18. Concierto

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Alonso y yo caminamos en silencio buscando a los demás chicos y a mi hermana. Mi corazón latía a un ritmo para nada normal desde aquel pequeño momento con Alonso.

Al llegar al estacionamiento vimos a los demás parados junto a una camioneta negra con ventanas polarizadas. Miré a Paola y lucía emocionada. Otras niñas morirían por estar en su lugar y ella lo sabía, pero nunca lo presumiría. Lo que sí es que ambas tememos ser descubiertas y atacadas por la prensa, más yo que ella puesto que ya había un pequeño grupo de niñas en mi contra.

Generalmente hablan de lo pésima que puedo ser para Alonso y lo interesada que piensan que soy. Algunas veces no comprendo el por qué tanto odio a personas que ni siquiera conoces o no conocerás en toda tu vida.

—Apúrense, tórtolos. Ya tenemos hambre. —se quejó Freddy cuando nos vio llegar, rodé los ojos y subí a la camioneta cuando Jos nos abrió la puerta a Paola y a mi.

Alonso se sentó a mi lado, en la parte de en medio estaban Alan y Bryan y en el frente Jos iba como conductor y Freddy como su copiloto. Paola y yo nos miramos confundidas cuando los cinco chicos comenzaron a ponerse gorros y lentes oscuros, así que voltee a mirar a Alonso confundida.

—Sabemos que no quieres que las reconozcan estando con nosotros, así que intentaremos pasar desapercibidos. —me explicó sonriendo.

Volteé a mirar a Paola, ambas nos encogimos de hombros y sonreímos. Sacamos nuestros respectivos pares de lentes y gorras y de igual manera nos dispusimos a utilizarlas.

(...)

Al día siguiente Paola y yo nos encontrábamos arreglándonos para la prueba de sonido. Los chicos habían insistido en que debíamos acompañarlos, darle una experiencia completa a mi hermana por su cumpleaños así que accedimos.

Afortunadamente el día de ayer nadie nos reconoció, o al menos eso creemos. Paola pasó una tarde muy agradable con los chicos y, debo admitirlo, yo también. Jos insistía en dejarnos a Alonso y a mí solos por un momento, pero jamás lo hicimos. Y no sabía cómo reaccionaría si eso pasara, acababa de descubrir un poco mis sentimientos hacia ese chico y no planeaba desarrollarlos más.

—¿Ya casi? —preguntó Jos del otro lado de la puerta en donde nos había alojado. —No tardan en pasar por nosotros.

—Claro, en un momento salimos. —respondí mientras terminaba de cepillar mi cabello, Paola se sentó en la orillas la cama a esperarme y cuando le di  la señal de estar lista abrió la puerta dejándome ver a Jos aún parado junto a él.

—¿Ya están listas? —volvió a cuestionar esta vez obteniendo una respuesta positiva y nos extendió las manos indicando que pasáramos primero hacia la sala. —Debemos apresurarnos, una camioneta estará en el estacionamiento en un par de minutos y nos llevarán al auditorio en donde será el concierto. —mi hermana soltó un pequeño grito de emoción que hizo que Jos volteara a verla con una sonrisa.

—Disculpa, de verdad estoy muy emocionada. —se disculpó sonriendo exageradamente.

—Lo comprendo. Y deberás estarlo ya que te conseguimos lugares en primera fila. Tal vez hasta te subamos al escenario. —Paola volvió a soltar un grito pequeño por lo que le di un pequeño pellizco en el codo.

—Sí, ya. Lo lamento. —Jos soltó una pequeña risa y lo seguimos hasta la salida de su departamento para bajar al estacionamiento y esperar la camioneta.

Estaba comenzando a sentirme un poco nerviosa puesto que habría demasiadas niñas que probablemente me reconozcan e intenten preguntarme cosas como la niña de la última vez. Afortunadamente, creo, esta vez estoy con mi hermana y probablemente ella me defienda de las niñas. Y sí, tal vez sea patético que mi hermana menor me defienda pero ¿qué mejor que una pelea de fan contra fan?

El Chico del Abrigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora