16. Regalo

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—¿No piensas ir? ¿Qué tal que no son los chicos que conoces? —llamó mi atención Mich, ya que me había quedado perdida en aquel grupo.

—Obviamente son ellos, Paola no se hubiera levantado felizmente a abrazarlos. —terminé mi helado y me dirigí a tirarlo a un bote de basura cercano, miré hacia dónde estaba Paola y pude apreciar las caras de los chicos.

Especialmente la de Alonso, nuestras miradas se encontraron por breves segundos así que me dirigí de regreso con Mich.

—¡Él te vio! —me gritó susurrando. —Tienes que ir. —comencé a negar inmediatamente con la cabeza.

—Por supuesto que no, Mich. No quiero más problemas. —ella rodó los ojos.

—Eres una completa tonta. —susurró pero comenzó a arrastrarme. —Si no vas por ti misma, yo te llevaré. —intenté poner resistencia pero Mich era más fuerte que yo así que terminé junto a los chicos.

—Ah, ahí está. —pronunció mi hermana cuando Michelle me dejó junto a Alan.

—Hola, mucho gusto. Me llamo Michelle y soy la mejor amiga de Emma. —se presentó estrechando la mano de cada uno de los chicos.

—Hola, Michelle. Nosotros... —comenzó a hablar Alan pero ella lo interrumpió.

—Sí, por supuesto que sé quiénes son. Son CD9, la banda favorita de esta pequeña. Que por cierto, ¡es su cumpleaños! —mi hermana sonrió incómoda mientras Michelle aplaudía con entusiasmo.

—Lo sabemos, por eso estamos aquí. —dijo ahora Jos entregándole una pequeña caja a mi hermana. —Nos costó un poco de trabajo conseguirlo, pero en cuanto supimos de tu cumpleaños juntamos todo lo que teníamos y decidimos obsequiarte esto. —mi hermana los miró con una sonrisa en el rostro y comenzó a abrir la caja.

Notaba cómo le brillaban los ojos y sentí una pequeña punzada en el pecho. Me sentía culpable por haber retirado a sus chicos de su vida por todo un mes, aunque ellos habían buscado la manera de volver a verla porque después de todo ella no tiene la culpa de mis decisiones.

—No puedo creerlo. —chilló de alegría y comenzó a abrazar a todos los chicos. —No puedo creer que hayan hecho esto por mi.

—Es todo un placer, nena. —dijo Alan abrazándola.

—Hay seis boletos en esa caja. Son cuatro de avión para que vayan a la ciudad y regresen a casa, además de dos boletos en primera fila para nuestro concierto del próximo fin de semana. —las lágrimas recorrían las mejillas de mi hermana.

—No tenían que hacerlo. —pronunció con la voz entrecortada pero los abrazó nuevamente y se quedó con Alan.

—Por supuesto que sí. Eres una niña increíble que jamás contó que estuvo con nosotros o subió algo a las redes sociales. Te mereces esto y más. —le dijo ahora Alonso hincándose frente a ella para abrazarla nuevamente.

—Esperamos verte ahí. No hay ninguna excusa puesto que es sábado y ya te tenemos todo resuelto. —Paola asintió a las palabras de Freddy y limpió las lágrimas que aún recorrían sus mejillas. —También esperamos que Emma sea la que te acompañe. —todos voltearon a verme, excepto Alonso.

—Yo... No sé. —respondí nerviosa.

—No tendrás algo que hacer, Emma. Acompáñala. —dijo Mich dándome un pequeño golpe en el hombro.

—Mamá no me dejará ir si tú no vas conmigo. —por primera vez en este mes Paola me miraba suplicando.

—De acuerdo. —accedí, puesto que no quería romperle más su corazón, mi hermana merece esto y más de mi parte.

El Chico del Abrigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora