Capitulo 28

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-¿Que quieres cenar? Hoy cocinaré para ti.- dijo mientras me abrazaba. 

-mmh...pastas.- inhale su perfume, era tan rico.

-¿Y que va a querer de tomar señorita?- ya había caído la noche y estábamos planificando la cena.

-Vino

-¿Vino? -pregunto sorprendido y asentí.- bien, entonces hay que buscar alguno en la cava de vinos.

-¿Tenemos cava?- pregunte esta vez yo sorprendida.

-La descubrí cuando recorría la casa.- me puse contenta, teníamos vino infinito.

-Mientras cocinas, iré a ducharme.- avise. Tenía el café de la mañana aun en la ropa, entre escapar, viajar y ubicarnos nuevamente, no me había dado tiempo de cambiarme.

Con Jairo conversamos bastante, quedamos en que no íbamos a comenzar una relación aún. Esperaríamos un poco mas para estar seguros de lo que sentimos, aunque el si estaba seguro, yo todavía no. Por algún motivo no me sentía preparada para estar con él formalmente. Así que disfrutaríamos de este tiempo juntos y después, después veríamos.

-Antes de que te vayas...-se acercó a mí mientras se ponía un delantal, le quedaba tan sexy.- ¿no te vas a despedir?- se acercó un poco más con una sonrisa traviesa y yo camine hacia él acortando toda distancia entre nosotros. Puse mis manos en sus mejillas y le besé. A partir de hoy iba a ser muy difícil verlo y no besarlo.

Muy a mi pesar me separe de él, al ver su cara sonreí abiertamente, estaba desconforme con que me vaya. Y yo también, pero debía ducharme. Camine hacia mi habitación y antes de entrar escuche el volumen del televisor un poco más alto de lo normal.
Al ingresar pude a ver a Luca dormido en mi cama, el televisor había quedado encendido con una película de Rambo, como siempre. Las bolsas de golosinas estaban todas vacías a su alrededor. Apague el televisor y puse una manta sobre su cuerpo, se notaba que estaba cansado.

Salí del lugar en silencio, no quería despertarlo. Después vería en donde dormiría, no tenía problemas con el lugar.

Disfrute de la ducha, me sentía tranquila después de tanto sobresalto. Jairo de alguna manera me hacía pensar en otras cosas que no fueran el peligro. 

Camine hacia la cocina totalmente relajada, pude ver que la mesa estaba decorada con velas, copas, vino y hermosas servilletas blancas. Jairo se había tomado el tiempo de buscar flores de diferentes colores que supongo estarían en el jardín.
Lo observe sorprendida, él estaba de espaldas a mí terminando con la cena. Camine hacia él y lo abrace desde atrás. Apoye uno de mis oídos en su enorme espalda y respire el rico aroma que soltaba la comida.

-Puede que me acostumbre a tus comidas.- sentí su espalda vibrar ante una sonrisa. 

-Dicen que para enamorar a alguien debes conquistarlo primero con la comida.- esta vez fui yo quien sonrió. 

-¿No le dirás a Luca que es hora de comer?- pregunté, queramos o no, el también vivía con nosotros. 

-He ido a despertarle pero no he podido, esta super dormido.- puso los espaguetis prolijamente sobre dos platos.- así que tendremos una cita hoy. 

-¿Te ayudo en algo?- pregunté separándome de él, negó con su cabeza. 

-Solo ve y siéntate que ya te llevo yo la comida- caminé hacia la preciosa mesa que se había montado y me senté en una de las sillas de madera. Tomé la botella de vino y me dispuse a quitarle el tapón de corcho.- déjame hacerlo a mi...- advirtió. 

-Puedo hacerlo, no es la primera vez que abro un vino.- contradije. Sentí como suspiraba pesadamente y sonreí. Tome el destapador con mis manos y lo ubique en donde iba, no era algo muy difícil. Primero hice fuerza hacia arriba pero no salió, dirigí mis ojos hacia donde estaba Jairo, no quería que me viera pelear contra una botella y perder. Volví a intentarlo, esta vez con un poco mas de fuerza, pude aflojar el tapón pero no quitarlo del todo. 

-Déjalo, ya voy.- trato de apurarse y yo también, no iba a dejar que abra la puta botella. Intenté de nuevo y pude quitar al fin el tapón, lo malo es que de tanta fuerza que hice me golpee el rostro con el destapador.

-Ostia puta.- grité y me cubrí el rostro. Sentí mi ojo arder y maldije internamente. No podía ser tan torpe. En cuestión de segundos Jairo estaba a mi lado. 

-Te dije que lo haría yo.- se había enojado nuevamente.- muéstrame.- trató de quitar mis manos de mi rostro pero el ojo me lloraba tanto que por auto reflejo lo mantuve cubierto.- Stella, muéstrame joder.- aplicó un poco mas de fuerza y logró separar mis manos de mi rostro. Observó el área afectada, pude verlo con mi otro ojo.- te has jodido el ojo, tienes un pequeño corte en el parpado.- suspiró pesadamente.- Vamos al baño anda, que voy a revisarte mejor.- me ayudo a levantarme de mi silla y caminamos hacia el baño. 

-No te enojes.- pedí mientras me sentaba en el retrete. 

-Esto pasa porque no me haces caso.- buscó un botiquín de primeros auxilios. Al encontrarlo preparo algunas cosas para desinfectar la herida y se acerco a mi. Puso su mano en mi barbilla y delicadamente alzó mi cabeza. Paso un liquido por allí con un algodón y me ardió.- no es alcohol, solo te estoy desinfectando.- informó. 

-Lo siento.- dije antes de que comience a regañarme. 

-Se te va a hinchar, eso es mas que seguro.- soplo levemente y limpio las lagrimas que caían automáticamente de ese ojo. 

-Por lo menos no quedaré tuerta.- bromee para robarle una sonrisa pero eso no paso.- Es solo una herida leve, tampoco te pongas así.- alzó una ceja.- vamos a comer, tengo hambre.- pedí. 

-Espera un momento Stella, trataremos de que no se hinche tanto.- buscó una crema y la aplicó sobre el parpado delicadamente. Desde mi lugar pude observar perfectamente las facciones de su rostro, aún estando enojado me parecía un hombre hermoso. Cuando termino de curarme se mantuvo concentrado observando la herida y entonces aproveche para besarlo, aprovecharía cada oportunidad que tuviese. Puso una de sus manos en mi mejilla y profundizó el beso. 

-No te enojes, por favor.- rogué al alejarme unos centímetros de el. 

-Pues no me lo pones fácil, te hieres en cualquier oportunidad. Pareciera que te gusta jugar con mis nervios.- dijo serio. Pensé que con el beso se iba a tranquilizar pero no fue así. 

-No lo hago de gusto, solo quería destapar el vino.- un sentimiento de culpa me invadió y el acarició mi mejilla ya que mantenía su mano ahí aun.- vamos a comer, anda.- me levante de mi lugar y tome de su mano para cinchar de el. Me siguió y volvimos a la cocina.

No iba a suspender nuestra cita por un maldito ojo así que trate de olvidar el dolor que tenía y me concentre en lo que había frente a mi. Un guapo agente de policía, con un hermoso delantal puesto y dos platos de espagueti perfectamente hechos. 

La chica del expediente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora