35. "Sólo tienes que quererme mucho."

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Los chicos tenían razón, cerca de cuatro horas más tarde Alonso salió velozmente del edificio.

—Esa chica está comenzando a irritarme. —dijo señalando detrás de él. —Y Sandra está más loca que nunca. —los chicos se acercaron a él y le dieron palmadas amistosas en la espalda.

—Sandra siempre ha estado loca. —dijo Jos, los demás asintieron dándole la razón.

Bajé del auto y me acerqué a abrazarlo. Me sonrió y abrió sus brazos para mi.

—Me alegra que estés aquí. Eres lo único bueno en mi vida. —dijo en mi oído, pero al parecer los chicos lograron escucharlo porque comenzaron a quejarse.

—¡Cursi!

—¡Ya, ridículo!

—¡Me das diabetes!

—¡Que empalagoso!

Me separé de él y fue directamente a molestarlos. Los chicos reían y yo no hacía más que mirarlos sonriente, hasta que di media vuelta y vi a Cristal saliendo del edificio. Colocó sus lentes oscuros y volteó hacia donde estábamos, acomodó su cabello y caminó a paso seguro hasta estar parada junto a mi.

—Aww, son lo mejor. Quisiera una amistad como la suya. —sonrió y volvió a retirarse sus lentes para mirarme sorprendida. —Oh, no te había visto... ¿y tú eres? —cuestionó frunciendo el ceño, me crucé de brazos y retrocedí un par de pasos.

—Ella es mi novia. —pronunció Alonso acercándose rápidamente hacia mi y pasó su brazo sobre mis hombros. —Mi verdadera novia. —recalcó, noté cómo Cristal fingía una sonrisa, me miró de arriba hacia abajo sin disimular y me sentí insignificante.

—Mucho gusto. —dijo finalmente. —Me voy. Recuerda, Alon, que mañana debemos salir a comer. Lo prometiste el día que me llevaste a casa. —hizo un puchero mientras se acercaba coquetamente a mi novio.

Sentía que la sangre me hervía, pero no intenté nada. En cambio, Alonso retrocedió.

—No lo haré, estaré con Emma todo el día. —sentí cómo me acercó a él lo más que pudo, Cristal rodó los ojos pero sonrió.

—De acuerdo. Ya veremos cómo se toma esto Sandra. —dijo para después dar media vuelta e irse.

—No te atrevas a pedirme que la lleve a cenar, ¿de acuerdo? —protestó Alonso incluso antes de que pronunciara una palabra, estaba a punto de decirle que debería hacerlo cuando habló. —Te dije que quería pasar tiempo contigo y eso haré.

—Bien. —pronuncie soltando un suspiro, él me sonrió y dio un pequeño beso en mis labios.

—Vámonos, debes estar muy cansada. —entrelazó su mano con la mía y volteó a ver a sus amigos. —Los veré luego. —se despidió sonriendo.

—Claro, tiene novia y nos hace a un lado... ¡Que la pasen bien! —dijo Jos intentando hablar bajo, reí y seguí a Alonso hasta su auto.

(...)

Una vez en su casa me dejé caer en el sofá. Mi espalda dolía y mis piernas temblaban. Me sentía extrañamente agotada, tal vez fue el estar esperando a Alonso tanto tiempo.

—¿Quieres tomar un baño? Pareces cansada. —me cuestiono sentándose a mi lado pasando su brazo sobre mis hombros.

—Un poco, sí. —admití sonriendo y cerrando los ojos. —¿Qué tal la sesión? —rodó los ojos y hundió su rostro en mi cuello.

—Odiosa. La sesión y Cristal. Ambas fueron odiosas. No paraba de decir que nuestro amor era verdadero y que esperaba pronto formalizar aún más nuestra relación. —dijo sin separarse de mi, su aliento chocaba contra mi cuello provocando que cada vello de mi cuerpo se erizara. —Quería mandarla al diablo enfrente de todos. —soltó una pequeña risa y me abrazo por la cintura.

El Chico del Abrigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora