32. Fotografía

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Un par de semanas después, me encontraba en la universidad renovando mi inscripción. Michelle estaba formada frente a mi mientras le contaba todo lo que me había sucedido en vacaciones y explicándole por qué Alonso salía con una modelo castaña.

—Estuve a punto de tomar mi auto y conducir hasta encontrarlo para romperle su angelical rostro cuando vi que comenzó a subir fotos con esa... esa linda muchacha. —sonrió falsamente provocando que soltara una risa.

Cristal es la chica que ha estado saliendo últimamente con mi chico.

Justo el día en el que me trajo a casa y Sandra le mostró el contrato, le mandó en un mensaje una foto junto al número de la que sería su nueva novia. La actuación comenzó al día siguiente, cuando me contó que se verían en un restaurante para desayunar y conocerse, ahí mismo le dejaría claro que sólo lo estaba haciendo por contrato ya que estaba en una relación y no planeaba echarla a perder.

Debo admitir que me sentí nerviosa, especialmente cuando me llamó hasta las nueve de la noche. No sabía cómo sentirme o qué pensar al respecto, se suponía que sólo desayunaría con ella y terminó contándome que fueron al cine, a comer, a dar una vuelta por la plaza y después la llevó a casa.

Intenté no sonar insegura e intenté dibujar mi mejor sonrisa a pesar de que él no me veía. Sé que yo fui la que lo incitó a realizar todo esto, pero estaba comenzando a desagradarme que ande con alguien que no sea yo.

Tal vez suene como una novia psicópata, pero no puedo controlar mi inseguridad. Sé que Alonso es un caballero y jamás le faltaría el respeto a lo que hay entre nosotros, aunque esté en el dichoso contrato.

—Sé que te sientes mal, pero ya verás que después no necesitará a esa castaña huesuda. —miré mal a mi amiga por decirle así a la chica, aunque en realidad la chica sí está muy delgada.

Alonso me contó que ella estaba trabajando en una agencia de modelaje muy prestigiada en la ciudad, así que supongo que su figura se debe a las presiones y exigencias de la agencia.

—Confío en él, Mich. Sé que no me lastimaría. —le dije mientras la fila avanzaba y yo preparaba los papeles que debía entregar a los directivos que tenían una cara de fastidio.

—Eso espero, porque no dudaré en tomar a mi bebé y conducir hasta donde vive para golpearlo. —le sonreí y rodé los ojos.

(...)

Un par de horas después, me encontraba fuera de la escuela de Paola. Las miradas de distintas niñas aún continuaban posándose en mi, pero con menos frecuencia debido a que ahora la chica que tenía toda su atención era la supuesta actual novia de Alonso.

—¡Emma! —gritó Paola mientras corría hacia mi. —Alonso vendrá a casa, me ha avisado. —dijo murmurando cuando llegó a mi lado.

—¿De verdad? ¿Por qué no me avisó a mi? —mi hermana rodó los ojos y comenzó a caminar.

—Intenté llamarte durante mi descanso pero tenías el celular apagado. —fruncí el ceño y lo saqué de mi bolso, efectivamente estaba apagado y la batería vacía aparecía en la pantalla.

—Se me terminó la batería. —Paola me miró con los brazos cruzados. —¡Oye! No podía estar todo el tiempo en la fila platicando únicamente con Mich.

—¿Ya viste la foto de Alon y... Cristal? —me cuestionó mirando al suelo, sabía que estaba jugando a no pisar las grietas ya que se le veía muy concentrada... o nerviosa.

—Eh, no. —admití sintiendo una extraña sensación recorrerme. —¿Debía? ¿Es algo malo? ¿Un rumor? —Paola se detuvo y me miró por unos segundos para después reanudar su camino.

El Chico del Abrigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora