44. "El mismísimo Lucifer"

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Efraín llegó temprano a casa, aún estaba terminando de arreglarme cuando el timbre resonó y la risa de mi madre hizo eco en la planta baja.

Me maquille perfectamente las ojeras que quedaron como consecuencia de los sucesos de anoche y bajé, no quería que se nos hiciera tarde.

—Buenos días, Emma. —saludó Efraín cuando me vio llegar, sonrió pero noté que me miró confundido.

—Te veo en la tarde, mamá. —me despedí de ella con un beso en la mejilla, me dedicó una sonrisa triste y acarició mi brazo.

—Suerte. —nos dijo a ambos y salimos de casa.

Efraín no pronunció ninguna palabra, abrió la puerta de su auto para mí y subí. De alguna manera agradecí que se mantuviera callado por ahora, pero intuía que en algún momento me preguntaría cómo estaba.

Cuando subió a su lado del auto, me dedicó una pequeña sonrisa y avanzó.

—Te compré un capuchino. Salí muy temprano y me tomé el tiempo de hacerlo. —lo tomé ddl porta vasos y le di un sorbo.

—Muchas gracias, lo necesitaba. —le sonreí y fijé la mirada en la ventana, la universidad no estaba tan lejos de mi casa por lo que en menos de diez minutos ya nos encontrábamos en el estacionamiento.

Ambos bajamos del auto y, extrañamente, algunas miradas se posaron en nosotros. Intenté ignorarlas y caminé al lado de Efraín, teníamos la misma clase a esta hora así que nos acompañamos hasta el salón de clases y nos sentamos juntos.

—Tenía un poco de miedo a preguntarte pero... ¿Estás bien? —cuestionó finalmente cuando nos encontramos sentados en nuestro lugar.

—Sí, estoy un poco mejor. Creo. —sonreí a medias y bajé la mirada, segundos después la mano de Efraín estaba tomando delicadamente la mía.

—Sé que apenas nos conocemos, pero puedes contar conmigo. —le sonreí y asentí, me puse a pensar en lo que Alonso me dijo anoche.

"Pues parece que él tiene otras intenciones."

No creía que Efraín quisiera algo más conmigo. Jamás le he interesado a varios chicos, sólo he tenido amigos.

Algunos minutos después, el salón estaba lleno y el profesor entró a impartir la clase. Efraín dio un último apretón en mi mano y la separó, ambos prestamos total atención al profesor que comenzó a escribir cosas en el pizarrón.

Desvió el tema de la clase ya que los demás estudiantes comenzaron a bombardearlo con preguntas sobre el viaje de fin de curso. Era un viaje el cual se llevaba a cabo durante las vacaciones de verano, el año pasado fuimos a la playa y nos alojamos en un buen hotel frente a ella.

—Hey, hey. —comenzó a decir el profesor cuando las voces de mis compañeros quejándose se oían hasta el pasillo.

Contó que este año se tenía planeado ir nuevamente a la playa, pero mis compañeros renegaron diciendo que sería mejor ir a un lugar frío.

—Les recuerdo que ustedes no tienen la decisión, tendrán que hacer una encuesta entre todos sus compañeros y decidir a dónde irán. —murmullos quejándose comenzaron a resonar en mis oídos, Efraín y yo nos mantuvimos en silencio admirando el debate que se estaba armando. —Además, contemplen los gastos que se harán y el dinero que la escuela les otorga.

Sabía que el dinero no era mucho, todos lo sabían.

—¿No podemos hacer algo para multiplicar la inversión? —cuestionó alguien en el fondo, Efraín rodó los ojos y se dejó caer en la mesa.

El profesor lo miró de reojo pero no le regañó, prestó más atención a la pregunta que mi compañero había hecho. Sabía que él no podía decirnos nada sobre eso, él sólo nos impartía la clase de Inglés.

—Arréglense con su profesor de Finanzas, ahora comencemos la clase porque al parecer al joven Efraín le está aburriendo la clase. —mi amigo al escuchar su nombre se enderezó y dedicó una sonrisa avergonzada al profesor.

(...)

Efraín y yo nos encontramos con Mich en el pasillo, íbamos camino a la clase de Finanzas y yo sólo deseaba que el profesor no fuera tan maldito como creí el primer día.

—Es el mismísimo Lucifer en persona. —respondió Mich cuando le cuestioné sobre la personalidad del profesor. —Tenemos que estar callados en todo momento, y si te hace una pregunta debes responderla bien o te baja una décima de calificación final. —solté un suspiro y entré al salón.

Inmediatamente la mirada del profesor se posó en mi, varios de mis compañeros me miraron asustados y veían al profesor de reojo.

—Veo que nadie aquí tiene educación. —dijo dirigiéndose a mi. —Señorita "llego tarde el primer día y entró cuando se me da la gana", veo que a usted no le enseñan nada en su casa. —me mantuve callada y me quedé parada en mi lugar.

—¿Podemos pasar, profesor? —cuestionó Mich detrás de mi mientras Efraín miraba al profesor con odio.

—Pase, Michelle... y compañía. Espero que le pegue sus buenos modales a la señorita. —rodé los ojos mientras me dirigía a mi lugar.

Ser nombrado "el mismísimo lucifer", era quedarse corto.

(...)

La clase con el maestro diablo estaba terminando, no había permitido tocar el tema del dinero mientras nos explicaba un tema que, para él, era más importante que nuestro estúpido viaje.

Todos estaba recogiendo sus cosas y saliendo ordenadamente del aula.

—¿Vamos por un café? —cuestionó Efraín a Mich y a mi.

—Claro, necesito relejarme después de esta clase. —dijo Mich mirando de reojo al profesor que estaba borrando la pizarra.

Los tres caminábamos hacia la salida cuando el mismísimo Lucifer habló:

—Señorita Dacosta, venga un momento. Ustedes dos, espérenla afuera. —ordenó a mis amigos, di media vuelta para encararlo y me acerqué a su escritorio.

Parecía que tenía algo contra mi, lo cual es extraño ya que apenas comenzaron las clases. Tal vez el llegar tarde el primer día no fue para nada de su agrado.

—Con respecto al tema de su viaje al terminar el año, usted se va a encargar. Parece que es lo suficientemente madura como para llegar tarde a clase y tener una relación con un artista, así que veremos si también lo es para llevar una responsabilidad como esta. —lo miré sorprendida, no sabía cómo reaccionar sin que me odiara más de lo que ya lo hacía.

—Pero... —me interrumpió levantando un dedo.

—Nada de peros. Usted sabrá qué hacer para multiplicar el dinero que pone la escuela, hablaré con el director y mañana mismo se lo daré, ¿entendido? Si logra hacerlo bien, le perdonaré el que haya llegado tarde a mi primera clase, y sino... bueno, creo que tendrá el odio de sus compañeros hasta que terminen la carrera. —y dicho esto, tomó su maletín para salir del salón, Efraín y Mich se asomaron y entraron nuevamente cuando notaron que estaba perpleja.

—Creo que necesitarás dos cafés para reponerte. —escuché que dijo Mich mientras me tomaba del brazo y me arrastraba fuera del aula de clases.











N/a. Disculpen que haya tardado demasiado en actualizar, ya me aplicaré jaja. 😔👌🏻✨ En el siguiente capítulo sabremos un poco más de Alonso 😌

El Chico del Abrigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora