Capítulo 42

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Un mes después de la desaparición de West, comencé a sentirme desesperada porque nadie me daba respuestas a pesar de que Bleing, Zev y yo lo buscamos desesperadamente por toda la ciudad

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Un mes después de la desaparición de West, comencé a sentirme desesperada porque nadie me daba respuestas a pesar de que Bleing, Zev y yo lo buscamos desesperadamente por toda la ciudad. Como fui la última en verlo, me sentía culpable por no recordar más detalles de esa última noche que pudieran ayudarnos con su búsqueda. 

Ni siquiera podíamos contactar a Caín porque ninguno de los tres estaba familiarizado con él y también había desaparecido. Bleing intentó comunicarse con su padre, pero al parecer el número era inexistente, y al parecer, dejó su cargo como político. Era un suceso extraño, pero confiábamos en que West estaría bien. 

Pasamos día y noche pegando folletos con el rostro de West por toda la ciudad. Esperamos pacientemente llamadas que jamás llegaron. Hicimos una difusión por redes sociales que no tuvo mucho éxito. 

Y de esa forma, continuamos buscándolo hasta que la noche del veinticinco de diciembre, Caín apareció en la entrada de mi casa con una expresión cansada y una pequeña maleta de color blanco. Tenía nieve en los hombros y la cabeza como si hubiera estado afuera durante horas, pero no parecía molestarle. 

—Entra —dije de inmediato y le ayudé a quitarse su chaqueta—. Te hemos buscado. ¿En dónde has estado?

Caín se sentó en las escaleras con mucha pereza.

—Sé quién tiene a West —dijo de repente—, pero no sé en dónde está. No sé… No sé. Mi plan es buscarlo y traerlo con vida. Perdón por no haberte contactado antes, pero… Estaba procesando algunas cosas y… Planeando. 

Me senté a su lado.

—¿Quién lo tiene?

—Nuestro padre lo secuestró. ¿Conoces al político llamado Jason Edevane? 

—Sí, he escuchado sobre él. 

Se recargó en la pared.

—Si lo ves, dale un puñetazo de mi parte. 

—Así que… ¿Vas a buscarlo?

—Me voy está noche. 

—¿A dónde? 

—Inglaterra. Italia. México. Colombia. Mi padre siempre quiso vivir en esos países. Supongo que estará en alguno. Buscaré incluso debajo de las piedras si es necesario. 

—Quiero ayudarte a buscarlo, ¿que debo hacer?

Negó con la cabeza.

—Te digo esto porque no quiero que te frustres por lo sucedido, no porque quiera tu ayuda. Lo agradezco, pero el mundo de la mafia es despiadado y no quiero que te relaciones con algo así. Yo he vivido aquí toda mi vida, así que conozco las trampas y trucos de los gangsters, de modo que sabré cómo defenderme. —Puso su mano en mi hombro y sonrió—. Continúa con tus estudios y yo te mantendré informada.

INVIERNO/ Finalizado✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora