47

2 1 0
                                    

A las siete de la tarde, ese mismo día:

-Hola Agamenón.

-Júpiter, ¿Cuanto tiempo llevas aquí?

-Media hora.

-Tómate las cosas con más calma, no vaya a ser que te fuerces más de lo que tú blando cuerpo te permite.

-Esperó que eso no fuese un intento de hacer gracia por tu parte.

-No lo era, porfa no me pegues.

El punto de teletransporte se activó y ambos marcharon a la misión, aparecieron en un edificio en medio de la nada, parecía encontrarse en el desierto estadounidense, aunque el mundo estaba lleno de desiertos por lo que no podían saberlo con certeza.

El edificio tenía forma cuadrada y pequeña por lo que parecía un trastero reforzado, fuera no había guardias para no levantar sospechas de los colonos que se acercasen con curiosidad o de los saqueadores de la zona.

-Según la información es un búnker-Dijo Júpiter.

-Me convertiré en un insecto para entrar, en el documento decía claramente que el edificio tienen una pequeña brecha por la pared de atrás, hay distintos escáneres que detectan cualquier tipo de vida pero están fuera, después estás tú, te abriré la puerta desde dentro e irás reduciendo todos los escáneres y armas posibles.

-¿Cómo piensas librarte de los primeros guardias que te encuentres?

-Reduce esta pistola silenciada de tamaño sin reducir su capacidad de matar, cuando entre les dispararé y volveré a mi forma humana, ¿Eso te vale?

-Supongo que si, vamos allá.

Agamenón se transformó en un insecto como dijo y voló hacia la brecha, Júpiter se quedó detrás de una duna de arena observando la puerta.

Cuando llegó a la brecha Agamenón siguió el mapa que había memorizado y llegó hasta dentro de la edificación, todo era tecnológico dentro, la luz era potente y no había puntos ciegos, había, eso sí, una trampilla que daba a las escaleras del sótano, el lugar al que tenían que llegar.

Los dos guardias estaban en pie en dirección a la puerta y de vez en cuando se decían algo, Agamenón se volvió humano y estos se dieron la puerta pero no les dio tiempo a reaccionar por lo que fueron asesinados.

Abrió la puerta desde el pequeño panel utilizando una de las manos de los guardias y Júpiter salió de su escondite para ir hacia allá.

-Bienvenido.

-Tardaste mucho, pensé que te habían matado.

-No digas eso, un bicho ruin no muere nunca.

-Eso es cierto.

-Bueno, terminemos la misión, odio el desierto con todo mi ser.

-Yo odio la arena.

-Vamos allá, esa gente no se matará sola.

Júpiter sacó de su mochila un cuchillo que parecía estar a más de mil grados.

-Vaya vaya-Dijo Agamenón-Una mausquerramienta misteriosa que nos ayudará para más tarde.

Júpiter se rió y procedió a hundir el cuchillo en la trampilla, hizo la figura de un círculo cortando y lo arrancó, dejó en el suelo el círculo y ambos bajaron la escalera.

-No hay guardias, sospechoso.

-Mantente alerta, nunca sabemos lo que puede atacarnos.

Ambos procedieron a adentrarse sigilosamente en la instalación, parecía un hotel, pasillos con habitaciones a ambos lados y un ascensor.

-¿Vamos?

-No podemos meternos ahí, tomemos las escaleras de servicio.

Eso hicieron, bajaron escaleras hasta que llegaron a la parte más baja del edificio, el piso al que debían llegar.
-Ningún guardia, no lo entiendo.

Júpiter se agachó e introdujo un dispositivo por el cerrojo de la puerta.

-No hay nadie aquí.

-¿Crees que escaparon?

-Eso es imposible.

Júpiter abrió la puerta y ambos pasaron a la sala, parecía una iglesia.

-¿Qué mierda es esto?

-Estoy tan sorprendido como tú, mándale el reporte al jefe junto con el plano de la instalación.

-Voy.

Siguieron caminando, todavía no había llegado a la habitación que buscaban.

-Esa es, final del pasillo del último sótano.

-Tengo curiosidad por ver quién es el que ha montado estas instalaciones.

-Si te digo la verdad, yo también.

El credoWhere stories live. Discover now