El credo

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Todos los miembros del credo se encontraban despidiéndose del primer equipo, este estando formado por Helge, Adriel y Aren que se disfrazaron y se teletransportaron a la torre para iniciar el ataque.

Aparecieron cerca de la recepción, es decir, en el punto de teletransporte.

-Buenos días-El recepcionista los saludó-Sus identificaciones por favor.

-Por supuesto, aquí tiene-Cada uno enseñó su carne de la agencia.

Pasó los carnés por una máquina que se quedó leyéndolos por un tiempo.

-Que raro, esto no es usual, quizás la máquina se rompió.

Helge, Adriel y Aren se miraron unos segundos, era probable que los descubriesen.

El recepcionista llamó por otra máquina y se la llevaron, pasó las tarjetas de nuevo, esta vez se iluminó de un color verde.

-Siento la tardanza, ya pueden pasar, parece que era un error, adelante.

La puerta se abrió automáticamente y entraron a la instalación, tomaron el ascensor para bajar a uno de los sótanos donde se encontraban los archivos, al haberse disfrazado de operadores técnicos nadie sospechaba nada.

Lo cierto era que habían asesinado a los otros técnicos asaltándolos por la calle, estos habían sido elegidos porque vivían solos, así que nadie se preocuparía por ellos.

Los tres se acercaron a la base de datos central, toda la información que necesitaban se encontraba protegida por múltiples sistemas digitales de protección, en resumen, que no podían hacer nada.

-Dudo que haya alguien capaz de ayudarnos con esto-Murmuró Helge.

-El objetivo siempre fue destruir, no borrar, dificultar más no impedir puesto que sería imposible.

-así ya empieza engañando, no me imagino que clase de atrocidades llegarán después-Pensó Aren-Puedo detener esto, ¿Pero qué pasará con nosotros? ¿Nos matarán?

Adriel abrió una placa del ordenador e implantó dentro una pequeña bomba a control remoto.

-Aquí inicia el final caballeros, prepárense para la lucha.

Equipo 2:

Valentina, Verónica y Ricardo se dirigieron a la sala central de defensa en uno de los sótanos, estaban disfrazados de guardias por lo que no les pasaría nada, caminaron entre la multitud como si fuesen parte de ellos y de vez en cuando soltaban pequeñas minas con forma de monedas.

Se dividieron, Ricardo fue a los cañones, Verónica a los escudos y Valentina a las alarmas, obviamente Ricardo no cumplió su parte pero las otras dos si, cosa que este aprovechó para delatarlas.

-¡Guardias, guardias! ¡Están desactivando el sistema de defensa! ¡Rápido!- Tres uniformados acudieron a la llamada del traidor y comprobaron que lo que decía era cierto, igualmente detuvieron a los tres y volvieron a activarlo todo.

Ricardo pidió que llamaran a Cleopatra y esta confirmó que él era de los suyos por lo que lo soltaron, el jefe se enteró y bajó para ver qué sucedía.

-Buen trabajo, ¿Eres tan amable de explicarnos el plan Ricardo?-El jefe entró en la sala y la verdad le fue revelada.

-¡Hijo de puta! ¡Nos mentiste!-Ambas lloraban.

-Ya se ha derramado mucha sangre, cuando Adriel muera llegaremos a un acuerdo con el resto del credo para que no tenga que morir nadie más, se acabó, yo maté a Daniel, yo siempre fui el espía, pasé un buen tiempo con ustedes pero las atrocidades de vuestra religión nunca serán olvidadas, ustedes son una mancha en la historia que debe ser borrada.

-Ricardo, llama al resto de tu banda, diles que bajen al sótano en el que estamos ahora-Dicho y hecho, les mandó un mensaje y estos acudieron lo antes posible, seguían con sus disfraces.

Según salieron del ascensor un pelotón de guardias los abatió y los volvieron a meter al ascensor, con ellos entraron el jefe, Ricardo, Valentina y Verónica.

El jefe introdujo una clave extraña en el ascensor y este comenzó a bajar a un piso oculto, hubo un silencio incómodo en el trayecto.

Las puertas se abrieron y dejaron paso a varias puertas de seguridad que atravesaron una por una hasta llegar a una sala oscura, las luces se prendieron y dejó que lo viesen de primera mano, no había sido destruido, el primer templo.