Capítulo 35

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SOLEM DAGGAR.

Cuando mis padres llegaron el domingo en la noche, la casa estaba impecable gracias al equipo de limpieza que Allen contrató para que nadie se diera cuenta que ahí había ocurrido una fiesta. Tan pronto como dejaron sus maletas en la sala comenzaron a contarnos que Alemania era un lugar bonito y lleno de cultura. 

Después de que nos enseñaran todas las fotografías y los recuerdos que nos habían traído, Alexán se llevó a Allen y a mi padre al jardín trasero para practicar sus pases, pues el siguiente mes tendría un importante partido de futbol americano y quería practicar. 

Mamá y yo nos quedamos solas.

—Mamá, ¿puedo preguntarte algo? —inquirí, pero ella no me hizo caso porque seguía viendo sus fotografías—. ¡Mamá!

Levantó la vista y sonrió. 

—Ah, Solem… Creí que habías ido con tu hermano. 

—Quiero decirte algo.

Antes de intentar cualquier otra cosa tenía el deber de decirle a un adulto que Allen me estaba molestando y que me sentía incómoda con él en nuestra casa. Pero no sabía como iba a reaccionar. Además, aún estaba el secreto que Alexán me reveló en las escaleras. 

—Desde luego, cariño. ¿Qué tienes en tu linda cabecita?

—Allen… —empecé a decir y ella se interesó en mí de inmediato con la simple mención de su nombre—, ayer me ató manos y pies y… Me empujó a la piscina para que me ahogara. 

Mamá me observó sin desvanecer su sonrisa.

—Oh… ¿Solo eso?

—¡No! —espeté—. Me ha estado molestando desde que llegó y también provocó un accidente en el centro comercial. ¡Tiene una rara obsesión conmigo y me da miedo! 

—Solem. —Cerró los ojos y suspiró—. No está bien que difames a un buen invitado como Allen. 

—¿Bueno? ¡Intento matarme! —vociferé—. No lo había querido decir porque tenía miedo, pero Allen me da miedo y ya no me siento segura en mi propia casa cuando sé que en cualquier momento podría hacerme daño. 

—Solem, a veces pensamos mal de las personas porque no las conocemos bien… 

—¿Por qué lo defiendes tanto? —cuestioné con seriedad—. ¿Por qué no me crees?

—Es que… Siempre te quejas de todo, y francamente, ya me cansé de tus berrinches. 

Fue entonces cuando comprendí que el secreto que me había contado Alexán era cierto. Tenía que serlo, de lo contrario, no comprendía por qué mamá lo glorificaba tanto. 

—¿Es verdad que quieres una boda? —pregunté de repente. 

Mamá se sobresaltó. 

—¿De que boda hablas, hija? —Soltó una risita nerviosa. 

—Alexán me contó que tienes planeado que ambos nos casemos para que tu puedas obtener un buen trabajo. 

—Solo fue una broma pesada, hija. No te tomes todo tan en serio, yo nunca…

—Será mejor que lo olvides —la interrumpí—. Porque yo lo odio más que a nadie en este mundo y si un día intentan emparejarme con él, preferiría morir.  

Su mirada se ensombreció y azotó las manos en la mesa. 

—¡Estoy harta de tus malditos berrinches! —espetó—. Tu no entiendes la gravedad del asunto porque aún eres una niña. Solo estoy haciendo todo esto para que la familia esté bien. 

INVIERNO/ Finalizado✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora