Capitulo 10

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Una semana había pasado desde que estábamos en la casa. La convivencia ha ido bien y las mentiras también.
Jairo y mi abuela han creado un vínculo lo suficientemente fuerte como para que yo me sienta celosa. Ella nos llama día por medio para verificar que todo esté bien y para hablar con su ahora nuevo nieto, según ella, no haciéndome caso en absoluto a mi petición de no molestar. Mi abuela se estaba ilusionando lo suficiente como para que yo me replanteara todo lo de esta mentira.
Gloria, por otra parte, aún desconfiaba un poco. Nos escribíamos cada vez que podíamos y trataba de sacarme información en cada ocasión.

-¿Que película quieres ver hoy? Cocinare pasta.- dijo acercándose al sillón en donde estaba prácticamente tirada. Le mire, estaba distraída con mis pensamientos que casi ni le presté atención.

-¿Como está Samuel?- pregunte. Era lo que me quitaba el sueño por las noches. Mi estabilidad emocional se sostenía de la situación en la que se encontraba el. Si le hacían algo, probablemente sería mi última oportunidad de vivir ya que los planes no irían como pensábamos.

-¿Por que lo preguntas?- hablo extrañado.

-Solo...solo quiero saber. Hace una semana que estamos aquí y no he tenido noticias. Tampoco hemos hablado del programa, no he sabido absolutamente nada.

-Okey...-se sentó a mi lado, me moví un poco para darle lugar. Suspiro y trato de controlarse pero yo ya sabía que estaba nervioso y cuando estaba nervioso algo pasaba.- he tratado de ocultarte todo para que estés tranquila.

-Pues no funciona, habla.- insistí. Él se removió nervioso en su lugar.- Jairo...

-Está bien te dire lo que sucede.- volvió a suspirar y mi paciencia comenzó a terminarse lentamente.- prométeme que no enloquecerás.

-Enloqueceré si no me dices de una vez lo que sucede.- le mire insistente. 

-Bien.- me miro por última vez antes de decir todo rápidamente.- han herido a Samuel hace tres días. Está en coma inducido.- mi corazón comenzó a latir fuertemente.- la custodia ha fallado.

-¿La custodia ha fallado? ¿Y lo dices así tan tranquilamente? Me has ocultado todo, joder.- una especie de enojo comenzó a brotar en mi.

-Tranquila Stella...- se limitó a decir.

-¿Tranquila? Hemos estado aquí jugando a los noviecillos mientras un compañero mío está muerto y el otro está en coma ¿de que carajos vas?- grité. Esto no podía estar pasando.

-Quería de evitar todo esto.- pasó una mano por su rostro algo frustrado.- si no lo sabes, no te pones así y las cosas son más fáciles.

-No puede ser...-sonreí irónicamente.- ¿Te parece a ti que todo esto es fácil? No he dormido en días y si duermo tengo horribles pesadillas.

-Lo se.- dijo seguro. Le mire curiosa, el enojo aún no cesaba.- te cuido hasta cuando duermes Stella, se todo lo qué haces y cuando lo haces.- mis mejillas se enrojecieron al instante.

-¿Que más debo saber?- cambie el tema. No podía dejar que con solo unas palabras logre intimidarme.

-Han estado cerca de tu abuela.- mi enojo se fue de repente, ahora el miedo había inundado cada una de mis venas.

-Entonces ya saben quien soy.- aseguré y el asintió.- no puede ser...- estaba al límite de desesperarme, definitivamente era la próxima.

-Han querido hacer escapar al imbecil que hemos metido preso, pero han fallado.- le mire, la verdad era que eso no me importaba en lo absoluto.- están más enojados y la única testigo que queda eres tú. Samuel no puede testificar pues ya sabes, está internado. Y Mario, no es necesario ni siquiera aclarar.

-¿Por que no se matan entre ellos y se terminan las deudas?- dije casi al borde del llanto.

-Porque la gente no piensa bien cuando hay dinero entre medio.- puso una mano sobre mi pierna y acarició levemente. Estas acciones de su parte, aunque las repetía en varias ocasiones, me hacían poner más nerviosa de lo normal.

-¿Mi abuela?- me salió decir.

-Está bien, ella ha hablado con nosotros ¿no? Ni siquiera se ha enterado de lo que sucede, Ortega está haciendo un trabajo excelente.

-Pero si han estado en el barrio.- suspire, me ahogaba- pueden encontrar su casa en cualquier momento.

-Bueno, hemos hecho un plan.- me concentre en mirarle para evitar entrar en una crisis.- resulta que había un apartamento en alquiler debajo de la casa de tu abuela.- alce una ceja- y Ortega necesitaba mudarse.

-No jodas...- dije sin poder creerlo.

-Ella está viviendo literalmente debajo de tu abuela.- respire tranquila, aunque no del todo.- y se han hecho amigas.

-No puede ser tan confianzuda...-dije refiriéndome a mi abuela.

-Pues lo es y se llevan espectacularmente.- sonrió.- de hecho, hoy irá a cenar con ella. Dice que quiere darle la bienvenida.- me acomode mejor en mi lugar, mi abuela no me había contado absolutamente nada de esto.

-¿Planificaremos algo?- pregunte por mi situación.

-Está todo bajo control, todos los planes los he hecho yo y hasta ahora no te ha sucedido nada así que seguiremos así.- se levanto del sillón.- elige una película que comenzaré a cocinar.- se retiro del lugar dejándome con mil pensamientos en la cabeza. Confiaba en él pero no lo suficiente, si las demás custodias habían fallado nada me aseguraba que Torres podría con lo que vendría.

Que sea buena persona no significaba que fuera a ser buen policía y mi vida dependía de ello. No podía estar tranquila, definitivamente.

Su móvil sonó, pude escucharlo desde el living. Lo observe desde allí, caminaba de un lado a otro mientras controlaba la cena. De repente mi miro y como siempre cuando me miraba así, me asuste.

Camino rápidamente hacia a mi, no sin antes apagar la luz de la cocina. Fruncí el ceño, sea lo que sea que sucede no era nada bueno.

-Apaga todas las luces.- dijo agitado mientras corría hacia la puerta. Me alerté. Si habían dado con mi localización estaba frita.

-¿Que sucede?- pregunte mientras me levantaba del sillón.

-Solo apágalas y ve a la habitación de pánico.- mi pecho comenzó a subir y bajar rápidamente debido a mi respiración agitada. Pude ver como quitaba su arma de uno de los muebles que allí había y me asuste aún más.- ¡muévete Stella!- grito haciéndome volver a la realidad.
Escuche un estruendo afuera, no muy fuerte pero lo suficiente como para hacerme cagar de miedo. Jairo se acercó a mi y comenzó a empujarme apresuradamente.- anda corre, que esta vez no son los vecinos.

La chica del expediente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora