|20. Demasiado perfecto|

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-En serio, ¿es que no puede al menos no leer todas las malditas filminas?-

-Por lo menos debería reducir la cantidad de texto de cada una.- asentí -Sólo verlas me da dolor de cabeza.-

-Y gracias al cielo se proyecta en toda la pared.- apuntó, antes de llevarse una papa a la boca -Imaginate si sólo fuera un pizarrón.-

-Estaríamos todos ciegos, incluido el Señor Wolff.-

-Especialmente el Señor Wolff.- rió, enseñando los dientes blancos. -Lo bueno es que quedan pocas clases.-

-Cierto. ¿No es una locura?-

-¿Que sea nuestro último año?- yo asentí -Sí, lo sé. Es increíble. Siento que era ayer cuando pisaba Londres por primera vez, y me robaban la billetera.-

-¿Te robaron en tu primer día en la gran ciudad?-

-Oh sí. Deberías haber visto mi cara, creo que estuve a punto de tener un ataque de pánico.- rió.

-Es terrible. ¿Y qué hiciste?-

-Agradecí a mi madre por decirme que no llevará todo el dinero junto. Así que la mayor parte de los billetes los tenía en el fondo de la mochila. Pero estuve como una semana indocumentado.-

-Mal inicio.- apunté, apretando mi hamburguesa con los dedos para poder darle otro mordisco.

-Mal inicio.- repitió mis palabras asintiendo -¿Qué hay de tu primer día?-

-Mm.. mi primer día en Londres.. No hay mucho que decir la verdad. Fui directo desde el tren, arrastrando mi maleta por toda la ciudad, hasta el apartamento en el que todavía vivo. Pero en ese entonces Lisa no vivía ahí, y la otra inquilina era.. muy particular.-

-¿Qué tan particular?-

-Estaba loca.- recordé -Realmente loca. Cuando llegué al apartamento, ella estaba con su novia. Fue como si yo no estuviera ahí, sólo me señaló mi cuarto, me hizo pasar y después siguió con lo que estaba haciendo. No te miento, yo estaba desempacando y empecé a escuchar gritos y más gritos y de repente vidrios.-

-¿Vidrios?-

-Vidrios. Estaba arrojando la vajilla completa contra el piso, en un ataque de furia por no sé qué cosa le había dicho su novia.-

-Excelente comienzo. Llegar a la ciudad, descubrir que tu compañera de cuarto está demente.-

-Eso, y que cuando quise cenar no había sobrevivido si quiera un plato.- apunté -Tuve que comprarme un sándwich. Y al otro día me encargué de conseguirme un plato, que tuve que tener guardado en mi cuarto hasta que esa mujer se fue del apartamento.-

-¿Comías en tu cuarto?- moví mi cabeza en afirmativo, y él parecía no poder creerlo -¿Cuánto tiempo duró eso?-

-Como seis meses. Ella se fue para Navidad y jamás volvió, gracias al cielo. Al año siguiente llegó Lisa, y compramos una nueva vajilla y pude al fin tener una compañera decente.-

-Por supuesto que Lisa era decente comparada con aquella mujer.-

-Lisa era un ángel, comparada con ella.- reí.

El almuerzo había sido divertido. Con Martin siempre encontrábamos de qué hablar, y yo realmente lo apreciaba, como amigo.
Él me acompañó hasta la parada del autobús y se quedó conversando conmigo hasta que el transporte por el que aguardaba pasó.
Jamás mencionó lo sucedido aquella noche de domingo, y yo tampoco lo hice; y me resultó ideal.

-Hola.- saludé a Lisa, una vez que entré al apartamento.
Ella estaba sentada en el sofá, leyendo un libro.

-Hola Pezza.- respondió, cerrando el libro para mirarme fijamente. Incluso la vi achinar los ojos como solía hacer siempre que me examinaba.

BE US (against the world) - zerrieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora