El lunes por la mañana, me encontraba guardando los materiales que ocupé anoche mientras hacía tareas. Paola ya se había ido a clases y yo esperaba a que Efraín pasara por mi.
Baje a toda velocidad, esperando encontrar un vaso con jugo de naranja o algún tipo de pan dulce para llenarme el estómago y así poder esperar hasta alguna hora libre para ir a la cafetería.
Afortunadamente, mi madre me dejó un plato con un poco de sandía recién picada así que me dispuse a comerlo rápidamente. En cualquier momento llegaría Efraín y no podía dejar la fruta en la mesa.
De repente, mi celular sonó en la sala; corrí casi resbalándome con la alfombra y me deje caer en el sofá. Efraín me había mandado un mensaje diciendo que no podría pasar por mi, tuvo complicaciones en casa y tampoco asistiría a clases.
No lo culpo, pero ahora caminaré a paso veloz y abrazando mi mochila con fuerza debido a que llevaría el dinero de la feria.
Le tecleé que no se preocupara y que esperaba que se solucionara lo que pasaba, sea lo que sea. Tomé mi mochila rápidamente, las llaves junto a mi celular y salí de casa. Mientras cerraba la puerta guardé mi celular en la mochila y, cuando me aseguré que todo estaba cerrado, comencé a caminar hacia la universidad.
Estaba paranoica, cada vez que sentía a alguien detrás de mi regresaba la mirada para asegurarme que no fuera alguien de aspecto sospechoso.
Abrazaba mi mochila mientras continuaba caminando, en ningún momento baje la velocidad hasta que llegué a la cuadra de la universidad. Me sentí segura por un momento, mi corazón se tranquilizó y mi cuerpo se relajó. Un cosquilleo me recorrió el cuerpo cuando estaba a unos pasos de subir los escalones que me llevaban a la entrada.
Fueron los instantes después de que pusiera un pie sobre el primer escalón que sentí un jaloneo; me aferré a la mochila todo lo que pude mientras que un chico (más o menos de mi edad) me jalaba la mochila con todas sus fuerzas, era muchísimo más alto que yo, pero eso no me impidió pelear por lo que era mío.
Sin embargo, los movimientos del chico parecieron transcurrir en cámara lenta; desde que sacó una navaja de su cinturón hasta guiarla a mi estómago y hacer una rasgadura en él. Una rasgadura que, sí fuera para extraerme algo, harían falta sólo un par de capas más. La sangre comenzaba a escurrirse por mi abdomen, no me di cuenta el momento en el que solté la mochila pero sí sentí la caliente acera bajo mi cuerpo.
Los gritos de los demás estudiantes parecían lejanos, noté unas cuantas sombras frente a mi pero ninguna tenía un rostro. Lo último que vi antes de cerrar los ojos fue el despejado cielo azul que, de no ser por lo que acaba de suceder, hubiera sido el cielo más hermoso que había visto los últimos días.
(...)
Abrí los ojos sintiendo miedo, un constante pitido llenó la habitación en la que me encontraba y una mujer vestida de blanco entró rápidamente a verme.
—Tranquilícese, señorita. Está usted bien, suturamos su herida y en un par de horas le daremos el alta. —mis ojos viajaban de un lado a otro, obviamente estaba en un hospital.
—¿Cómo llegué aquí? —cuestione, sintiendo mi garganta reseca.
—Un profesor llamó una ambulancia, tiene suerte de contar con seguro médico de estudiante. —dijo mientras me servía un vaso con agua. —Le traeré su medicamento, vuelvo en un momento. —asentí y la miré salir de la habitación.
Nunca pensé que algún día utilizaría mi seguro de estudiante. Jamás me sucedía nada; hoy simplemente fue un día malo. Una chica caminando con un montón de dinero, sola, por una ciudad peligrosa, claramente no estaba buscando el peligro pero qué podía hacer más que esperar porque no me sucediera nada.
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El Chico del Abrigo
Fanfiction-¡Espera! Tu abrigo. -Quédatelo, me lo regresas cuando te vea. HISTORIA 100% MIA. CUALQUIER PARECIDO CON ALGUNA OTRA ES PURA COINCIDENCIA. :)