Capitulo 16

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-Stella si pasa algo entre nosotros quiero que sepas que

-¿Jairo puedes ayudarme con Gloria?- Antonio salió de la cabaña agitado.

-¿Que ha sucedido? - pregunte asustada, si ya el corazón me iba a mil, ahora ya ni siquiera podía contar mis palpitaciones.

-Nada, quiere ir al baño pero no he podido con ella solo, le duele mucho.- Torres se levanto de su lugar y yo también.

-Vamos que te ayudo.- dijo decidido. Antonio entró a la cabaña nuevamente y antes de ingresar Jairo cerró la puerta frente a él y se volteó.

-¿No vas a ayudarlo?- pregunte extrañada.

-Si lo haré.- dijo nervioso.

-¿Y entonces?- me acerqué más.

-Voy a terminar de decirte lo que te estaba diciendo.- mi corazón no tenía descanso.- Stella si algo sucede entre nosotros y ojalá que si.- me quede sin aire unos segundos.- me haré cargo completamente de mis sentimientos y nada será una mentira. - suspiro algo agitado- No te olvidare y espero que tu tampoco, porque si es así, lograrás dañarme mucho.- le mire a los ojos, estos brillaban de una manera que no había visto nunca.- no puedo decirte que no tengo miedo ahora mismo, estoy cagado de miedo desde el primer momento que te vi en la gasolinera, porque nunca había sentido nada igual a lo que siento cuando te miro y todavía no se que es, pero me gusta y espero que no se termine jamás.

-Jairo...-logre hablar a pesar de mi sorpresa.

-No quiero apresurarte ni nada de eso, de hecho estoy tratando de descubrir que es lo que siento por ti. Así que solo..- trago saliva- solo disfrutemos de este tiempo juntos.- sonrió levemente y yo le respondí con el mismo gesto.- vamos a ayudar a Gloria.- estiró su brazo y le tome de la mano. De alguna manera me sentía cómoda con él y si bien tenía miles de inseguridades, todas desaparecían a su lado.

-Era hora...-dijo mi amiga cuando nos vio entrar a la habitación.- estoy que me cago, literalmente.

-No es necesario...- Antonio interrumpió divertido.

-¿Que no es necesario? ¿Cagar? Explícale eso a mi trasero.- ella estaba histérica.  Los tres reímos mientras nos parábamos estratégicamente alrededor de la cama.- esto se parece a un ritual satanico.

-Ayúdale de ese lado Jairo, yo la sostendré de aquí.- indicó el médico.

-¿Yo que hago?- pregunte mientras lo hombres se movían.

-Tu me ayudarás adentro, te ha tocado la peor parte pero para eso eres mi amiga.- aguante la risa mientras Gloria no dejaba de hablar.

Entre alaridos pudieron llevarla al baño y ahí fue donde yo me encargué de lo que seguía. A pesar de toda la situación, con Gloria siempre la pasábamos bien. Le encontrábamos lo gracioso a todo y si no había nada gracioso pues lo inventábamos.

-Te hace bien.- dijo mientras estaba sentada en el retrete. La mire cómplice.- te hace muy bien.

-Si.- asentí, aún no me había puesto a pensar en todo esto, todavía no tenía muy claras las cosas pero entre las pocas cosas que si tenía claras estaba esta, él me hacía bien.

-Se nota que se quieren.- sonreí para fingir que era lo que sucedía en mi cerebro. ¿Le quería? Hace poco tiempo que nos conocemos, la gente dice que no se puede querer a alguien en tan poco tiempo pero creo que no estaba de acuerdo con esta postura. Tan solo con imaginar que algo le pase me desespera, me pone muy mal y eso no es normal para nada, pero no puedo corregirlo, es lo que siento.

-Es buena persona.- asegure mientras me apoyaba en la puerta.- y guapo.- mi amiga sonrió.

-El que tampoco está mal es Antonio. Vaya cuerpazo tiene.

-Gloria...no serías capaz...- sabía muy bien como era mi amiga y si Antonio solo dejaba que avanzara un poco ya estaría en su cama, aunque de hecho ya lo está.

-No puedo tener sexo así como estoy, no seas tonta.- rodó los ojos.- tienes que esparcir desodorante aquí, no permitiré que entren a buscarme y huelan esto.- dijo algo avergonzada. Busque entre los armarios del baño algún tipo de desodorante y encontré uno.- hazlo ahora, ganemos tiempo.- asentí y apreté el botón. Un gas salió de ahí pero no tenía olor a desodorante.- ¿has leído bien esa mierda?- pregunto Gloria tosiendo. Negué y me puse a buscar información en el envase. Comencé a toser y mi garganta se irritó.

-Creo que es.- trate de leer mejor- es un plaguicida.

-¿Que?- mis ojos comenzaron a lagrimear.- ¿Stella?

-Es para las cucarachas.- hablé mientras trataba de respirar.

-No puede ser, eres alérgica. ¡Antonio!- grito desde su lugar.

-Estoy...-trate de hablar pero mis vías respiratorias se cerraron. Negué con mi cabeza indicándole a mi amiga que no estaba para nada bien. Respirar era una tarea casi imposible.

-Stella abre la puerta, que entre el aire. No puedo levantarme ¡Joder!- ella se desesperó y yo trate de caminar hacia la puerta pero no podía concentrarme, o caminaba o respiraba y no estaba pudiendo hacer ninguna de las dos.- ¡Antonio! ¡Jairo!- grito Gloria.

Me senté en el suelo, ya no tenía energías para mantenerme de pie.

-¡Stella!- escuche a Antonio gritar al abrir la puerta.

-Ella, yo, ella ha esparcido ese veneno por todos lados, le he dicho que utilizara desodorante y no se ha dado cuenta de que producto era.

-¿Stella?- Jairo entró al baño cubriendo sus ojos para no ver a Gloria sin ropa interior. Me ahogaba, abrí la boca para poder respirar pero ese veneno seguía en el aire así que me era imposible.- Stella joder...- él se acercó a mi, Antonio estaba ya a mi lado tratando de levantarme.- vamos nena, colabora con nosotros.- se puso a un lado de mi y entre ambos me levantaron.- ¿que le sucede? ¿Por qué esta morada?- escuche su desesperación y trate de calmarlo pero nada salió de mi.

-Es alérgica. Hay que sacarla de aquí.- sentí como prácticamente me arrastraban hacia la habitación de Antonio.- abre la ventana, que entre aire, iré por mi maletín.- ordenó mi amigo después de que me dejaran sobre la cama.
Vi como Torres corría hacia la ventana y la abría de golpe, trate de respirar pero nada de oxígeno entraba en mi así que comencé a desesperarme.

-Escúchame, por Dios.- se acercó a mi y tomó una de mis manos.- no sé qué hacer, joder.- él estaba asustado de verdad.- puedo protegerte de todos, de un mafioso, de una bala, de todos. Menos de esto, por favor, respira.- sopló sobre mi rostro levemente. Trate de tranquilizarme para poder respirar pero las lágrimas comenzaron a caer de mis ojos, no sé cuánto tiempo tenía antes de quedar inconsciente pero de seguro era poco.- Stella cariño, por favor tienes que respirar.- acarició mi cabello y volvió a soplar sobre mi rostro.

-Aquí estoy, he preparado el inyectable lo más rápido posible.- Antonio se acercó a mi y sin aviso alguno inyectó una jeringa en mi pierna. Le mire con pánico.- concéntrate en respirar, pronto se abrirán tus vías respiratorias, tranquila.

Sentí como Jairo apretaba mi mano y temblaba, estaba más asustado que yo y trate de ayudarle pero no podía ni conmigo.

La chica del expediente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora