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-Aren, Verónica, Valentina, Asmodeo volveré en un rato, iré a dar un paseo y de paso haber si encuentro a alguien que quiera una pelea callejera contra mi.

-está bien Helge, pero llévate la navaja y procura no pelear con alguien que vaya en grupo, esos son peligrosos.

-claro que no haré eso Asmodeo, ¿por quién me tomas?-Helge agarró una navaja y salió del sótano en el que estaban todas las habitaciones del templo a la calle, la tarde y la puesta de sol bañaban la ciudad con su luz.

Helge recorrió los clásicos callejones hasta que llegó al callejón en el que conoció a Adriel donde habían un malnacido fumando.

-¿quién te crees idiota? No puedes fumar en un lugar sagrado como este.

-¿sagrado? Realmente quiero de lo que fumas, ¿¡me das un poco canijo de mierda!?

-pregúntale a tu viejo sobre lo que fumo, el es el que lo vende, perdón, está muerto ¿verdad?

Apagó su cigarro y encaró a Helge mirándolo desafiante.

-te crees mucho más de lo que eres enano, resolvamos esto con una peleita.

-bien, uno contra uno, sin poderes.

-Como gustes chico, sin poderes.

Se miraron fijamente y el del cigarro atacó a traición a Helge usando su poder, una goma elástica que lo ayudaba a adherirse a superficies.

Logró golpearlo y Helge contraatacó golpeándolo repetidamente en el estómago mientras trataba de memorizar el sitio para poder usar su poder.

El del cigarro usó su poder varias veces y venció a Helge fácilmente.

-realmente estoy oxidado-dijo Helge mientras escupía un poco de sangre.

Siguió recibiendo una paliza hasta que memorizó el sitio del todo y pudo usar su poder para teletransportarse a las espaldas del fumador y apuñalarle una pierna.

El fumador cayó de rodillas al suelo y Helge aprovechó para patearle la cabeza y golpearlo con un cubo de basura cercano, limpió su sangre y se transportó al templo mientras el fumador yacía moribundo en el suelo del oscuro callejón.

El credoWhere stories live. Discover now