Capitulo 33

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-Ostias...- dijo Gonzales leyendo el papel que le tocó.

-¿Que has sacado?- le pregunte divertida.

-Cocina y habitación uno.- dijo con mala gana. Estábamos haciendo un sorteo para dividirnos las zonas de la casa que había que limpiar.

-Tu turno.- le indique a Jairo, él tomó uno de los dos papeles que quedaban sobre la mesa del living.

-Baño y habitación dos.- leyó sin quejarse. Tome el papel que me correspondía, ya sabía lo que decía.

-¿Te ha tocado living y piscina? No es justo.- reclamó Luca. Rodé los ojos y le quite su papel de las manos para poner el mío.

-¿Contento ya?- asintió alegre.- bien, quiero ver esos culos moverse, a limpiar, vamos vamos.- los incentive. Los tres nos repartimos por la casa, cada uno en su zona.- ¡pon la música!- le grite a Luca que de seguro se habría quedado distraído en algún lugar. Segundos después comenzaron a sonar los parlantes de la casa con una canción movida, ahora si estaba inspirada.

Comencé a limpiar y siempre me ponía obsesiva con respecto a esto, no me detendría hasta no ver todo reluciente. Hice la cama, limpie el ropero, barrí, lave los pisos y tire a la basura todas las bolsas de golosinas vacías que Luca había escondido en mi mesa de luz. Por algún motivo le gustaba mirar televisión y comer en mi cama. Tal vez por eso no teníamos tanta intimidad como quisiéramos junto a Jairo.

Habían pasado cuatro días desde aquella primera vez y las siguientes fueron más hermosas aún.

Salí de la habitación con una bolsa de basura y me dirigí a la cocina, era la otra zona que me había tocado. Me concentre en limpiar bien la encimera. Pero la música por algún motivo había dejado de soñar hacía rato y no podía concentrarme así.

Extrañada por no escuchar ruidos de limpieza en la casa, salí al patio. Y ahí los pude ver, a ambos agentes. Uno frente al otro discutiendo.
Rodé los ojos, hacía días que teníamos paz, lastima que ya se había interrumpido. Camine hacia donde estaban decidida a terminar con el problema que se suponía que tenían. A veces eran como niños pequeños.
Al llegar los dos se callaron, los observe detenidamente, algo ocultaban.

-Díganlo ya.- ordene. Se miraron entre ellos dudosos, definitivamente ocultaban algo.- Jairo...-presione en el punto más débil. Él no podía mentirme.

-¿Por que mejor no vamos a adentro?- recomendó Luca. Volví a observarlos para tratar de descubrir que era lo que sucedía pero ambos eran muy buenos ocultando cosas.

-Díganme.- volví a ordenar, me estaban asustando.

-Mejor vamos a adentro y te lo digo allí ¿okey?- habló Jairo esta vez, ese tono no me gustaba para nada. Mire hacia todos lados, no nos estaban atacando y tampoco había nada fuera de lo normal.- vamos cariño.- mi novio me tomó de la mano y me obligó a caminar en la misma dirección que el, Luca se mantenía detrás pero también nos seguía. No entendía absolutamente nada. 

Al entrar Jairo me hizo sentar en uno de los bancos de la cocina y me observo como si no supiera decir las palabras correctas. Luca se puso a su lado, totalmente serio.

-Me están asustando, ¿Que ha pasado?- mi corazón comenzó a latir fuertemente.

-Stella...

-No puedes salir de aquí.- interrumpió Luca. Lo observe totalmente extrañada. Jairo le hizo un gesto para que se detuviera y lo dejara hablar a él.

-Nena nos ha llamado Ortega.- dijo despacio, ahora si, mi corazón se salía de mi pecho. Algo sucedió.- Es tu abuela, se la han llevado.- le mire sin entender nada, si esto era una broma entonces le dejaría, dejaría esta relación y renunciaría a todo.

-Repítelo por favor.- pedí casi sin aire. Él se acercó a mi y me tomó la mano pero no quise tener contacto con nadie así que lo solté.

-Han secuestrado a tu abuela, Stella. Se la han llevado anoche.- habló esta vez Luca. Busque un rastro de broma o diversión en su rostro, como siempre tenía, pero no había nada allí. Comencé a hiperventilar, esto no podía ser real.- respira tranquila.- indicó Gonzales. Negué con mi cabeza, no podía y me ahogaba.

-Stella, respira profundo y despacio, por favor.- está vez fue Jairo quien trató de calmarme.

-¿Ya saben dónde está? ¿No?- dije con una pizca de esperanza. Ambos negaron y mi mundo se derrumbó por completo.

-No tienen idea de donde pueda llegar a estar. El único mensaje que le han dejado a Ortega decía que te quieren a ti y que están dispuestos a un intercambio.- dijo Luca.

-Pero no saldrás de aquí.- aseguró Jairo. Le mire totalmente indignada. Ya no podía controlar las lágrimas que caían de mis ojos, ni siquiera me interesaba eso.

-Tengo que ir, me entregaré.- dije sin pensármelo dos veces. Me levante de donde estaba sentada e intente escapar pero ambos me retuvieron y volvieron a sentarme en el banco.- tienen que dejarme ir.- comencé a llorar angustiada.

-No dejaremos que te hagan daño, no saldrás de aquí.- hablo Luca serio.

-Esperaremos nuevas noticias, la encontrarán pronto.- aseguró Torres.

-¿Esperaremos noticias? ¿La encontrarán pronto? ¿Cuanto es pronto?- pase mis manos por mi rostro, ya no podía controlarme- tiene ochenta años Jairo ¿cuánto tiempo crees que aguantará con esos hijos de puta?- trate de respirar pero mi nariz estaba completamente bloqueada- ay por Dios...pueden estar haciéndole daño.- me levante de nuevo y trate de caminar pero otra vez bloquearon mi paso.- tienen que dejarme ir, por favor.- rogué.- ella debe estar confundida, asustada, tiene problemas en el corazón.- grite y Jairo me abrazo pero su contacto me quemaba literalmente. Comencé a golpearlo pero él se mantuvo firme y acarició mi cabello.- déjame ir, por favor.

-No lo haré, no te entregare tan fácilmente.- dijo en mi oído.

-Luca, por favor. Te lo ruego.- le mire aunque mis lágrimas me nublaban la vista. Él negó con su cabeza inseguro y se cruzó de brazos.

Tenía que escapar de aquí, aprovecharía cualquier oportunidad que tuviera, no podría soportar que mi abuela sufra por mi culpa y mucho menos en manos de esos desgraciados.

La chica del expediente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora