Cuando llegamos al terreno que Alonso mencionó, Michelle se encargó de llamar a los dueños. Puso en altavoz la llamada y ella y Alonso se encargaron de negociar con la pareja.
Efraín y yo los mirábamos a lo lejos; ninguno de los dos se sentía apto para mantener una conversación de ese tipo, mucho menos para intentar regatear el tiempo y precio de la renta.
—Él era tu novio, ¿verdad? —me cuestiono Efraín de repente, no lo miré y sólo asentí como respuesta. —Se nota que aún te quiere.
—No quiero hablar de eso. —lo corté ferozmente, no me parecía prudente hablar de Alonso cuando lo tenía a cuatro metros de distancia.
—De acuerdo. —accedió y pasó su brazo sobre mis hombros, no le tomé importancia puesto que anteriormente lo ha hecho pero cuando noté la mirada de Alonso sobre nosotros no pude evitar alejarme de él.
Escuché a Efraín soltar un suspiro audible y después reír. Lo mire confundida, ¿qué le parecía tan gracioso?
—Sabía que se pondría celoso. —dijo en voz baja, le di un golpe en el brazo y volteó a mirarme. —Te dije que aún te quería, y esa mirada asesina que me lanzó acaba de confirmarlo. —miré a Alonso discretamente, aún mantenía una conversación al celular.
—Deja de hacer y decir estupideces. —dije de mala gana, no quería que las cosas se pusieran incómodas durante el camino de regreso con Alonso.
—De acuerdo, disculpa. —accedió y en ese momento Mich y Alonso se unieron a nosotros. —¿Y bien? —cuestionó, sus miradas parecían nerviosas pero en cuanto mi amiga sonrió supe que todo estaría bien.
—Lo logramos. Debo admitir que este chico hizo casi todo el trabajo. —Alonso se encogió de hombros e intentó sonreír.
—Ya hay fecha y accedió a rebajar el precio de la renta. —informó después de soltar un suspiro. —Ahora podrán encargarse de todo lo demás.
—Gracias por la ayuda. —le dije sin mirarlo directamente a los ojos.
—No hay de qué. —respondió casi cortante, intenté mirarlo pero parecía distraído con su celular. —Disculpen. —dijo y después se alejó a hacer una llamada.
Hace unos instantes parecía el Alonso amigable que conocí, pero ahora parecía molesto. ¿Se habrá enojado porque Efraín me abrazó?
—Creo que hice que se enojara. —susurró mi amigo ganándose un golpe en las costillas de mi parte, soltó un quejido y se alejó lo más que pudo.
—Ahora debemos encargarnos de todos los puestos, pondré folletos en las pizarras de los pasillos. Tal vez así logremos que algunos nos brinden apoyo. —asentí a la idea de Michelle sin dejar de observar a Alonso de reojo, se frotaba el cabello constantemente y caminaba de un lado a otro sin dirigir la mirada hacia acá.
Efraín y Michelle continuaban hablando, no lograba incluirme en su conversación puesto que había perdido el hilo de ella. Sólo podía pensar en cuánto tardaría Alonso en volver a ser amable, o en todo caso qué podía hacer para ponerlo feliz nuevamente.
—Emma, ¿qué opinas? —cuestionó Mich pasando su mano frente a mi, me daba vergüenza admitir que no los estaba escuchando así que fingí que lo había hecho.
—Sí claro, suena bien. —respondí sonriendo débilmente al final.
—¡Perfecto! Entonces cuando te lleve de regreso a casa no olvides decírselo. —abrí los ojos sorprendida, ¿había aceptado pedirle algo a Alonso? —Efraín y yo nos vamos, me llevará a casa para comenzar a llamar personas. —asentí distraída, mi amiga dio un beso en mi mejilla y comenzó a alejarse, se despidió de Alonso cuando pasó a su lado y no esperó a Efraín.
—No escuchaste lo que dijo, ¿verdad? —habló el chico junto a mi. —Tuvo la gran idea de pedirle un concierto a... ellos. Tienes que decírselo. —me quedé pasmada, no podía negar que era una gran idea si queríamos incluso triplicar o cuadriplicar el dinero.
—No sé si eso sea bueno. —reflexione después de unos segundos, seguro todo el dinero recaudado caería en manos de la disquera.
—Propónselo, él te dirá si se puede hacer o no. —dio unas palmadas en mi hombro y se alejó, cuando pasó a un lado de Alonso le dio una amistosa palmada en la espalda a manera de despedida.
Me quedé mirando a Alonso, no le quito la mirada de encima a Efraín hasta después de unos segundos, luego de un breve intercambio de palabras más al teléfono terminó la llamada. No sabía cómo comportarme con él ahora que Efraín me había dicho que se había puesto celoso, pero tampoco lograba comprender cómo era que él lo sabía. Supongo que entre hombres se conocen mejor, ¿no?
—¿Te llevo de vuelta a casa? —cuestionó Alonso cuando llegó a mi lado, su mirada no se fijó en mi sino en el suelo.
—Claro. —acepté, me sonrío brevemente y caminamos en silencio hacia su auto.
Pensaba en cómo preguntárselo, ¿aceptaría? ¿O simplemente se negaría y no me daría explicaciones?
Cuando llegamos junto a su auto abrió la puerta para mi, de acuerdo supongo que es una señal que me indica que no está tan molesto como creí. Llego a su lado unos segundos después y lo puso en marcha; todo esto en un silencio que me ponía ansiosa y nerviosa al mismo tiempo.
—Quería preguntarte algo... —dije después de reflexionarlo unos segundos, Alonso estuvo a punto de echar el auto a andar pero decidió dirigir su mirada a mi.
—Te escucho. —dijo tranquilamente, cosa que me puso aún más nerviosa.
—Mich me lo dijo, pero no lo había entendido, entonces Efraín me lo aclaró y... —noté cómo rodó los ojos ante la mención del nombre de mi amigo, lo ignoré y continué explicándole la situación. —Michelle cree que, si existiera la posibilidad de que ustedes dieran un concierto en nuestra feria, incluso tendríamos más dinero del esperado. —Alonso arrugó el entrecejo y dejó salir un suspiro, a juzgar por su rostro creo que lo tomé por sorpresa.
—Es muy difícil arreglar un concierto. Y creo que el dinero sería mucho menor al que esperan si tomamos en cuenta que Sandra se encargará de cobrarles hasta el agua que bebamos. —ahora rodé yo los ojos ante la mención de Sandra.
—Entiendo, de igual manera no esperaba que fuera posible. —dije intentando ocultar mi decepción.
Ambos nos quedamos callados por lo que pareció una hora. Me dediqué a observar los rayos de sol que comenzaban a teñir de un color rojizo las nubes, en el cielo lograban distinguirse un par de estrellas brillantes y las personas comenzaban a salir de sus casas a tomar un poco de aire fresco ahora que el sol estaba a punto de irse.
—¿Qué hay entre tú y Efraín? —pronunció Alonso cuando puso el auto en marcha, creo haber escuchado mal así que me tomé mi tiempo para digerir cada una de las palabras que el chico a mi lado había pronunciado.
—¿Son celos esos que detecto? —intenté bromear a la vez que esperaba que contestara con la verdad, mi corazón parecía querer salirse de mi pecho cuando Alonso soltó una pequeña risa.
—Pues claro que sí, sería un mentiroso si te lo negara después de mi comportamiento. —no me atreví a mirarlo después de su declaración, quería sonreír pero en cambio me mordí el labio por dentro y dejé salir un suspiro.
—No hay nada. Somos amigos y siempre lo seremos. —respondí a su pregunta, sentí su mirada a mi lado pero mantuve la mía fija en el pavimento.
—Encontraré la manera de ayudarles en su feria. Te lo prometo. —pronunció después de unos minutos, esta vez sí lo miré y él me sonrió de una manera tan hermosa que me provoco sonreírle de vuelta.
Estos pequeños momentos con Alonso son los que me hacen extrañarlo cada día de una manera inimaginable.
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El Chico del Abrigo
Fanfiction-¡Espera! Tu abrigo. -Quédatelo, me lo regresas cuando te vea. HISTORIA 100% MIA. CUALQUIER PARECIDO CON ALGUNA OTRA ES PURA COINCIDENCIA. :)