Cuando llegamos a la ciudad, Jos fue a recogernos a la terminal de autobuses. Alonso iba de copiloto y yo estaba en la parte trasera con la cabeza recargada en la ventana.
Hacía un poco de frío así que me aferré a mi abrigo, comenzaba a sentir mis párpados pesados y conforme el auto continuaba avanzando más sueño me iba dando. Oía como pequeños murmullos las pláticas de mi novio y Jos, incluso cuando intentaban incluirme en su conversación yo sólo respondía con asintiendo o negando con la cabeza a pesar de que no sabía de lo que estaban hablando.
—¿Estás bien, Emma? —me cuestionó Alonso mirando hacia atrás, asentí levemente. —Ya casi llegamos. —anunció a lo que yo volví a responder con un movimiento de cabeza.
En cuanto llegara, avisaría a mi mamá que estaba bien... o tal vez lo haga mañana. Estoy muy cansada como para responder a sus preguntas.
Jos ayudó a bajarme del auto mientras Alonso abría la puerta para mi. Solté un bostezo que contagió a Alonso, nos despedimos de Jos y después de entrar completamente a casa me dejé caer en el sofá.
—¿Tan cansada estás? —me cuestionó dejándose caer a mi lado, pasó su brazo sobre mis hombros y me atrajo hacia él, tomé su mano y en su muñeca sentí los nudos del listón de la pulsera amarrados, no pude evitar comenzar a juguetear con ellos mientras suspiraba.
—Sí. —respondí soltando una risa al final. —¿Te molesta si voy a la cama? —dije con la intención de ponerme de pie, pero Alonso se me adelantó y me cargó en sus brazos llevándome hasta la habitación.
No opuse resistencia, simplemente reí y entrelacé mis manos en su cuello, sosteniéndome. Alonso me depositó lentamente en la cama y se incorporó, me miró sonriente y dio un beso en mi frente.
—Descansa, yo debo hacer unas llamadas. —asentí mientras lo vi desaparecer por la puerta, me descalcé y di media vuelta quedando de lado izquierdo.
No pude pensar en absolutamente nada, porque me quedé dormida inmediatamente.
(...)
Cuando abrí los ojos, los pequeños ronquidos de Alonso sonaron en el ambiente. Gire lentamente para admirarlo, tenía la boca levemente abierta y un brazo sobre su rostro, cubriendo sus ojos. No pude evitar sonreír al verlo durmiendo tan plácidamente.
Fui extremadamente cuidadosa al ponerme de pie, intenté no emitir ningún sonido para no despertarlo y me encaminé al baño. Con el frío, me daban muchas ganas de ir con más frecuencia.
Después de terminar y lavarme las manos y dientes, regresé a la habitación. Me tomó por sorpresa la hora que era, faltaban cerca de veinte minutos para las ocho. No sé si sería prudente despertar a Alonso ya que no sé si tenga algún pendiente o simplemente nos quedaremos en casa este día.
Me resultaba extraño estar sin mi mamá y Paola. Comúnmente alguna de las dos me despertaría gritando que casi era medio día cuando la manecilla chica del reloj no estaba ni cerca del número nueve romano.
Me recosté nuevamente en mi lado de la cama y Alonso comenzó a moverse. Estiró sus brazos y abrió lentamente los ojos acostumbrándose a la luminosidad de la habitación.
—¿Qué hora es? —cuestiono exaltado mientras se ponía de pie y revisaba la hora en su celular. —Se está haciendo tarde, no pude decírtelo ayer porque te quedaste dormida pero hoy tenemos una presentación en un programa de la televisión. —me explicaba rápidamente mientras buscaba ropa en su armario.
—¿Y tengo que ir? —le cuestioné preocupada, él me dirigió una mirada tranquila y se acercó a darme un beso en la frente.
—Claro, si tú quieres. Aunque de verdad preferiría que sí vinieras. —dijo rápidamente y salió de la habitación.
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El Chico del Abrigo
Fanfiction-¡Espera! Tu abrigo. -Quédatelo, me lo regresas cuando te vea. HISTORIA 100% MIA. CUALQUIER PARECIDO CON ALGUNA OTRA ES PURA COINCIDENCIA. :)