Caminaba junto a Efraín por los pasillos, no compartí ninguna otra clase con Mich en lo que restó del día. En cambio, con Efraín compartí la mayoría de ellas.
—¿Vas a hacer algo en la tarde? —cuestionó aferrando su mano izquierda al tirante de su mochila.
—No, creo que no. —respondí cuando repasé mentalmente mis deberes.
—Me parece excelente. ¿Te gustaría salir a dar una vuelta? También soy nuevo en la ciudad y me encantaría que alguien me la mostrara. —cuestionó sonriendo, su sonrisa era casi tan tierna como la de Jos.
—Sí, supongo que está bien. —acepté sonriendo, en ese instante Mich apareció frente a nosotros mirando a mi nuevo compañero con el ceño fruncido.
—¿Quién eres tú? —le cuestionó señalándolo.
—Efraín, mucho gusto. —extendió su mano para estrechar la de mi amiga quien lo hizo de una manera desconfiada.
—Michelle. —respondió y me miró. —¿Vamos a tomar un café más tarde? —cuestionó ahora mirándome con una sonrisa.
—No lo creo, quedé con Efraín para mostrarle un poco la ciudad. —ella se cruzó de brazos y miró al chico parado junto a mi.
—Puedes venir. Así los tres tomamos un café y nos conocemos mejor. —intervino el chico sin dejar de sonreír con amabilidad, Michelle lo miró de reojo y asintió en mi dirección.
—De acuerdo, los veo allá. —dijo y dio media vuelta para caminar hacia la salida del edificio.
—¿Es así normalmente? —cuestionó Efraín parándose frente a mi, negué con la cabeza sonriendo avergonzada.
—¿A qué hora nos vemos? —cambie de tema para no explicar el extraño comportamiento de mi mejor amiga.
—Paso por ti, ¿te parece? —se encogió de hombros sin dejar de sonreír.
—Claro. —acepté sonriendo. —Dame tu número y más tarde te doy mi dirección. —intercambiamos números y, después de unas cuantas palabras y sonrisas, caminamos hacia la salida.
(...)
Cuando llegué a casa, Paola estaba mirando televisión y mi mamá estaba en la cocina preparando la comida.
—Ya llegué. —anuncie dejando mi mochila en el sofá.
—¿Por qué tardaste tanto? —cuestionó mi hermana sin dejar de mirar la pantalla del televisor.
—Estaba platicando con un chico nuevo. —esas palabras fueron suficientes para que Paola volteara a mirarme con el ceño fruncido.
—¿Un chico nuevo? —cuestionó y asentí.
—Saldré con él más tarde. Es nuevo aquí y me pareció buena idea mostrarle la ciudad. —conté cuando me senté a su lado.
—Bien. Pero ningún chico tendrá mi aprobación más que Alonso. —le di un golpe en la frente y me puse de pie.
—Efraín sólo es mi amigo. —aclaré y comencé a subir las escaleras.
Cuando mi hermana mencionó a Alonso recordé que me llamaría. Estaba nerviosa, claro, pero intentaría seguir con mi día normal y, cuando él llamara, estaría bien.
Realicé rápidamente mis apuntes, anoté en mi agenda los libros que debería conseguir este semestre, le mandé la dirección de mi casa a Efraín y posteriormente me dirigí al baño para darme una ducha. Mis pendientes no eran muchos, los libros podría conseguirlos mañana o incluso hoy mismo mientras le doy un recorrido a Efraín por el centro.
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El Chico del Abrigo
Fanfiction-¡Espera! Tu abrigo. -Quédatelo, me lo regresas cuando te vea. HISTORIA 100% MIA. CUALQUIER PARECIDO CON ALGUNA OTRA ES PURA COINCIDENCIA. :)