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-En el 2222 un mesías apareció en la tierra en medio del Caos y la guerra, cinco meteoritos cayeron rodeando el lugar de su nacimiento y fue el único que sobrevivió al accidente, se cuenta que una voz recorrió la tierra en ese instante diciendo: "el hijo del cielo ha llegado"

-ese mesías y esos meteoritos trajeron al mundo algo nunca antes visto y dentro de ellos había unas toxinas espaciales que daban poderes que no tardaron en denominar: "Carcina" por el lugar donde se detectó el primer caso de algo relacionado con estas toxinas.

-mucha gente no obtuvo sus poderes y un credo apareció, supuestamente liberaban los poderes de la gente, cosa que era cierta.

Bien, entremos aún más en contexto, muchos años después, mucha gente poseía poderes, sin embargo, no había algo así como "héroes" que luchasen contra quién usase sus poderes para causar el "mal"

La sociedad los había normalizado y los utilizaba para todo tipo de fines, pero aquél credo que despertaba poderes ya había desaparecido de la faz de la tierra, o eso pensaban todos.

Nos situamos cuando ese credo ya había sido purgado y todos sus templos destruidos.

-bueno, entonces nos vemos esta tarde ¿no?-dijo un chico joven hablando con dos chicas en una universidad-yo ya he quedado en verme con Aren luego y tenemos que terminar el trabajo que nos mandaron.

-claro, ¿5:30?

-claro, nos vemos.

La gente que estaba hablando, a excepción del chico no tenía poderes, el chico era un huérfano que sobrevivía a base de bienes y becas, de pelo negro de 1,80 más o menos y no muy musculoso.

Esa misma tarde, cerca de las ruinas de uno de los templos:

El sol ardía resplandeciente sobre el cielo azul y la gente disfrutaba del día en la playa, allí estaban reunidas las dos chicas y el chico llamado Aren.

-¿dónde está Helge?

-sé ha enfermado, pero dijo que pasásemos por su casa para hacer el trabajo-este nuevo individuo, Aren era distinto a Helge, aún más alto, con cuerpo muy definido pero también de pelo negro.

Siguieron a Aren a la casa de Helge pero solo había un solar.

-realmente siento lo que va a pasar, Dios perdone el pecado del asesinato-murmuró Aren.

-¿aquí vive Helge?

-No exactamente, pero está aquí todas las tarde.

-espera Aren, ¿este no es el solar en el que se escucha un piano todas las tardes aunque no haya nada ni nadie?

-este es, entrad porfavor.

Así hicieron, el solar era todo hierba mala que había crecido con el tiempo y algún que otro árbol.
Pero allí donde antes no había nada, donde estaría la puerta del templo este se dejó ver y la ilusión que lo ocultaba dejó de funcionar con las dos chicas.

-espera, este templo, debemos llamar a la policía ahora mismo, deben derribarlo.

-No prefieres mejor saber por qué derribaron estos templos.

-espera, no me digas que... ¡Aren!

Aren las agarró del brazo y las tiró adentro, al círculo central del templo, un por la cristalera el sol de la tarde se apagaba y vieron a un chico que empezó a tocar el piano con una melodía melancólica y fúnebre.

Otro más estaba sentado sobre un trono en la parte en donde iría la cruz en una iglesia normal.

-vaya, así que habéis venido, perfecto. Aren, inicia la ceremonia.

Aren dibujo distintos signos en el suelo alrededor del suelo y el chico del piano comenzó a tocar una melodía diferente y muy extraña, el sol empezó a caer y la puesta de sol llegó, la luz reflectó en la cristalera y junto al ocaso donde había dos personas en el círculo ya no había nadie.

-perfecto, Aren, deja que pasen los nuevos fichajes.

-vale, pero antes, ¿no se preocuparán de su ausencia?

-está claro que no, solo eran marionetas de un sistema podrido, nadie echa en falta a esa gente, son solo monedas de cambio.

El credoWhere stories live. Discover now