Capitulo 31

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Muchos dicen que tienes que perdonar para sanar

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Muchos dicen que tienes que perdonar para sanar. 

Pero no estoy de acuerdo. 

No cuando esa persona te ha hecho tanto daño que apenas si logras levantarte de la cama. No cuando quiere acabar contigo y con las personas que amas.

Ya no creo en el perdón. Creo en el karma, pero si el karma tarda, entonces creo en la venganza. 

Porque haré lo que sea necesario para mantener a West con vida y lejos de este mundo. Haría todo, incluso traicionar a la organización más poderosa de Nueva York y unirme a Clover. 

Sé que es cuestión de tiempo para que Magnus se de cuenta que estoy trabajando en secreto y lejos de la organización. Por eso cité en la biblioteca pública de Nueva York a la única persona que tiene su debilidad.  

Mientras lo esperaba en una de las mesas más alejadas de la entrada, le envié un mensaje a Megan preguntando sobre Magnus y Phoenix, el cual respondió al instante.

Escuché que Magnus te va a exiliar y Phoenix estará al mando. 
Te vio entrar a la biblioteca.
Estás ahí, ¿no?

Estoy aquí. 
Tengo lo que quieren. 

Mucho cuidado y sal de ahí tan
pronto como tengas el USB. 
No olvides proteger al chico también.

Avísame si hay cambios.

—¿Por qué me llamaste? —preguntó alguien detrás de mí.

Guardé mi teléfono para darme la vuelta y ver al chico rubio con una camiseta de su equipo de fútbol americano. Parece que viene de una práctica muy dura. 

—Tardaste mucho, Alexán  —dije con seriedad.

—Terminemos con esta mierda —ordenó.

—Lo haremos, pero quiero que respondas lo siguiente: ¿alguien te ha seguido últimamente?

Alexán se sentó enfrente de mí y apretó los puños.

—Sí, lo hicieron. ¿Eran tus hombres o los de ese gangster?

—Son los hombres de Clover y se aseguraban de que no le entregaras el USB a nadie más. Incluso ahora nos vigilan para que yo no intente traicionarlos. 

Alexán sacó el USB de su bolsillo y me lo lanzó.

—No quiero que me involucren nunca más en sus asuntos. He tenido pesadillas desde que Bethany me obligó a ser parte de su plan. 

—Mi hermana te amaba —respondí.

—Si realmente me amaba, no me habría involucrado —replicó entre dientes—. Esa zorra no tenía corazón para nadie que no fuera su familia  y eso me quedó claro cuando no le importó joder mi vida. 

INVIERNO/ Finalizado✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora