jay.

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Jay bajó las escaleras a toda velocidad, abajo vio a HeeSeung tomando el desayuno

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Jay bajó las escaleras a toda velocidad, abajo vio a HeeSeung tomando el desayuno. Jay buscó con la mirada a alguien, hasta que el otro chico habló:

- Papá ya salió a trabajar. - anunció y Jay se sintió algo aliviado, por lo que HeeSeung río. - Tranquilo, no le diré que te despertaste tarde. - mencionó terminando de comer sus tostadas.

Jay sonrió agradecido para después tomar su chaqueta y su mochila.

- ¡Ey! ¿No piensas esperarme? - preguntó el mayor de los dos, viendo como el otro abría la puerta dispuesto a irse.

- Olivia me espera, no hay tiempo. - rápidamente salió cerrando la puerta detrás suyo, dejando así a HeeSeung con la palabra en la boca.

Jay salió corriendo y fue hasta donde Olivia siempre le esperaba para tomar el camino hacia la escuela.

Era la escuela a la que Olivia siempre había asistido. Él había dejado de ir a clases cuando encarcelaron a su padre biológico, pero cuando el señor Lee lo adoptó volvió al Instituto. Por suerte HeeSeung asistía al mismo que Olivia y así acabo estudiando en la misma clase que ella.

Al acabar de bajar la colina la vio allí parada, apoyada en una farola esperándolo. Sonrió al ver su cabellera negra y corrió hacia ella.

- Llegas tarde, Jay. - se quejó un poco ella, al verlo en frente.

- ¡Buenos días! - ignoró envolviendola entre sus brazos y Olivia solo soltó un pequeño quejido, pues la estaba espachurrando.

- Vamos. - sonrió en cuanto el rubio la hubo soltado para después tomar su mano.

Comenzaron a salir poco después de que Jay se instalará en su nueva familia. Él había salido del orfanato, pero seguía yendo a menudo pues allí se encontraban Olivia y Jungwon, dos personas que no dejaría por nada del mundo.

Olivia todavía no había sido adoptada ni nada, de hecho ella tenía el deseo de cumplir la mayoría de edad y salir de allí por ella misma. No le agradaba la idea de tener una nueva familia. Y Jay simplemente lo aceptaba y la apoyaba.

En cuanto llegaron al Instituto fueron rápido hacia su aula, por suerte llegaron justo a tiempo y el profesor no les reclamó nada.

- Jay Park.

- Presente.

Jay había conservado su apellido, sin embargo. Creía que su nombre era algo que lo representaba, era su identidad. Es el apellido de su padre y no debe avergonzarse por ello o su pasado. Es quien es y no tiene nada que ver con las decisiones que tomaran sus progenitores en el pasado.

En la hora del recreo la pareja salió del aula hablando, aunque se callaron en cuanto vieron a cierto pelinegro corretear hacia ellos gritando sus nombres. Jay río.

- Buenos días, Noona, Hyung. - sonrió el menor de hoyuelos.

- Buenos días Jungwonie. - saludo Jay, mientras que la fémina solo reía por la felicidad que se cargaba el menor.

Pronto otra figura llegó a ellos. Un brazo rodeó los hombros de Olivia y esta solo sonrió, mientras que Jay le echaba una mala mirada.

- Buenos días, chicos. - se anunció HeeSeung.

- Buenos días, Hee. - dijo entonces Olivia y Jay tuvo que darle un golpe a su hermano para que soltara a su novia.

- Ya, ya, dejense de tonterías. - interrumpió Jungwon. - Vayamos a comer algo.

Así eran los días, se juntaban y eran felices. Jay nunca pensó que una persona como él podría llegar a pasarlo tan bien con otras personas. No se imaginaba que en verdad la vida era bonita y que daba felicidad vivirla. Ojalá se hubiera dado cuenta antes y no con diecisiete años.

Esa tarde los tres: HeeSeung, Olivia y Jay, volvieron a casa caminando. Tranquilamente, con risas y juegos por el camino.

En cuanto llegaron a casa los señores Lee se encontraban en esta, la señora Lee se emocionó de ver a Olivia. Aunque le dio pena que no fuera a quedarse por mucho, pues los adolescentes nada más habían venido a buscar unas cosas y se iban.

Agarraron las cajas como pudieron y salieron de casa de nuevo. Caminaron, parandose de vez en cuando para descansar. HeeSeung ayudando a Olivia y Jay cargando las cajas más pesadas.

Entre los tres llegaron al sitio en donde todo había empezado: el orfanato.

Entraron y dejaron las cajas.

- Olivia~~. - gritaron algunas niñas en cuanto la vieron entrar, otros tantos se abalanzaron sobre Jay. Pues no siempre pasaba por allí y cuando lo hacia había que aprovechar.

Los adolescentes rieron y Rua bajó las escaleras a gran velocidad.

- Oh, Jay, que bueno verte. - sonrió la mujer, abrazando al susodicho.

- También me alegra estar aquí.

- Ya hacia días que no venias. - sonrió Rua y luego cayó en las cajas. - ¿Que es esto?

- Jay y HeeSeung estuvieron mirando cosas que no querían y eso.. Son para ellos. - sonrió Olivia y los más pequeños gritaron emocionados.

Rua miró a los tres chicos con una sonrisa agradable en el rostro. Eran tres chicos maravillosos, Jay a pesar de todo lo que había pasado seguía siendo un buen chaval, Olivia nunca había tenido una familia real que la apoyará pero no la necesitaba porque era totalmente fuerte y HeeSeung había tenido tantas comodidades en su vida y aún así seguía siendo un gran chico con gran empatía por los demás.

No podía estar más orgullosa de los tres.

- Muchas gracias, chicos, no era necesario. - dijo por fin la adulta y los dos hermanos solo soltaron una pequeña risa. - Anda, pasen, vamos a merendar todos juntos.

Los adolescentes asistieron y entraron en la casa.

Era donde todo había empezado, donde sus mejores momentos se habían cumplido y donde se había dado cuenta de que todo siempre tiene un lado bueno. Y era agradable estar allí de nuevo.

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bno no mgsta pero quería actualizar ya, así que aquí tienen mis bebés <333

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