BE US (against the world) - zerrie

|60. Brote psicótico|

El sonido estrepitoso de mi celular logró despertarme, y yo estaba más que dispuesta a maldecir a quien fuera que se encontrara del otro lado de la línea llamándome a las dos de la madrugada.

Noté que estaba sola en la cama, y el lado donde Zayn dormía aún estaba intacto, señal de que nadie siquiera se había sentado en él. Pero eso no me sorprendía; apostaría que él todavía estaba en Oxford, y dudaba que volviera a pasar la noche en nuestro apartamento.

Lily lo había llamado poco después de que habíamos terminado de cenar, mientras mirábamos una película y él me masajeaba las pantorrillas para colaborar con mi drenaje linfático y combatir la retención de líquidos dolorosa y visualmente horrible que llevaba sufriendo desde hacía unos meses.
Él había parecido preocupado, pero no me había dicho demasiado; sólo que Austin estaba en Oxford y que algo le sucedía, algo malo y que precisaba que él estuviera ahí. Había comentado eso mientras buscaba un par de zapatos y las llaves de su auto, para luego darme un beso corto y marcharse bajo la promesa de que volvería pronto.

Ya habían pasado al menos cuatro horas desde eso, y en la pantalla no había ningún mensaje de su parte; sólo dos llamadas perdidas de Lisa y la entrante que también tenía inscripto su nombre.

-¿Liz?- respondí, algo confundida con que estuviera llamándome, especialmente a esa hora, cuando si por algo no se caracterizaba ella era por utilizar realmente su teléfono.

-Perrie. Cielos, lamento estar llamándote a esta hora. Pero tu hermano está acá, y realmente ya no sé qué hacer.-

-¿Cómo que mi hermano está ahí?-

Eso era extraño.

-Sí. Él.. tocó la puerta y pidió verte, pero le recordé que ahora vivías con Zayn. Ay Pezz, no quiero que te preocupes, pero estoy completamente segura de que alcohol no es lo único que se metió.-

-¿Está drogado?-

Me había puesto en estado alerta.
Toda la somnolencia se había esfumado y ahora estaba preocupada.

-No sé qué hacer con él. No deja de llorar y tengo miedo de que vaya a descompensarse. Él.. cielos, él está muy mal.-

-Maldición. De acuerdo, yo.. me cambio y voy para allá, ¿sí?- murmuré, esforzándome por poder ponerme de pie.

Estaba en mi semana treinta y siete, y lidiar con mi vientre ya era molesto. Me cansaba demasiado fácil, y pasar de una posición a otra era un infierno, principalmente cuando tenía que ponerme de pie tras haber permanecido acostada por un período de tiempo prolongado.

-¿Zayn puede traerte?-

-Prometo estar ahí en treinta minutos.-

No podía ponerme a explicarle que él no estaba y que iba a tener que conseguir un taxi. Tampoco estaba segura de cómo iba a hacer para ponerme un par de zapatillas.
Pero por sobre todas las cosas, no sabía cómo iba a lidiar con mi hermano alcoholizado y drogado.

La sombra de mi padre parecía erguirse detrás de toda esa situación, y demasiados recuerdos que por mucho tiempo había mantenido encerrados bajo llave parecían haber empezado a escapar.

Me quité el pijama y busqué un vestido de verano que ponerme. No llegaba a prenderme las sandalias y tuve que buscar entre las cajas que aún tenía sin desempacar en el vestidor, el único par que no tenía una tira que atar.
Marqué el número de un servicio de taxis y bajé a la entrada del edificio a esperar por él.

Era una típicamente asquerosa noche de verano. Húmeda y calurosa, y si el verano podía tornarse insoportable para cualquier persona, cargando con casi trece kilos por encima de mi peso habitual y con un vientre de dimensiones importantes de por medio, era realmente insufrible. Necesitaba volver a la cama, estar recostada y con el aire acondicionado enfriándome la sangre que en ese momento estaba sintiendo hervir.