Capitulo 38

531 61 5
                                    

-Bebe.- ordenaron desde arriba y me tiraron una botella de agua. El olor a nafta ya no me dejaba concentrarme, estaba totalmente drogada gracias a ese producto. Mi nariz ardía y me costaba bastante respirar.

-Tengo hambre.- hablé débil. Hacia como dos o tres días que no comía, sumándole además que cuando estaba con los chicos solo había tomado jugo de frutas, después de un ayuno, antes de escapar. Solo me daban agua. Si planificaron hacerme sufrir, les estaba saliendo a la perfección.

-Te vendrá bien hacer un poco de dieta.- bromeó otro de los hombres. Cada cuatro horas venían a traerme agua y burlarse de mi. ¿Baño? no había, así que debía orinar ahí mismo. Estaba tan débil que ni siquiera me preocupaba.

Cerré los ojos, volvería a dormir, era lo único que podía hacer.
De mi abuela no tenía noticias, deje de insistir un tiempo atrás. Ya no tenía sentido seguir luchando por algo que sabía que no iba a poder conseguir. No me daban las fuerzas y mi cerebro estaba totalmente colapsado.

Pensaba en Jairo cada tanto, solo esperaba que no estuviera sufriendo. Era lo único que deseaba. No sabía que era lo que iban a hacer conmigo, solo estaban dejándome morir de inanición, o al menos eso parecía.

-Sáquenla de ahí, ya me esta molestando.- escuché la voz de aquel hombre al cual apode "el jefe de todos". Sentí como encendían la camioneta, el humo del caño de escape fue directo hacia la fosa haciéndome toser de una manera descomunal. Dos de los hombres bajaron a donde estaba.

-Levántate.- dijo uno, ojala pudiera, pero no. Apoye mis manos detrás de mi espalda para encontrar algún impulso y toqué sin querer el arma que tenía allí, no me había acordado en absoluto de que la había traído conmigo. Así que a pesar de todo, traté de idear un plan, tenía que escapar de aquí.

Mientras me arrastraban escaleras arriba ninguno se dio cuenta de que tenía un arma, trate de ocultarla lo mejor posible y así fue.
Me llevaron a la oficina en donde ya había estado antes. Me dolía todo el cuerpo, tenía hasta los pies contracturados.

-Pónganla de rodillas, terminaremos esto cuanto antes.- comencé a respirar agitadamente. Me iba a matar, el momento había llegado- ha sido un placer señorita Cruz.- dijo levantando su arma. No iba a permitir que esto pasara, o al menos no se lo iba a dejar tan fácil. Sabía muy bien que no podía salir corriendo, eso era una desventaja para mi, hasta un niño de dos años podía correr más rápido que yo.
Así que conté hasta tres mentalmente y quite el arma de mi cintura para apuntarle.

-Si disparas, disparo.- dije quitándole el seguro al arma y levantándome del piso.

-Has resultado ser más valiente de lo que pensaba, lastima que eres muy ingenua.- siguió apuntándome. De repente escuche como todos los hombres a mi alrededor sacaban sus armas y me apuntaban. No fue una buena idea haber hecho esto, pero al menos iba a morir con la frente en alto.

-¡Policia! ¡Tiren sus armas ahora!- escuche a Jairo y creí estar alucinando. La nafta había hecho efecto en mi cerebro.

Varios agentes aparecieron en el lugar incluido el grupo de acción rápida. Me ocupé de observar todo el movimiento que había en el lugar, se escuchaban pasos y conversaciones en todos lados. En esa distracción "el jefe de todos" aprovechó para tomarme por el cuello desde atrás y apuntarme con su arma directo a la cabeza. Tenía que dejar de distraerme tan fácilmente.

-Déjala o nos veremos obligados a matarte Dientes.- dijo Luca apareciendo frente a mi empuñando su arma. Así que la persona que organizaba todo era el Dientes, el tipo gracioso de la foto en la oficina. Pues de seguro había utilizado ortodoncia porque a esos dientes no los vi jamás en persona.

-Tanto tiempo Torres.- dijo observando a Jairo que se posicionó a un lado de Luca. Verlo provocó que mis piernas se aflojaran, él estaba aquí, había venido a buscarme.

-Suéltala.- ordenó tratando de ocultar la rabia que tenía dentro, lo conocía demasiado bien como para saber lo que sentía.

-Haremos un intercambio.- propuso.

-Coño que te encantan esas mierdas.- hablé frustrada.- no le crean, me ha engañado con esa porquería del intercambio.- él apretó mi cuello de tal manera que me hizo faltar el aire. Me desespere y rasguñe su brazo pero no había caso.

-Basta ya, joder.- Jairo camino tres pasos hacia adelante empuñando su arma.- suéltala ahora si no quieres una bala entre ceja y ceja, porque te juro que te la pondré allí en cuanto pueda.- El Dientes aflojó el agarre y pude respirar.

-¿Les interesa intercambiar? ¿O la mato ahora mismo y terminamos con esto?- volvió a poner el arma en mi cien y la preparo para disparar. Pude ver como a Jairo le temblaban las manos y me dieron ganas de llorar.

-Torres, no puedes estar aquí, vete.- Sentí como Luca trataba de prevenir algo que era imposible.

-Cariño, vete.- dije sin más. Ya me había dado cuenta de lo que quería el Dientes y no iba a permitir que eso sucediera en lo absoluto. Me prepare mentalmente para atacarlo con el arma que tenía en la mano, él muy estupido no se había dado cuenta aún de eso.

-No voy a irme y tampoco voy a permitir que algo le pase a Stella.- le dijo a su compañero sin dejar de mirarme.

-Que romántico.- habló el imbecil que me sostenía.- ven aquí muchacho, ya sabes cómo son las cosas.- indicó. Jairo asintió con la cabeza y yo me puse nerviosa.- vamos, que no tengo todo el día, o te encargas tú de pagar las que me debes o se encargará ella.- presiono más el arma en mi cabeza.

-Está bien, tranquilo.- Jairo dejó su arma en el suelo despacio y comencé a asustarme. Apunte disimuladamente a la pierna del Dientes y apreté el gatillo pero nada salió del arma. Jairo vio lo que hacía y me hizo señas para que dejara de hacerlo, pero como siempre, yo no le hice caso. Volví a apretar el gatillo y nada. Estaba fallada o algo pasaba con esa mierda. Aproveche que el Dientes se distrajo cuando Jairo empezó a caminar y golpee el arma contra mi pierna, si estaba trabada o algo se destrabaría supongo.

-Stella...- advirtió esta vez Luca. Me quede quieta porque el Dientes me observo solo por unos segundos y después de contar hasta tres volví a golpear el arma. Un disparo salió de allí, claro que si. Pero lamentablemente no en la dirección que quería.- ¡todos abajo, han abierto fuego!- grito Gonzales. Escuche otro disparo y sentí como el Dientes aflojaba su agarre. Lo observe, tenía una bala entre ceja y ceja, como le había prometido Jairo. Sonreí y sentí horror al mismo tiempo, una persona se estaba muriendo a mi lado, la primera persona que veía con un disparo. 
Lo vi caer, casi en cámara lenta, sus ojos estaban fijos en la nada misma y el color de su rostro se había ido. Sorprendida, me aparte un poco de su lado.

-Necesitamos ya una ambulancia, ¡¡¡¿como coños no hay una ambulancia si fue lo primero que pedimos antes de entrar?!!!- escuche gritar a Luca. Observe lo que tenia enfrente, no sabía quién necesitaba una ambulancia. No hubo otros disparos.

-¿Que sucede?- pregunte apartando a los agentes que se acercaban a la escena, no me dejaban ver.- ¡Luca! ¡Jairo! ¿Qué sucede?- grite. Aparte a un hombre que lograba taparme completamente la vista y lo vi. Era Jairo, estaba tendido en el suelo con un disparo al costado de su abdomen. Le mire con horror.- Luca...Luca agarra esta mierda por favor.- dije temblando mientras estiraba la mano para alcanzarle el arma. Tenía miedo de herir a otra persona.

-Cariño...-Jairo habló y tuve miedo de acercarme. Yo le había disparado, él me había dicho que me quedara quieta y yo como siempre no le hice caso.

La chica del expediente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora