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|Capítulo 20|
-¿_____________?-. Preguntó él y yo asentí enseguida a su pregunta.
-Si, si no es problema-. Agregué sin querer sonar demasiado segura al respecto pero él hizo señas de que no lo era en lo absoluto mientras una pequeña sonrisa dulce y aparentemente genuina se formaba en su rostro.
-Bien, nos vemos entonces mañana-. Se despidió el chico castaño libre de alguna sospecha, haciéndome volver la vista a él en lugar del hombre que estaba a mi lado. En ocasiones al ver lo amable que era, sentía un nudo en la garganta por estar ocultándole las cosas, pero en definitiva la verdad era mucho peor.
-¿Nos vamos?-. Preguntó Tony trayéndome de vuelta a la realidad.
-Jones-. Escuché la voz contundente del Profesor Anderson acercándose a nosotros -Stark un placer verte-. Saludó a Tony que hizo lo mismo con un ligero gesto asintiendo -__________ estuvo perfecto lo que presentaron esta tarde y pues he estado hablando con unos miembros del comité que acordaron que sería genial llevarlo a la feria de ciencias nacional-. Me comentó con entusiasmo en su voz, al ser él quién nos había enseñado desde el principio. Claro que el entusiasmo, pasó también a mí enseguida.
-¿Nacionales? Wow.... eso está increíble-. Anuncié feliz con la idea, aunque era un tanto aterrador teniendo en cuenta que eran cien veces más personas de las que nos habían visto hoy, pero por ahora estaría feliz, ya después era momento de preocuparse.
-Hablaremos de los detalles mañana cuando esté Parker-. Aseguró entonces el Profesor a la vez que la directora del área lo estaba llamando desde la entrada -Sigue así Jones, bueno verte Stark-. Se despidió de ambos y se fue a paso apresurado por el pasillo de la multitud que comenzaba a abandonar las instalaciones.
-Nacionales... felicidades linda-. Me dijo Tony con una sonrisa haciendo señas de que fuéramos a la salida del auditorio y yo lo seguí a la vez que él tomaba el bolso que llevaba en mi mano con las cosas que había traído, para que yo no tuviera que llevarlo.
-Gracias-. Respondí por ambas cosas sintiendo pequeñas mariposas, no solo por la felicidad de la noticia del profesor Anderson, las sentía cada vez que él me llamaba 'linda', por más tonto que fuera -¿Dónde está el chofer?-. Le pregunté cuando salíamos del edificio y me di cuenta de que no había visto a nadie más que viniera con él.
-No hay chofer, dije eso para que no sonara a que nos íbamos solos-. Aclaró de inmediato caminando hacia el auto más llamativo del estacionamiento, podría ver el auto de lujo rojo chillón de aquí al otro lado de la ciudad aunque ya estuviera haciéndose de noche, en definitiva no se perdería en la multitud de autos.
-Claro...-. Le respondí, tal vez tenía razón y sonaba menos extraño que el chofer nos llevara. Me acerqué al auto rojo al momento en el que Tony abría la puerta del asiento del pasajero para que entrara, antes de colocar mis cosas en la parte de atrás. Después entró él del lado del conductor.
