heeseung.

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— Jake por dios, ¿piensas aprender a vestirte bien?

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Jake por dios, ¿piensas aprender a vestirte bien?

— Joder mamá. — se quejó el mayor de los Kang, colocando bien su corbata.

— ¿Nos vamos o qué? No debe de ser de buena educación llegar tarde. — dijiste, apoyandote en la puerta de entrada.

Tu familia salió apresurada, mientras tu solo sonreías sin gracia. Realmente no tenías ganas de ir a cenar con la familia de HeeSeung. Sobretodo porque todavía no conocías a su padre y eso te hacia preocupar. Tal vez no fuera estúpido como su esposa y solo tal vez, acabaría atrapandolos. Aunque era poca posibilidad, tu familia realmente era increíble.

— ¿Dónde conseguiste esta ropa? — preguntó tu hermano, mientras que caminaban por las calles pobres.

— ¿Qué te importa? — contestó esta vez tu progenitora, colocando bien su cabello.

— Bien, chicos. Escuchen. — dijo papá, sin dejar de caminar. — Debemos parecer una familia feliz y muy unida.

— ¿Acaso no lo somos? — musitó Jake y todas las miradas cayeron en él, haciendo un silencio en el ambiente.

— ¿Estás segura de que no es adoptado? — miraste a tu mamá.

Esta solo ignoro el tema y agarro el brazo de su marido, metiéndose ya en su papel. Siguieron caminando.

— Papá, ¿por qué no agarramos ya un taxi? — se quejó el moreno, subiendo la cuesta que había justo a unas cuadras de la casa de los Lee.

Rodaste los ojos. — Tal vez porque no tenemos el suficiente dinero, solo tal vez. — miraste a tu hermano y este solo siguió soltando pequeños quejidos.

Una cuadra antes de llegar a la mansión Lee, papá paro un taxi y los cuatro subieron a este. Mamá se encargó de teclear el número de la señora Lee y decirle que estábamos a punto de llegar, con un tono superficial. Aunque seguramente Lee no lo notó. Nunca nota nada, como que durante las clases en las que habías estado con HeeSeung lo único que habían hecho era escuchar música y besarse repetidas veces. Aunque ese tema nunca lo tocaron.

Tus padres, para aparentar ser personas apretadas, le dijeron de quedar para cenar una semana después, con la excusa de que tenían toda la semana completa. Así de paso fueron preparando la mentira, mientras tu te la pasabas en aquella casa con el hijo mayor de los Lee.

Llegaron a la casa y la familia al completo — menos su ama de llaves — estaban esperando en la puerta. Bajaron, ya metidos en sus papeles, de aquel auto. Papá le pago al señor con una sonrisa y se acercaron a la familia Lee.

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