"Porfavor hermana, llévame"
"Ellos son los más hermosos"
"Son CD9, valen la pena"
"No te arrepentirás"
Es lo único que escuché toda esta semana por parte de mi hermana menor intentando convencerme de que la acompañara a una firma de autográfos ya que nuestra madre no le permitiría por ningún motivo ir sola a semejante lugar.
—Por favor Emma, lleva a tu hermana. Sabes que ella ama a esos chicos. —trataba de convencerme mi madre mientras me servía el desayuno.
—Má, tengo cosas que hacer ese día. Además, estar en un lugar con muchas chicas con hormonas alborotadas no me agrada. —le dije haciendo una mueca.
—Pero piensa en lo feliz que harías a Pao. —rodé los ojos y solté un suspiro.
—Amo a mi hermana, pero no tanto como para llevarla. —me levanté de la silla llevando mi plato ya vacío al fregadero.
—Porfavor. Haz algo por ella, Emma. —dirigí la mirada a mi mamá quien me suplicaba haciendo un puchero.
—¿Ir por ella a la escuela no es hacer algo? Todos los días paso a recogerla. —mi madre alzó una ceja y bufé rendida. —Lo pensaré. —soltó un chillido de alegría y se acercó a darme un rápido beso en la mejilla.
—Anda y puedes llevar a tu amiga esa... ¿Cómo se llama? —rodé los ojos ante la poca memoria que mi madre suele tener.
—Michelle, mamá. Mi amiga se llama Michelle. —mi madre hizo una seña con la mano restándole importancia al nombre de mi pobre mejor amiga la cual tenía que soportarme todos los días en todas las horas de la Universidad.
—Como se llame. Ella me agrada y es buena influencia para tí. —rodé los ojos y tomé mi mochila dispuesta a irme. —Recuerda pasar por tu hermana.
—Sí, má. —respondí mientras caminaba a la puerta. —Adiós, má. —me despedí y salí de casa no sin antes escuchar a mi madre decir "abrígate Emmy".
No hacía tanto frío, a veces no entiendo la manía de las mamás por pedirnos abrigarnos al salir.
Decidí irme caminando ya que no hacía calor, al contrario. Estábamos iniciando Octubre y el acostumbrado clima otoñal no tardó en hacerse presente.
Amaba el frío, de eso no había duda. Pero algunas veces no me agradaba que mi nariz sufriera. Era un poco desagradable la sensación de frío en mis fosas nasales.
—¡Hey, Em! Ven acá. —escuché que me decían después del sonido de un claxon, me detuve y dirigí la mirada a la persona dentro del auto.
—¿Quieres corromperme? Acabo de iniciar dieta y necesito hacer un poco de ejercicio. —me quejé y noté como mi amiga en el interior del auto rodaba los ojos.
—¿Hablas en serio? Solo son cuatro calles de tu casa a la Universidad, ¿ese es tu ejercicio? —respondió mientras reía. —Además, tú y yo muy bien sabemos que esa dieta se romperá hoy mismo. —la miré seriamente y después de unos segundos ya me encontraba dentro del auto con ella.
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El Chico del Abrigo
Fanfiction-¡Espera! Tu abrigo. -Quédatelo, me lo regresas cuando te vea. HISTORIA 100% MIA. CUALQUIER PARECIDO CON ALGUNA OTRA ES PURA COINCIDENCIA. :)