Aquí vamos otra vez.
Respiración agitada, manos sudorosas, pies fríos, cara sonrojada y malestar estomacal.
Todo a la vez.
Me pongo mis auriculares e intento desaparecer las voces y miradas que hay a mi alrededor. Cada día es más difícil mantenerme estable y fingir que todo está bien.
Nada está bien dentro de mi mente. Todo es un completo caos. Una tormenta furiosa que arrasa con mis pensamientos racionales.
Las porristas están celebrando en el pasillo la última victoria del equipo con carteles y papel de colores. Parece que soy la única que tiene la sensación de que se está ahogando por culpa de todo este alboroto. Tantas personas. Tantas miradas. Tantos pensamientos que me provoca todo esto.
Avanzo por el pasillo con dificultad, ya que hay muchas personas aquí y me falta el aire.
Mi hermano aparta a todos los que hay a su alrededor con una sonrisa y empieza a gritar el lema del equipo para apoyar el vitoreo de las porristas. Por culpa de esto, sus amigos saltan y gritan con fuerza para llamar la atención. Todos se alborotan y termino aplastada en la puerta de uno de los casilleros sin poder moverme.
Algunos me pisan y otros me empujan, así que el resultado de eso se manifiesta mediante una horrible sensación de muerte. Maldita sea, si no salgo de aquí, me pondré peor. Estoy sudando mucho y sé que tengo la cara muy roja.
Mi boca se seca y empiezo a sentir un fuerte dolor de cabeza. Aparto a los pocos que tienen la decencia de cooperar. Otros simplemente me ignoran y no se mueven.
De pronto siento el tacto suave de alguien que se aferra a mi mano. Busco al responsable entre el montón de personas y cuando me encuentro con unos brillantes iris verdes que me observan con preocupación, dejo escapar el aire que contuve.
—West —murmuro con cierta alegría cuando se acerca y me cubre de los demás.
—¿Estás bien? —pregunta y aparta a los demás de un empujón—. Este lugar es muy ruidoso.
Aprieto mis labios y bajo la mirada.
—Me siento mal... —confieso.
West toma mi mano con firmeza y empieza a quitar a las personas que están enfrente de nosotros para que yo pueda pasar sin ningún problema. Algunos lo miran mal, pero no le importa. Hace todo lo posible para que esto sea rápido y yo agradezco que sea considerado.
Casi nunca pido ayuda con respecto a mi estado de ánimo, pero en este momento siento tantos malestares que me obligan a hacerlo.
Él se mantiene firme a pesar de las quejas de los demás por la forma tan brusca en la que los quita y no permite que ninguno me empuje o intente acercarse mucho.
—¿Por qué siempre apareces en los momentos más desafortunados? —pregunto.
—También me lo pregunto —dice con una sonrisa.
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INVIERNO/ Finalizado✔️
Teen FictionSe dice que aquellas almas destinadas a encontrarse se reúnen en un oasis lleno de paz y amor. Ambos crean un vínculo sumamente fuerte que supera cualquier teoría sobre afecto entre seres humanos. Y este año, dos almas con una radiante flama inte...