba angustiada y yo odiaba no conseguir darle alivio; y con ello incrementaba mi ansiedad y malestar.

Las campanas del timbre resonaron en todo el apartamento orillando a Willa a un nuevo llanto prolongado y enérgico.

Nos encaminé hasta la puerta de entrada, donde para mi sorpresa, del otro lado encontré mi ansiada salvación.

-Lisa.-

-¡Hey!- sonrió, levantando una bolsa en alto -Tengo helado.-

Quise imitarla, curvar los labios y enseñar los dientes tal y como ella hacía, pero apenas me salió formar una mueca y las lágrimas se escaparon de mis ojos sin permiso, deslizándose por mis mejillas.

-Ay Pezz.- cruzó el umbral, cerrando la puerta tras de sí -¿Qué está mal?-

-Todo.-

-Necesito más que esa respuesta.-

-Willa lleva días llorando sin cesar.- pronuncié tras inspirar hondo -Y ya no sé cómo hacer para calmarla. No es hambre, no es sueño, esta vez tampoco son cólicos; no sé qué es.-

-De acuerdo, ¿con Zayn tampoco se detiene?-

-Zayn está en Francia.-

-¿Se fue?-

-Tenía la presentación de su libro en París.-

-Oh.- había estado tan ocupada entre Willa y mi tesis, que siquiera había estado hablando con Lisa últimamente -Bien, ¿por qué Willa no viene un poco con su madrina?- estiró sus brazos, dispuesta a cargarla.
Lisa recibió a una Willa aún compungida y pronto la apretó contra su cuerpo mientras la enganchaba a su cintura, intentando contenerla.

-Mhm, ¿por qué los bebés siempre huelen tan bien?- preguntó inspirando contra sus finos cabellos, tras besarle la frente.

-Jamás creí ir a escucharte decir algo así, ¿Lisa Winham disfrutando del aroma a bebé? Tengo que estar soñando.- pude reír.

-Es mi ahijada.- defendió -No es cualquier bebé, es el mejor bebé.-

-No puedo discutir eso.- continué sonriendo, después de días sin haberlo podido hacer enteramente.

-Por supuesto que no, mamá babosa.-

-¿Dijiste que tenías helado?- recordé, mientras ella se mecía esforzándose por conseguir que la bebé dejara de llorar.

-Sí, un kilo.- miró a Willa, quien todavía tenía los ojos enjuagados en lágrimas pero parecía haber abandonado los gritos y balbuceos quejumbrosos -Mirá, creo que nos calmamos.-

La observé besarle una de las mejilla regordetas y pude respirar aliviada. Adoraba a Lisa, en verdad lo hacía.

-Gracias.- murmuré, sintiendo el peso sobre mis hombros disminuir -Voy a buscar las cucharas, espero que hayas comprado buenos gustos.-

-Menta.-

-¿Qué?-

-Estoy bromeando.- rió -No quería que me odiaras así que hice un esfuerzo para evitar comprarlo.-

BE US (against the world) - zerrieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora