05. Convivencia

1.4K 126 10
                                    

A la mañana siguiente comencé a pensar en cómo debería contarle a mi hermana lo sucedido con uno de sus ídolos. O con tres de ellos.

Acomode mi cuarto y posteriormente me aventé a la cama recién hecha. Tomé mi celular y me fui directo a Twitter pensando en si debería seguir al chico, sé que él me ayudará a que mi hermana entre a la dichosa convivencia pero... No lo sé, no me parecía apropiado.

Finalmente me decidí, tenía que tener algún medio por el cual debería comunicarme con él por si las cosas se ponían feas en la convivencia. No quería que mi hermanita la pasara mal, al contrario.

Me fui al área del buscador y comencé a teclear Alonso Villalpando, e inmediatamente me aparecieron varias cuentas dedicadas a él y su cuenta personal. Lo seguí y minutos después me siguió de vuelta seguido de un mensaje privado.

¿Eres la chica del café?
Tienes mi número, no hables por aquí.
10:06 am

Me desconcertó un poco su petición, pero finalmente guardé el número que me dio y decidí hacerle una llamada. No sabía qué o porqué había tomado esa decisión, pero ya no había marcha atrás puesto que ya había respondido.

—Hola. —dijo del otro lado de la línea. —Supongo que traerás a tu hermana, ¿no es cierto? —sonreí inconscientemente.

–—Eh... Yo... Sí. —golpeé mi frente. —Aunque, si no puedes no hay problema, no quiero causar un inconveniente o algo por el estilo.

No, no, no. No causarás nada, tranquila. —dijo y de fondo escuché las voces de los otros chicos molestándolo. —Las veré aquí en tres horas, quiero darle un obsequio a tu hermana. —asentí, pero inmediatamente volví a golpearme la frente por ser tan estúpida.

—Bien, de acuerdo. Nos vemos allá. —dije y colgué inmediatamente.

¿Qué demonios me pasa?

Nunca había hecho tantas estupideces en tan poco tiempo.

Después de maldecirme internamente por algunos minutos decidí que ya era hora de enfrentar a mi hermana. Debía contarle cómo había conseguido llevarla a esa convivencia. Sería más fácil decirle una mentira, pero nunca le había mentido a Paola.

Inhalé profundamente y salí de mi habitación, afortunadamente Paola iba caminando por el pasillo así que le llamé.

—¿Qué ocurre? ¿Por qué estás arreglada tan temprano? —cuestionó mientras tallaba sus ojos.

—Tengo que decirte algo, entra. —le indiqué mientras le hacía una seña con la mano, ella me obedeció desconfiada y cerré la puerta cuando ya se encontraba sentada en la orilla de mi cama.

No encontraba cómo comenzar a contarle que había conocido a uno de sus ídolos, y que ese mismo chico me había prestado su abrigo un año atrás. No quería que mi hermana se volviera loca y comenzara a atacarme o algo por el estilo.

—Escucha, no quiero que te pongas histérica ¿de acuerdo? Esto que te voy a contar no puedes decírselo a ninguna de tus amigas. —ella me miró con una ceja alzada pero asintió.

—Ve al punto, Emma. Quiero desayunar. —rodé los ojos.

—Bien, de acuerdo. —suspiré. —Te llevaré a la convivencia de los chicos que te gustan. —mi hermana abrió la boca sorprendida, intentaba pronunciar algunas palabras pero lo único que salía de su boca eran balbuceos.

—¿Tú? ¿C-Cómo? —logró pronunciar. —Ya tenían a todas las ganadoras, es imposible que hayas conseguido un lugar para mi. ¿Acaso me estás haciendo una broma cruel? —dijo poniéndose a la defensiva mientras me apuntaba con su dedo índice.

—Para nada. —le respondí y me dirigí a mi armario para sacar el abrigo del chico de ojos azules. —Esto... Es de Alonso Villalpando. —le mostré, ella se cruzó de brazos y me miró con una sonrisa, como si creyera que le estaba mintiendo.

—Sí, claro. —dijo y comenzó a reírse. —Tú misma me dijiste que lo habías comprado. —me recordó.

—Sí, lo hice. Pero era mentira, estábamos rodeadas de niñas hormonales, ¿querías que todas se lanzaran sobre mi e intentaran quitármelo? Esto es cierto, Paola. Él me lo dio. —mi hermana rodó los ojos y estuvo a punto de salir de la habitación. —Te lo demostraré, pero primero debes arreglarte. —ella volvió a cruzarse de brazos.

—Bien, lo haré. Pero si estás loca yo no te cuidaré. —rodé los ojos y le hice una seña indicando que saliera, finalmente lo hizo y me dejó sola.

Bien, si no me cree supongo que será más fácil demostrárselo estando allá.

(...)

Había decidido llevar a Paola en autobús al lugar en el que sería la convivencia puesto que Michelle estaba ocupada,además de que no deseaba explicarle todo esto puesto que también traía el abrigo que el chico me había dado aquella vez.

—Espero que esto no sea una broma, Emma. Porque te odiaría para toda la vida. —dijo sin voltear a mirarme.

—Me creerás cuando lo veas. Sé que después de esto me amarás para toda la vida. —mi hermana me miró con los ojos entrecerrados y volvió la mirada al exterior.

Después de algunos minutos llegamos a la parada del autobús, la plaza en la que sería la convivencia estaba a un par de calles de aquí así que iríamos caminando lo que restaba de camino.

—Aún no entiendo por qué estamos aquí a esta hora, la convivencia es dentro de un par de horas más. —decía ella mientras seguíamos caminando, había decidido guardar silencio y esperar a que ella viera con sus propios ojos que no la engañaba.

Repentinamente mi celular sonó, en la pantalla de leía el nombre de Alonso Villalpando, así que le dediqué una sonrisa maliciosa a mi hermana y respondí la llamada.

—¿Sí, Alonso? —dije remarcando su nombre provocando que mi hermana rodara los ojos.

—¿Ya están aquí? Convencí a los chicos de escaparse conmigo para que veamos a tu hermana en una convivencia privada. —abrí los ojos sorprendida, nunca creí que unos chicos como ellos fueran a hacer algo como esto  por una de sus fans.

—Eh, sí. Estamos cerca, de hecho en la entrada de la plaza. —le informé mientras miraba alrededor por si él se encontraba cerca.

—Bien, nos vemos en el restaurante cerca de Mc'Donalds.

—De acuerdo. —le respondí y terminé la llamada, Paola continuaba mirándome esperando el momento en el que le dijera que todo esto era una broma. —Bien, ya están allá. ¿Vamos?

—¿De verdad crees que me tragaré esa? ¿Cómo crees que Alonso Villalpando te va a llamar? —se burló para después comenzar a reírse estruendosamente.

Me limité a responderle con un encogimiento de hombros y entré a la plaza siendo seguida por Paola quien aún no paraba de reír. Conforme nos íbamos acercando al lugar en el que el chico me había indicado comenzaba a sentirme tensa, aún no me sentía a gusto por haber aceptado la invitación de éste chico tan fácilmente.

Finalmente habíamos llegado, y no sabía cómo demonios encontrarlo. ¿Sólo debía entrar y ya? ¿Él estaría ahí esperándonos? La mirada de mi hermana estaba puesta en mi, esperando el momento en el que me de por vencida y volvamos a casa. Y de verdad estaba a punto de hacerlo, pero no porque le estuviera mintiendo sino porque no me causaba mucha confianza estar con esa clase de chico y aprovecharme de su amabilidad.

—¡Hey! Hola. —me quedé congelada cuando escuché su particular voz.

Dirigí la mirada a mi hermana quien tenía la boca exageradamente abierta por la impresión.

—Vengan, pasen. Los chicos están dentro, están listos para conocerte. —le dijo a mi hermana guiñando un ojo.

Ella aún no salía de su shock, y yo tampoco.














N/a. Hola, disculpen por tardar en subir capítulo. Y también les pido una disculpa por el capítulo, sé que no es lo mejor pero ya verán que en el siguiente le echaré muchas ganas.
Gracias por leer. ❤️✨

El Chico del Abrigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora