Capitulo 30

754 68 56
                                    

Alexán y yo dejamos nuestras maletas cerca de la entrada cuando llegamos de nuestra clase de box y tan pronto como cruzamos por la cocina, un delicioso aroma a mantequilla llegó a nosotros

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Alexán y yo dejamos nuestras maletas cerca de la entrada cuando llegamos de nuestra clase de box y tan pronto como cruzamos por la cocina, un delicioso aroma a mantequilla llegó a nosotros.

Allen está horneado pan y en otro recipiente mezcla uvas con crema de naranja. Levanta la mirada cuando se da cuenta de nuestra presencia y sonríe.

—Llegaron más rápido de lo que pensé —dijo. 

Alexán se acercó al recipiente de uvas con crema de naranja y engulló una. 

—No sabía que se te daba bien la cocina.

—Sé lo básico —respondió y luego se giró hacia mí—. ¿Quieres probar lo que preparé? 

—No tengo hambre —respondí, tajante. 

—Puedo preparar lo que sea que quieras comer. 

—Estoy bien —respondí.

—Si necesitas algo más, avísame. 

El teléfono de Alexán empezó a sonar, por lo que tuvo que salir a responder la llamada que parecía urgente y lo bastante privada como para asegurarse de que ninguno de nosotros dos escuchara. Allen y yo nos quedamos solos otra vez. 

—No soy tu enemigo y no estoy aquí para atormentarte —confesó en un suspiro.

—Ah… —murmuré sin ganas.

—Quiero disculparme. 

Los ojos de Allen son inexpresivos a pesar de que está “arrepentido”. No me sorprende, es la misma mierda del pasado. 

West tiene una mirada noble y llena de ilusión. Allen tiene una mirada sombría y está lleno de secretos. 

—¿Puedo confesarte algo? —Su semblante cambió y ahora sí parece arrepentido. Creí que no tendría la decencia de demostrar algo de humanidad.

Me senté muy lejos de él, pero no pude sostener su mirada. 

—Cuando éramos niños solía ser muy inmaduro. Años después, mi madre murió y eso empeoró mi comportamiento. Lo que te hice en aquel entonces fue terrible. Lo acepto y estoy arrepentido. Sin embargo, no espero que me perdones y finjas que nada ha sucedido. Quiero tu perdón, pero pienso ganármelo. Seré bueno contigo —aseguró con un tono de voz calmado.

En aquel entonces sucedió algo que me marcó de por vida y destrozó toda la confianza que tenía en mi misma. Nunca perdonaré eso. 

He luchado tanto por olvidar, pero ahora es imposible, porque la persona que lo provocó está enfrente de mí, lleno de arrepentimientos y con la esperanza de que olvide todo aquello que condicionó mi comportamiento.

Las heridas que te provocan las personas que una vez te odiaron nunca sanan por completo. Ellos continúan con su vida y tú tienes que aprender a vivir con el desastre que hicieron de ti. 

INVIERNO/ Finalizado✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora