jay.

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Hay personas que nacen en familias a las cuales preferirían ni siquiera conocer

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Hay personas que nacen en familias a las cuales preferirían ni siquiera conocer. Hay personas que no tienen la vida que les gustaría tener, ni la que merecen.

Soy Jay Park. Y no, no tengo la vida que me gustaría.

Soy un adolescente de dieciséis años, diría que normal, pero no todos los adolescentes tienen unos padres drogadictos y alcohólicos. Así que no soy normal. No tengo ni una pizca de normal.

No sé porque me ha dado por describirme a mí mismo mientras viajaba en ese coche extraño. Pero bueno, que importa, ahora voy a contarte mi historia.

Como decía, viajaba en aquel coche negro. Miraba por la ventana mientras que el señor que conducía había intentado hacerme reír con algunos chistes malos y yo solo había ignorado sus tonterías.

Me dio algo de pena, pero supongo que entendió que mi estado de ánimo no era el mejor de los mejores. Acababan de encarcelar a mi padre - persona a la cual no quiero denominar como "padre" pero no me queda de otra-.
Pero no te equivoques, eso era lo que más yo quería.

Mi madre despareció el año pasado, quien sabe que es de su vida. La verdad no me importa.

Por lo cual, como ningún familiar me ha quiso acoger, pues ahora no me quedaba de otra que ir a una casa de acogida. Yo no quería. Por eso mi frustración. Que no me jodan. Me había cuidado yo toda mi vida, yo solo. No me hacia falta que me cuidaran esos tipos raros, con respeto.

El señor paro el coche delante de lo que decían que era, «mi nuevo hogar».

Bajamos de aquel coche, yo con mi mochila. Eran mis únicas pertenencias, un par de prendas de ropa, un par de zapatos y algunas cosas que había comprado yo con ahorros que había conseguido yo mismo en el pasado.

Una señora nos esperaba fuera, en aquel jardín verdoso que conoces tan bien.

- Oooh, ricura, tu debes de ser Jay Park. - dijo sonriente, acercándose hacia nosotros.

- Sí. - dije.

- ¿Estás bien? ¿Tienes hambre? - dijo, al parecer ser algo preocupada. Yo solo la miré sin ningún tipo de expresión.

- No tengo hambre, ¿puedo ir ya a mi habitación?

Noté la expresión sorprendida de la mujer, luego escuché una risa nerviosa.

- Comimos algo antes de salir de la cárcel, ¿cierto, chaval? - dijo el conductor intentando rebajar la incomodidad de la situación.

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