Durante Año Nuevo con los chicos, me ofrecí a preparar algo para la cena, pero ellos se negaron con la excusa de que yo era la invitada y no podía preocuparme por nada.
Al poco rato llegaron las novias de Freddy, Bryan y Jos. No pude evitar sentirme incómoda ante sus miradas, y al parecer Alonso lo notó ya que me mantuvo cerca de él toda la noche.
Todas las chicas parecían salidas de alguna revista de moda. Tenían su cabello largo y perfectamente cuidado, su cutis era envidiable y traían muchísimas cosas costosas. No podía evitar sentirme fuera de lugar, las chicas parecían estar al nivel de sus novios mientras que yo sólo era una estudiante universitaria.
—¿Te sientes bien? —me cuestionó Alonso cuando me guió a la cocina de la casa que los chicos habían rentado para hoy. —Estás un poco nerviosa, ¿no es así? —asentí levemente con la cabeza avergonzada.
—No pude evitar darme cuenta que ellas parecen estar a su nivel... ¿Por qué te fijaste en mi? —pregunté sin pensar, no quería que pensara que era alguien insegura de sí misma.
En mi propio círculo social nunca me había sentido así. Pero ahora, en un nuevo mundo, parece que soy sólo un objeto diminuto en una casa. Aquel objeto que sólo tienen ahí porque no lo encontraron durante la limpieza y no pudieron deshacerse de él.
—Emma, te quiero. No hay una razón exacta del porqué, sólo lo siento. Lo sentí desde la primera vez que te vi. —dijo tomándome de las manos. —¿Lo recuerdas? Fui tan torpe. —ambos reímos y yo asentí.
—Lo recuerdo. —me aferré a él en un abrazo, sentir los latidos de su corazón me tranquilizaba de una manera inimaginable. —También te quiero. —podía quedarme así con él todo el día, pero estábamos intentando festejar un nuevo año con sus amigos y sus novias.
Al poco rato volvimos a la sala tomados de las manos, todos nos miraron pero después continuaron en lo suyo.
La cena concluyó sin ningún tipo de situación incómoda. Me fui con Alonso a su departamento mientras los chicos se repartían las habitaciones del lugar. Alonso sabía que yo no estaría cómoda con todas esas chicas ahí, así que decidimos irnos.
(...)
Alonso preparaba la habitación de invitados para él ya que a mí me dejaría su habitación con la excusa de que descansaría mejor ya que su cama era más grande. No sabía qué decirle, no quería invadir su espacio pero también sabía que él no me permitiría dormir en la pequeña habitación. No quería que creyera que estoy apresurando las cosas sí le pido dormir con él, aunque sé que él no haría nada que yo no quisiera.
—Espero que no pases mucho frío, lo único malo de mi habitación es que es demasiado fría por las noches. —informó mientras dejaba otro par de edredones en el pie de la cama.
—Gracias, de verdad. —agradecí, dudando por un momento en si debería pedirle quedarse conmigo. —¿Crees... Te gustaría quedarte conmigo? —le cuestioné finalmente frotando mis brazos ya que entraba una pequeña ráfaga de aire frío por algún lugar provocando que mi piel se erizara.
Alonso me miró confundido, se acercó a mí sonriendo y asintió.
—Por supuesto, si no te molesta. —negué inmediatamente con la cabeza.
—Es tu habitación, deberías poder dormir aquí. —me senté en la esquina mirándolo, se acercó y se arrodilló frente a mi.
—No quiero hacerte sentir incómoda. —negué sonriendo. —Bien, entonces iré a ponerme la pijama y volveré enseguida. —dio un beso en mi frente para después dirigirse a su armario y tomar un pantalón y una playera blanca junto a un par de calcetines del mismo color.
Salió de la habitación no sin antes dedicarme una última mirada y, posteriormente, me dediqué a cambiarme la ropa. De igual manera utilicé la pijama que traía en mi mochila, me vestí lo más rápido posible esperando que en ese lapso de tiempo Alonso no entrara a su habitación.
Una vez ya vestida, salí a buscar el baño. Debía lavarme los dientes, cepillar mi cabello y amarrarlo para que no amaneciera hecho un nido de pájaros.
Miré a ambos lados antes de salir por si Alonso se estaba cambiando por ahí, una vez que no lo vi cerca caminé hacia el baño pero, justamente doblando en la esquina del pasillo que daba a la habitación que estaba buscando, apareció Alonso derramando un vaso de leche tibia sobre mi.
—No puede ser cierto. —se quejó corriendo a dejar el vaso y regresando rápidamente junto a mi. —¿Estás bien? ¿No te quema? —negué inmediatamente con la cabeza.
—Estoy bien. —aclaré despegando la blusa de mi piel, debo admitir que es un poco incómoda la situación pero me hizo recordar a la primera vez que lo vi.
—Ten, creo que... la vas a necesitar. —dijo mientras se sacaba su playera y me la entregaba. —Lo lamento mucho, Emma.
—No te preocupes, muchas gracias. —le sonreí tomando la playera y caminé rápidamente al baño para no mirar mucho su abdomen.
Me deshice de mi blusa y me dejé caer en el frío azulejo del baño.
No pude evitar sonreír al mirar la playera de Alonso entre mis manos. Recordé la primera mirada que cruzamos aquel día, cuando por accidente derramó mi café sobre mi, cuando me entregó su abrigo y me ofreció acompañarlo a comprar uno.
Miles de imágenes de Alonso sonriendo, abrazándome y mirándome me cruzaron por la mente. La sonrisa estúpida que poseía en estos momentos probablemente es la muestra definitiva de que este chico es lo mejor que me ha pasado en la vida. Nuestros caminos se entrelazaron por accidente, y un año después me encontraba en su casa, a punto de dormir a su lado.
Me puse su ropa, lavé mis dientes y cepillé mi cabello. Me miré por última vez en el espejo y salí con dirección a la habitación.
Alonso estaba acostado mirando al techo con una nueva playera de color negro. Al mirarme sonrió apenado y me invitó a sentarme a su lado.
—Espero que no se nos haga costumbre esto. No planeo derramar ninguna otra bebida sobre ti, lo juro. —ambos reímos y nos quedamos mirando por lo que pareció una eternidad.
Miré sus labios y después sus ojos, sabía que él me quería, y sabía que yo lo quería a él profundamente.
Lentamente me acerqué, sentía su respiración rozar mi piel hasta que finalicé la distancia que nos separaba. Nuestros labios se movían en sincronía haciendo el momento maravilloso. Podía sentir los latidos de su corazón y los míos al mismo tiempo. Acarició mi mejilla durante el primero beso que sin duda recordaría para toda mi vida.
Cuando nos separamos no hice nada más que aferrarme a su torso.
—Te quiero, Emma. Y no sabes cuánto. —dijo en mi oído haciéndome sonreír.
—Y yo a ti, muchísimo. —lo miré con mi rostro a centímetros de su barbilla dejando un beso de paso. —Muchísimo. —le repetí para volver a aferrarme a él.
Ambos nos acostamos así, abrazados. Ninguno se dio cuenta el momento en el que nos quedamos dormidos, pero sin duda algo había cambiado esta noche. Tal vez nuestra relación había tomado un poco más de seriedad, o nos dimos cuenta de la intensidad de nuestros sentimientos el uno por el otro.
N/a. Decidí compartirles esa canción porque la estaba escuchando mientras escribía esto último. Me gusta muchísimo, espero que a ustedes igual. ✨
Gracias por leer:)
Pd. Ya se viene el drama, jsjs.
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El Chico del Abrigo
Fanfiction-¡Espera! Tu abrigo. -Quédatelo, me lo regresas cuando te vea. HISTORIA 100% MIA. CUALQUIER PARECIDO CON ALGUNA OTRA ES PURA COINCIDENCIA. :)