-¿Como te sientes?- pregunto Samuel a mi lado, lo observe, no me había dado cuenta de lo mucho que lo había extrañado hasta que lo vi.
-Bien, sobrellevando todo.- él sonrió algo apenado. Era extraño para mi vernos de nuevo con el uniforme del trabajo puesto después de todo lo que habíamos pasado.- ¿Tu como te encuentras?- él había estado al borde de la muerte.
-Bien, recuperándome, nunca es suficiente.- podía entenderlo, a mi aún me costaba olvidar todo lo que había pasado. Todavía tenía a Jairo metido en el pecho, aunque hayan pasado semanas desde la última vez que lo vi.- Tenemos que seguir adelante.- golpeó suavemente mi espalda y salió a donde se encontraban los surtidores. Observe al nuevo encargado, aún no me acostumbraba a que Mario no estuviera.
-Tienes doble horario hoy.- Tecleo cosas en su computadora y me quede allí parada. Estaba conforme, yo misma había pedido el doble horario, necesitaba ocupar mi mente en algo que no fuera el pasado.
-Gracias.- dije antes de salir a donde estaba Samuel. Observe toda la gasolinera, se veía tan diferente desde la ultima vez que estuve aquí.
Me paré al lado de los surtidores y esperé a un nuevo cliente, hacia tanto que no hacía esto.
Un hermoso coche recién lavado apareció a mi lado, trate de observar quien conducía pero tenía los vidrios polarizados.-Eh, vaya vacaciones te has dado, guapa- dijo Ricardo bajando su ventanilla. Suspire sonoramente, volví a la rutina.- límpiame los vidrios anda, que quiero ver ese culito, estás más delgada.- apreté los dientes y me dispuse a ir a buscar lo que necesitaría para limpiar los vidrios.
-Licencia de conducir y papeles del coche.- escuche una voz conocida y me voltee a ver qué era lo que ocurría.
-¿Sucede algo, oficial?- pregunto Ricardo, sonreí al ver a Jairo parado frente a la ventanilla del vehículo con su uniforme perfectamente sexy.
-Si, estamos en la búsqueda de un sujeto, no sé si lo conozca tal vez, su nombre es gilipollas...- se acercó más al rostro de Ricardo logrando imponer un gran miedo- si vuelves a hablarle así juro que no te quedarán los dientes en su lugar.- amenazo, logrando hacer que el hombre sentado en el coche lo viera con unos enormes ojos.- enciende el coche y acelera, no te quiero ver aquí.- un sentimiento de melancolía se instaló en mi, él estaba aquí, mi deseo de reencontrármelo se había cumplido.
-¿Que haces aquí?- pregunte con una pequeña sonrisa en el rostro.
-He venido a cargar combustible.- se acercó a mi sonriente, me alegraba demasiado verlo así, estaba completamente recuperado.
-¿No necesitarás traer la patrulla hasta aquí para poder hacer eso?- pregunte al no ver el vehículo. Él sonrió abiertamente, extrañaba tanto su dentadura perfecta.
-He venido por ti Stella.- se sincero.- te necesito, siempre lo he hecho.- puso las manos en sus bolsillos, parecía un pequeño niño.- no te he buscado antes porque creía que te había dañado con mis palabras aquella vez y ya no querías verme.
-Yo pensé lo mismo de ti.- le mire detenidamente, estaba tan guapo.
-Lo siento, lo siento tanto. Yo no estaba pensando claramente ese día.- tragó saliva- Luca me ha contado lo que has hecho por mi. En serio te lo agradezco.
-Yo tengo que pedirte disculpas, te he disparado. Has pasado mal mucho tiempo por mi culpa.
-Stella ya lo he entendido todo, no quiero que me pidas disculpas. Ya has pasado por mucho.- camino solo un paso hacia adelante, creo que no quería invadirme mucho.- yo he venido a responderte.- fruncí mi ceño.
-¿A responderme que?- pregunte extrañada, no recordaba haberle preguntado nada. Me observo, podía ver fácilmente el cariño que tenía hacía mi reflejado en sus ojos.
-Yo también te amo.- dijo y me quede sin aliento.- aunque pasen días, meses o años, te amo y te seguiré amando.- no sabía que decir porque, como siempre, me había dejado sin palabras.- y no importa si no me correspondes ahora, lo entiendo, te he dañado lo suficiente.- suspiro suavemente- sólo quiero que sepas que puedes seguir contando conmigo, para lo que sea.
-Jairo...- trataba de decir algo pero no podía, no estaba preparada para esto, yo solo había venido a trabajar.
-Solo quería decirte eso, no pretendo hacerte mal o robarte más tiempo, se que estás trabajando.- sonrió triste- tengo que irme. Espero verte pronto, me alegro de que estés bien.- hablo rápido y se dio vuelta para marcharse. Mientras lo observaba caminar pensaba en que no podía llegar así de repente a decirme todas esas cosas y luego irse como si nada.
-Eh, poli.- grite. Tenía que detenerlo de alguna manera. Se volteó y camine hacia él.- ¿Eres de tener mucha paciencia?- repetí una de las primeras preguntas que le hice cuando le conocí. Sonrió divertido, la había recordado.
-Pues he tratado con una tía que me ha entrenado la paciencia a unos niveles extraordinarios.- dijo antes de terminar con la distancia que nos separaba.
Lo abrace, extrañaba tanto todo su ser. Él apretó mi cuerpo con sus brazos y respiró mi perfume.
-Te amo, nunca he dejado de hacerlo.- dije en su oído.- no sabes lo feliz que me haces al verte así, con tanta vida.- beso uno de mis hombros repetidas veces. Ninguno de los dos quería romper el abrazo, había pasado mucho tiempo.
-Te he dicho que tenía la paciencia entrenada.- le escuche en mi oído.- así que puedo sobrevivir a ti una vez más.- me separé levemente de él, solo para mirarle.- sólo si prometes no dispararme otra vez- bromeó y volví a abrazarlo. Lo necesitaba tanto que no quería despegarme.
-¿Lo intentaremos de nuevo?- pregunte con mi rostro cerca de su cuello.
-Si tú quieres, yo estoy más que dispuesto.- volvió a besar mi hombro.- ahora no tenemos ningún protocolo de por medio, tampoco mafiosos ni nada de esas cosas.- sonreí y pegue mis labios a su cuello. Era verdad, estábamos libres de todo peligro.
-Prometo ser menos torpe.- seguí su línea de humor. Nos separamos y como hacíamos antes, conectamos miradas.
-Te amo.- dijo fuerte y claro. Motivo suficiente para que me abalance sobre sus labios. Me sentía flotar en una nube. Él había vuelto, había vuelto por mi. Y yo ya no era más la chica del expediente, ahora era su chica, completamente suya.
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La chica del expediente.
RomanceStella trata cuidadosamente de no romper el protocolo del programa de protección a testigos, pero con Jairo Torres, el guapo policía que le cuida, es prácticamente imposible. Ambos intentarán sortear todos los obstáculos que se les presentan y graci...