sunoo.

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Sunoo

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Sunoo. Kim Sunoo... ¿Kim Sunoo? Espera un momento, ¿quién es Kim Sunoo... ? ¡Ah! ¡Sí! Ese chico de cabellera oscura y ojos cafés que parece un fantasma y siempre se sienta en última fila.

Pero un momento... ¿Por qué quiere Minju que EunSang lo invite a la fiesta...?

- ¡Vamos, EunSang! ¿Por qué no?

- ¿Por qué narices quieres que invite a ese Don Nadie a la fiesta de esta noche? ¿Te diste un golpe en la cabeza o algo? - preguntó extrañado el pelirrojo.

- ¿Y por qué no? Cuantos más mejor, ¿no dijiste eso?

- Sí, pero..

- Vaaaamos, EunSang. - sonrió la chica, tirando del brazo del más mayor.

EunSang suspiro un poco, pensando que la pelinegra era verdaderamente pesada.

Y es que, ¿por qué la mismísima Kim Minju, querría invitar al nerd ese, a una fiesta?

Minju era una de las chicas más - por no decir la más - populares de la escuela. Todos sabían quien era Minju porque era realmente linda. Todos sus amigos eran populares también y su Instagram era de los que más seguidores acumulaba del Instituto.

Mientras que Kim Sunoo con suerte y lo conocían los que iban con él a clase. Siempre se juntaba con otros tres chicos, que también tenían pinta de pringados. Lo único que hacían bien ese grupito era sacar buenas notas y encerrarse en sus habitaciones a jugar videojuegos.

Pero lo que nadie sabía es que Minju conocía a Sunoo desde mucho antes de que nadie la conociera a ella. Minju había conocido a Sunoo en su primer día de primaria y se había enamorado profundamente de aquellos ojos marrones café y de su amplia sonrisa.

- Esta bien, pero dile tu la dirección. - dice, haciendo un movimiento brusco para que Minju le soltara. - Yo no pienso acercarme a su grupito de amigos otakus.

- Está bien, eres el mejor, EunSang-shii. - sonrió amplio la chica, para después desaparecer por los pasillos corriendo.

Minju salió hacia el recreo. Dejó de correr en cuanto vio al grupo de cuatro de Sunoo en una de las esquinas del recreo. Ella sabía perfectamente donde estaban, pues siempre iban a aquel lugar.

Sonrió al ver al pelinegro junto a sus amigos. Pasó un mechón de cabello detrás de su oreja y a pasos lentos comenzó a caminar hacia ellos. En verdad no sabía que iba a decirle pero ya no había vuelta atrás.

Cuando estuvo a unos metros de ellos notó como sus amigos se habían dado cuenta de la presencia de Minju. Se dieron codazos entre ellos y eso provocó que Sunoo volteara hacia ella.

Minju se quedó inmóvil en cuanto los ojos de Sunoo se posaron encima suyo. Sintió sus mejillas ardear y sus piernas temblar del nerviosismo. Tomó aire y siguió acercándose a ellos, sin todavía perder el rubor en sus mofletes.

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