El incidente en la parada de autobús me atormenta durante mucho tiempo y me quita el sueño, de modo que, a la mañana siguiente, me escondo entre las sábanas y dejo que la alarma suene por varios minutos, ya que no dormí lo suficiente.
No le conté a mis padres lo que sucedió, ya que su respuesta a las cosas que me preocupan siempre es: tuviste la culpa. No quería pelear, así que evité mencionarlo.
—¡Solem, tienes que ir a la escuela! —replica mi madre, cuando ingresa a mi habitación y me quita las sábanas de un tirón.
—No quiero ir —respondo con pereza.
Hace caso omiso a mis súplicas y abre mi armario para sacar el primer conjunto de ropa que encuentra.
—Si crees que puedes faltar después de estar en riesgo de reprobar química, estás muy equivocada.
Me levanto de golpe.
—¿Cómo lo...? —Intento justificarme, pero no encuentro las palabras adecuadas que puedan desvanecer su enojo.
—Lo vi en la página de la escuela. El profesor tiene los resultados de tu último examen simulacro y son negativos. Seguramente te pareció gracioso ocultarnos algo tan importante.
Mierda, olvidé que los padres tienen acceso a ese tipo de información.
—Iba a decírtelo... —me excuso—, pero no estabas en casa.
—No quiero que escondas secretos, Solem.
—Está bien.
—Somos familia y nos contamos todo, ¿entiendes?
Siento un nudo en mi garganta tan desagradable que me dan ganas de gritarle. Quiero decirle todo lo que contuve durante todos estos años solo para no agobiarla con "problemas innecesarios" como ella les llamaba.
Pero no sirve de nada intentar dialogar con una mujer que nunca me escuchó.
Mi hermano pasa cerca de mi habitación y le pide a mi madre que caliente su desayuno otra vez porque odia la comida fría.
—¡En diez minutos quiero que estés lista! ¡Tu hermano tiene entrenamiento y no voy a tolerar que llegue tarde por tu culpa! —ordena, antes de marcharse.
Una mujer que siempre grita y nunca escucha.
Suelto un suspiro cansino.
Agarro la ropa que mamá dejó encima de mi cama y la tiro dentro del armario porque no me gusta el conjunto que eligió. Siempre uso ropa holgada de colores insípidos. He querido usar colores vivos con detalles bonitos en las mangas como los que usan las porristas cuando no llevan su uniforme, pero no tengo tanta seguridad en mi misma y me agobia pensar que, al menos en mi cuerpo, ese estilo se ve fatal.
Sigo a mi hermano hacia la parada de autobús, y después de diez minutos, por fin llega el transporte escolar. Alexán se queda con sus amigos ocupando los últimos asientos y yo elijo uno de los primeros. La ventana es mi lugar preferido.
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INVIERNO/ Finalizado✔️
Teen FictionSe dice que aquellas almas destinadas a encontrarse se reúnen en un oasis lleno de paz y amor. Ambos crean un vínculo sumamente fuerte que supera cualquier teoría sobre afecto entre seres humanos. Y este año, dos almas con una radiante flama inte...