-¡Alto, policía! ¡Apague el vehículo y salga con las manos arriba!- gritó uno de los hombres ¿policía? ¿Cómo que policía? Separé mis manos del volante y me quede quieta. Podía ser una trampa y no tenía mucho tiempo de pensar en eso así que volví a poner las manos sobre el volante. Traté de acelerar nuevamente pero no recordé que tenía el freno de mano puesto así que el coche no avanzó.
-¡Sal del puto coche ahora mismo y dinos donde esta la chica!- gritó el otro. Esa voz, la reconocería en cualquier lugar. Quite las llaves y las tiré sobre el asiento del copiloto. Eran ellos. Suspiré agitadamente.- ¿Stella? ¿Eres tu?- Jairo se acerco a la ventanilla con el arma en la mano. Asentí asustada, al menos no eran los mafiosos. Trato de abrir la puerta casi desesperadamente pero estaba bloqueada.
-¡Espera!- grité mientras buscaba las llaves, él hizo caso omiso y siguió intentando abrirla. Si no lo detenía podría romperla y Gloria me arrancaría una teta.- ¡Espera! Joder...- la llave se cayó al suelo y mis manos se enredaron con el mapa y el paquete de golosinas.
-Stella, abre la puta puerta.- gritó enojado. Por un momento no quise abrirla, estaba furioso conmigo, muy probablemente por haber escapado de la comisaria sola.
-No es algo serio.- advertí a través de la ventana. El guardo su arma y me observo de mala forma.- No te pongas así.
-Abre la puerta.- ordenó. Se paró frente a la puerta con sus brazos cruzados.
-No la abriré si te pones en ese plan.- frunció el ceño.
-Es una falsa alarma, todo esta bajo control.- Escuché a Gonzales hablar por una radio, divertido.
-Tómatelo como Gonzales se lo ha tomado.- volví a hablarle a Jairo.
-Abre la puerta.- insistió. Solté una carcajada, los nervios me estaban jugando una mala pasada.- Stella...- rodó sus ojos.
-El coche esta bloqueado y la llave no esta puesta en el lugar que debe estar.- dijo Gonzales mirando por la otra ventanilla al interior.
-Eso es lo que trataba de explicar.- me excuse.
-¿Tienes las llaves a mano?- preguntó el otro agente que no estaba enojado. Asentí.- Pues desbloquea la puerta, no es tan difícil. Solo debes apretar el mando.- le miré con mala cara y sonrió. Me agache para buscar nuevamente las llaves bajo la intensa mirada de ambos agentes. Ya con las llaves en mis manos mire hacia ambas ventanillas.- ¿Y?
-Dile que se calme.- ordené.
-Cálmate.- Le dijo Gonzales a Torres. El ultimo se puso mas enojado aún, le conocía.
-Si no te calmas no abro.- advertí.
-Pues si no abres rompo la puta puerta.- contra ataco.
-El coche es de Gloria, si lo rompes te las verás con ella.- Jairo suspiro pesadamente.
-¿En que estabas pensando? ¿Qué querías lograr con irte sola? No sabes una mierda de seguridad, podrían haberte hecho daño.- reclamó.
-Primero, no me hables así.- me estaba enojando yo ahora.
-No le hables así.- apoyó Gonzales, divertido.
-Tu cállate. Y tú.- me volví a dirigir a Jairo.- ¿te has puesto a pensar que tal vez no me sentí cómoda con la escenita que se han montado en la comisaría? ¿Cuántos años tienen? ¿Tres?
-Lo que ha pasado en la comisaría es asunto nuestro, solo de él y yo. Baja del coche.- no se calmaba. Negué con la cabeza.- ¡Stella! Parece que eres tu la que tiene tres putos años, abre de una vez. Has causado la suficiente preocupación como para mover a media comisaría, eres una irresponsable e irrespetuosa, deberías renunciar a tu custodia y dejar que te hagan daño si es lo que tanto quieres. Me has decepcionado completamente.
-Torres, tampoco le hables así, entiéndela, no creo que haya querido causar todo esto.- Gonzales se puso serio. Las lagrimas simplemente cayeron de mis ojos, tal vez si debería renunciar a la custodia y terminar con todo esto.
-Se en donde está la casa nueva. Si quieren ir, pues vayan en su coche, yo iré sola.- dije resignada mientras me limpiaba el rostro.
-Stella...-Jairo suavizó el tono.
-Pueden seguirme, no escaparé a ningún lado.- puse las llaves donde debía y encendí el coche. Vi como Torres se acercaba, no podía romper el vidrio, me lastimaría el rostro si hacia eso. Posiciono una de las palmas de sus manos sobre el vidrio.
-Por favor, baja del coche.- pidió. Le miré con rencor ¿después de todo lo que me dijo se le ocurre hablarme así?
-Ve, nosotros iremos atrás.- Me permitió Gonzales, asentí, quité el freno de mano y aceleré. Necesitaba aire y necesitaba estar sola, al menos por un momento. Baje la ventanilla para que entrara aire fresco y encendí la radio. Estaba tan agobiada y ver a Jairo así me hacia poner tan mal. Nunca me había hablado de esa manera, definitivamente no era el chico del principio.
Miré por el espejo retrovisor, ellos iban detrás. La camioneta era lo suficientemente grande como para no pasar por desapercibida. Enfoqué mejor la vista, ellos iban discutiendo, como siempre. Volví a mirar hacia adelante, me estresaban como nunca.
"Irresponsable e irrespetuosa" nada se alejaba mas de la realidad, solo quería escapar de esta locura. Tenía suficiente con estar envuelta en este lío y maldije por encontrarme ingresada en ese expediente. Si lo pensaba bien, todo era culpa de Torres, fue él quien me ingresó. Apreté el volante enojada y repensé lo de renunciar a la custodia.
Si lo hacía tendría que hacerme responsable de todas las consecuencias que vendrían con ello, incluida alejarme de Jairo. Pero si eso evitaría todos estos conflictos entonces no era una opción tan descabellada.
Observé el mapa nuevamente, necesitaba volver a fijarme en donde era, no estaba concentrada. Puse el mapa sobre el volante y revise atenta la ubicación, siempre con cuidado de no realizar ninguna torpeza. Si lo hacía le daría la razón a Torres. Aceleré al verificar la dirección, necesitaba llegar, ducharme y dormir. Lo malo era que no tenía la llave, así que tendría que verlos a ambos antes de ingresar. Y sabía que alguno de los dos iba a hablarme.
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La chica del expediente.
RomanceStella trata cuidadosamente de no romper el protocolo del programa de protección a testigos, pero con Jairo Torres, el guapo policía que le cuida, es prácticamente imposible. Ambos intentarán sortear todos los obstáculos que se les presentan y graci...