Cuando abrí los ojos, palpé a mi lado buscando el cuerpo de Alonso... pero no estaba. Me puse de pie y, como no traje mis pantuflas, caminé descalza sobre el frío piso de madera.
Abrí la puerta sobresaltando a Alonso quien venía con un vaso de unicel en la mano.
—Salí a comprar un jugo. —me avisó y lo extendió hacia mi. —Es de zanahoria y naranja... espero que te guste. —le sonreí y tomé el vaso.
—No tenías que hacerlo. —dije antes de darle un sorbo a la bebida.
—Pero quería. —sonreí y volví a entrar a la habitación con Alonso detrás de mi. —¿Quieres salir a dar la vuelta? Pensaba que podíamos quedarnos aquí y ver un poco de televisión... o podemos ir a comprar lo que no pudimos tomar ayer. —me cuestionó mientras se dejaba caer de espaldas en el cómodo colchón.
—Me gustaría salir a comprar lo que nos hizo falta. Creo que a Paola le gustaría mucho una libreta decorada artesanalmente. —dije mientras me calzaba los tenis.
—De acuerdo, pero primero... —dijo gateando en la cama hasta hacerme caer de espaldas junto a él, su rostro estaba a centímetros del mío y sus ojos me miraban con un hermoso brillo.
—¿Quieres dormir otra vez? —le cuestioné nerviosa, él sonrió y me dio un corto beso.
—Sólo quiero estar más tiempo a solas contigo. —dijo acostándose en mi pecho, mi corazón latía frenéticamente y sólo esperaba que no pudiera escucharlo. —Me gustaría quedarme aquí todo el tiempo contigo. No quiero regresar a la realidad. —solté un suspiro y comencé a acariciar su cabello.
En realidad, yo tampoco quería regresar a la ciudad. Quería pasar más tiempo con Alonso, estar así, tan tranquilos sabiendo que no tendríamos que lidiar con nada ni nadie, pero tarde o temprano tendríamos que enfrentar nuevamente la cruel realidad.
—¿Nos vamos? Si continúas acariciándome el cabello así me quedaré dormido. —sonreí y asentí, se acercó para darme un corto beso en los labios y se puso de pie para caminar con dirección a la puerta. —Te veo en la sala. —me dijo antes de desaparecer.
(...)
Caminábamos nuevamente entre los pasillos, esta vez había menos gente que ayer lo que nos hacía más fácil caminar y observar los puestos de artesanías.
Alonso se había encargado de pagar el día extra cuando salimos, la propietaria nos había encontrado cuando íbamos saliendo y nos miró con gesto confundido y aliviado al mismo tiempo. Dijo que le había parecido extraño que nadie le entregara las llaves de su propiedad, pero quiso esperar hasta hoy para ver lo que había sucedido.
—¿Qué opinas de esto? —me cuestionó Alonso mientras me mostraba un llavero, tomó un extremo y lo dividió a la mitad. —Tal vez parezca cursi, pero yo quiero uno. —sonreí y me acerqué a mirarlo, era un típico llavero con forma de corazón.
—De acuerdo, llevémoslo. —Alonso asintió y se acercó al chico vendedor para decirle que lo llevaríamos, mientras tanto me entretuve mirando más cosas.
Habían sacacorchos, libretas y plumas con el nombre del pueblo y un paisaje, además de playeras, gorras, pequeñas cabañas y figurillas de la comida típica.
Caminé unos cuantos puestos más adelante mientras Alonso pagaba y me encontré con unas pulseras tejidas. Me llamaron mucho la atención puesto que tenían nombres grabados en una pequeña placa de plata, y eran muy coloridas.
—De la que le interese le doy precio, señorita. —me dijo un amable señor sonriendo.
—Muchas gracias. —sonreí, imaginé a Paola sonriendo mientras se la entregaba, así que decidí comprar una y pedirle al señor que le grabara su nombre.
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El Chico del Abrigo
Fanfiction-¡Espera! Tu abrigo. -Quédatelo, me lo regresas cuando te vea. HISTORIA 100% MIA. CUALQUIER PARECIDO CON ALGUNA OTRA ES PURA COINCIDENCIA. :)