Capitulo 6

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-Está bastante bien.- dije mirando la casa luego de ingresar, Jairo se encargaba de asegurar las entradas.- es grande y preciosa.- camine una poco más hacia adentro- no esperaba tanto lujo.

-Bueno, para que sean tus vacaciones pagadas esta bastante bien.- dijo simpático mientras caminaba hacia mi lado.

Ambos recorrimos la casa que constaba de un hermoso living decorado con colores beiges y blancos, un comedor con una mesa para una familia de cinco, la cocina que era lo suficientemente grande como para acampar ahí mismo y el baño, un lujo directamente.

-Tienes que elegir tu habitación.- dijo dirigiéndose a un pasillo en donde aparte de la puerta del baño había dos más.

-Cualquiera está bien para mi.- hable mientras él abría la puerta de una de las habitaciones. Me sorprendí al ver lo hermosa que era.- definitivamente me quedo con esta.- me adentré al lugar y lo recorrí mientras observaba todo detalladamente. Había una hermosa cama en la que probablemente cabrían tres personas, las mesillas de luz hacían juego a perfección con el gran placard marrón y la ventana era grande e incluía una hermosa cortina blanca que llegaba hasta el suelo.

-No me gusta para nada esta ventana.- dijo Jairo acercándose a ella para observar mejor cada detalle.

-Pues para mi esta preciosa.- revisé las mesillas de luz, estaban vacías y era obvio, no se que esperaba encontrar yo aquí. Me asuste al escuchar un fuerte golpe contra el vidrio de la ventana.- ¿Que cojones haces?- hable exaltada.

-Son blindadas ¿ves?- sonrió y volvió a golpear el vidrio con un puñetazo.

-Deja de hacer eso.- rodé los ojos.

-Si un día estás enojada o frustrada por algo, golpeas la ventana y ya. No se romperá.

-Es algo que se hace siempre ¿no?, muy normal.- dije irónicamente.

-Vamos a ver la otra habitación.- camino hacia la puerta y le seguí aunque ya estaba segura de que esa era mi habitación a partir de ahora.
Al ingresar ésta era idéntica a la anterior solo que estaba decorada con colores verdes.- ¿Me quedó aquí?- pregunto mirándome. Asentí y prosiguió a revisar todo para conocer mejor su lugar.
Su móvil sonó y al atender salió de la habitación. Me quede allí parada sin nada que hacer. No tenía ni siquiera ropa que desempacar. Camine hacia el baño y me observe en el espejo, debía ducharme cuanto antes. Lave mi cara para aclarar un poco mi mente, gracias a Dios aquí había toallas y cosas esenciales de un baño.

-Stella ¿puedes venir?- escuche a Jairo hablar desde el living. Me mire unos microsegundos más en el espejo y luego salí del lugar.
Al llegar lo vi parado al lado del sillón, se veía algo nervioso pero si lo estaba, disimulaba bien.

-¿Que pasó?- pregunte acercándome tranquila. El me tomo por los hombros y dirigió mi cuerpo hacia el sillón haciéndome sentar. Se paró frente a mi y pasó sus manos por su rostro.- ¿Jairo?- le llame la atención, estaba comenzando a asustarme.

-Lo siento.- miro su móvil por última vez y lo guardo en uno de sus bolsillos.- Bien, te daré la primera lección de convivencia.- lo observe extrañada.- cuando suceda algo, lo que sea que te haga sentir en peligro y yo no esté, o esté herido o luchando. Te metes aquí, sin importar que pase.- camino hacia una estantería y la movió fácilmente, detrás de ella había una puerta de metal con un panel digital.- es una habitación de pánico. Tiene una contraseña que solo nosotros dos la sabremos.- abrió la puerta después de marcar tres veces el cero y una vez el cuatro.- ven.- dijo desde adentro.
Camine asombrada hacia el lugar, allí había un par de sillones, una pequeña nevera y un teléfono móvil.- aquí hay agua y comida- indicó- el sillón se hace cama y el móvil, solo con apretar el número uno por cinco segundos seguidos te conecta directamente con los servicios de emergencia.

-Okey..-dije sin salir del asombro. ¿Como podía ser posible que hubiera una habitación aquí sin que nadie se diese cuenta? Flipante.

-Stella, tienes que meterte aquí pase lo que pase ¿me escuchas?- asentí- debes cuidar de tu vida si yo no pudiera llegar a hacerlo. Se que eres fuerte y podrás cumplir con esto.

-¿Y tu?- pregunte.

-Y yo haré todo lo posible para que todo salga bien.

-Ni sueñes que te dejare herido por ahí.- advertí. No podía ser tan traicionera. Él sonrió de costado.

-Tienes que hacerlo y más con lo que está pasando.- se movió nervioso.

-¿Que está pasando?- cuestione. Suspiro.

-Siéntate allí.- ordenó. Camine hacia uno de los sillones y le observe.- bien...- creo que demoraba porque trataba de buscar las palabras indicadas.- Han matado a Mario.- dijo sin más. Me acomode en el sillón y fruncí mi ceño, no entendía lo que me estaba diciendo.

-Disculpa ¿puedes repetir lo que has dicho?- mi corazón comenzó a latir rápidamente. Él se acercó a mi y se puso en cuclillas en frente.

-Mario ha muerto.- puso una de sus manos sobre mi rodilla, supongo que para hacerme sentir acompañada de alguna forma- Le han ingresado al programa de protección pero cuando iba hacia su nueva casa les han encontrado.- abrí mis ojos de par en par.- hemos perdido a un oficial también.

-No puede ser.- comencé a hiperventilar, esto era muy fuerte.- ¿Samuel?

-A salvo.- afirmo.- pero supongo que ya han comenzado a buscarlos, a ambos, incluida tu.- mis manos comenzaron a temblar, ahora si estaba cagada de miedo.- por eso necesito que cumplas con todas las reglas y si algo sucede ya sabes donde meterte.

-Él tenía dos hijos.- dije ida. Me sentía flotando en la habitación. Jairo se levanto y camino hacia la pequeña nevera, de allí saco una botella de agua fría.

-Bebe.- dijo alcanzándomela luego de destaparla.

-¿Que ha pasado? ¿Como lo han hecho? ¿Mi abuela?- entre tantas preguntas me ahogaba. Bebí un poco de agua y automáticamente algunas lágrimas cayeron por mis mejillas.

-Tu abuela estará bien. Ortega se está encargando de cuidarle, hace custodia en el edificio donde vives.- eso me tranquilizo un poco.- Respecto a la muerte de Mario, te contaré lo que sucedió en cuanto te tranquilices.- asentí y volví a beber agua.

Escuchamos como el timbre de la casa sonó y nos miramos. Si antes el corazón me iba a mil, ahora era peor. Jairo quito un arma de su pantalón y verificó que estuviese preparada para disparar.

-Quédate aquí. Solo yo puedo abrir esta puerta, si no vuelvo en media hora utiliza el móvil.- hablo seguro. Yo sin embargo no podía controlar el temblequeo de mi cuerpo.

Cerró la puerta tras él y todo quedó en silencio. Mis nervios estaban a tope y sinceramente rogaba por que nada le pasara.

La chica del expediente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora