El primer día del año usualmente era despertada por Paola con un montón de confeti y serpentinas. Ella decía que era una manera alegre de comenzar el año y recordarnos todos los colores de la vida.
Este año no fue tan diferente debido a que ahora el chico junto a mi me hacía ver todos los colores de la maravillosa vida con tan sólo mirarlo a los ojos.
Me sonrió en cuanto despertó y dio un beso en mi frente.
—Buenos días. —dijo con voz ronca mientras estiraba los brazos y bostezaba al mismo tiempo.
—Buenos días. —le respondí sonriendo.
—Te llevaré a desayunar, prepárate. —volvió a dar un beso en mi frente y se levantó de la cama con dirección a sus cajones para buscar la ropa que se pondría.
De igual manera me puse de pie, busqué mi último outfit guardado en mi mochila y me dirigí a cambiarme al baño. Sonreí al verme en el espejo con la playera de Alonso, me quedaba un poco floja pero fue realmente cómoda.
Después de vestirme, maquillarme y peinarme salí del baño con dirección a la habitación. Escuchaba hablar a Alonso incluso antes de entrar, tenía su celular en el oído derecho mientras caminaba de un lado a otro por la habitación. Al mirarme su rostro se relajó y me invitó a acercarme a él extendiendo su brazo libre así que me acerqué y lo abracé.
—Sí, entiendo. Estaremos allá en unos minutos. —dijo después de unos segundos y terminó la llamada. —Sé que te dije que te llevaría a desayunar, pero nos han citado en la oficina con urgencia. —dijo dirigiéndose a mi.
¿Nos han citado?
—¿Te refieres a los chicos y a ti? —cuestioné confundida, él negó con la cabeza y me tomó de las manos.
—A ti y a mi. —aclaró dejando salir un suspiro. —No me agrada para nada que quieran verte, no te llevaré si no quieres. —no sabía qué responderle, si me habían citado a mi también supongo que es algo importante.
—Iré. —acepté, Alonso hizo una mueca dándome a conocer que no estaba de acuerdo con mi decisión. —Si algo de tu trabajo me incluye y puede afectarte, haré todo lo posible por ti.
—Bien. Después de, lo que sea que vayan a decirnos, te llevaré a casa. —asentí, Alonso acarició mi mejilla y dejó un fugaz beso en mis labios. —Te veo en la sala. —dijo para después salir rápidamente de la habitación.
El beso me había tomado por sorpresa, pero me dejó una sonrisa dibujada en el rostro.
(...)
Alonso y yo estábamos sentados esperando a que los managers aparecieran. Notaba que estaba nervioso ya que no dejaba de mover su pierna ni morder sus uñas.
Después de unos minutos apareció la mujer rubia: Sandra. Se quitó sus lentes de sol para mirarnos seriamente mientras se sentaba frente a nosotros.
—Que bueno que estén aquí, lamentablemente la única que los recibirá seré yo. —cruzó sus piernas y se inclinó hacia el frente mirándonos con los ojos entrecerrados. —Los cité aquí porque hay una nueva orden, el contrato se ha modificado un poco para su... para el beneficio de los chicos. —se retractó mientras sacaba un folder y se lo entregaba a Alonso.
—¿Y por qué estoy solo yo aquí sí también beneficia a los demás? —cuestionó tomando lo que le ofrecía Sandra con desconfianza, la mujer se puso de pie y dejó salir un suspiro para después cruzarse de brazos.
—Porque sólo aplicará para ti esta vez. Pero léelo, y toma tu decisión. —Alonso abrió el folder y comenzó a leer el documento que venía dentro, después de unos segundos miró a la mujer con furia y se puso de pie.
—No pueden obligarme a hacer esto. —alegó aventando el papel a la mesa de centro. —Es una estupidez.
—Si quieres que su carrera siga despegando debes hacerlo. De lo contrario, lamentablemente sólo los conocerán en este país. —Alonso me miró por unos segundos y después regresó la mirada a la mujer parada frente a él. —Piénsalo, háblalo con ella. Tienes diez minutos. —tomó su bolso y salió de la oficina haciendo resonar sus tacones.
Alonso volvió a sentarse en el sofá con las manos en el rostro. Después de unos segundos me miró y tomó mis manos.
—No quiero hacerlo, Emma. No voy a poner en riesgo nuestra relación. Apenas estamos comenzando y yo... yo no quiero perderte tan rápido. —lo miré confundida. —El contrato dice que debemos salir con alguien igual de famoso que nosotros, o aún más, para poder mantener nuestra posición y hacernos más conocidos. —arrugue el entrecejo y miré a otro lado.
—Tienes que hacerlo. —sentencie regresando la mirada a sus ojos azules.
—¿Qué? No. Yo no haré eso. —comenzó a negar con la cabeza. —Emma, respeto nuestra relación y no la echaré a perder por un berrinche de los managers.
—Alonso... Es tu futuro. Piénsalo mejor. —insistí sin dejar de mirarlo, si veía que estaba de acuerdo con lo que debe suceder tal vez lo haga recapacitar. —Además, piensa en los chicos. Ellos también merecen vivir su sueño.
—¡Pueden hacerlo ellos cuatro! —negué con la cabeza lentamente.
—¿Y ya pensaste en tus chicas? ¿En sus fans? ¿Qué pensarán de ti cuando vean que abandonaste la banda por una chica cualquiera?
—No eres una chica cualquiera, eres mi chica. —le sonreí, sus palabras habían tocado mi corazón pero eso no me haría aceptar su decisión. —Emma, no quiero dejarte. —dirigí la mirada al suelo, debe haber una alternativa.
—Pensé en algo, pero... creo que no aceptarás. —le conté mientras me ponía de pie y cruzaba los brazos alejándome unos pasos de él.
—Cuéntamelo. —di media vuelta y solté un suspiro.
—Aparentar. —dije, noté cómo frunció el ceño dándome a entender que no había comprendido a lo que me refería. —Puedes "andar" con la chica en público, pero nosotros aún podríamos vernos. —comenzó a negar con la cabeza.
—Eres la única para mi, Emma. Yo no podría hacerte eso. —me encogí de hombros y volví a sentarme a su lado.
—Alonso, sé que jamás harías algo para dañarme. Confío plenamente en ti, mi felicidad es la tuya y si es la única alternativa para que sigas cumpliendo tu sueño... está bien. —él continuó negando con la cabeza mirando hacia el piso.
—No lo sé. —tomé sus manos e hice que me mirara a los ojos.
—Estaré bien. Ambos estaremos bien. —dejó salir un suspiro y se acercó lentamente hasta que nuestros labios se tocaron.
—Esperemos que esto salga bien. —asentí sonriendo, volvió a darme un beso esta vez más corto que el anterior y acarició mi mejilla. —Prometo que no te arrepentirás, pero tampoco haré que dure mucho. Te daré tu lugar, Emma.
—Ya te dije que confío en ti. Estaremos bien. —ahora él asintió.
Ambos nos quedamos en completo silencio esperando a que Sandra entrara nuevamente a la oficina. En cuanto escuchamos sus tacones resonar no pude evitar ponerme nerviosa, esa mujer imponía respeto y, sin duda alguna, temor.
—¿Y? ¿Qué decidiste? —cuestionó sentándose y retirándose nuevamente los lentes de sol.
Alonso me miró y apretó mi mano para después regresar la mirada a la mujer sentada frente a nosotros.
—Lo haré.
ESTÁS LEYENDO
El Chico del Abrigo
Fanfiction-¡Espera! Tu abrigo. -Quédatelo, me lo regresas cuando te vea. HISTORIA 100% MIA. CUALQUIER PARECIDO CON ALGUNA OTRA ES PURA COINCIDENCIA. :)