Capitulo 8

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-Buen día chica del expediente.- dijo animado. Abrí mis ojos y me estiré.

-No me digas así, joder.- un pequeño bostezo salió de mi boca.- que incómodo es este sillón para dormir.

-Te has quedado dormida antes de terminar de leer. Por suerte solo faltaba lo mas aburrido.- sonrió mientras se acercaba a mi con una taza en la mano.- no quería despertarte así que te deje dormir aquí, he hecho café.

-¿Había?- pregunté al saber que la cocina estaba casi vacía de alimentos.

-Si, toma.- estiró su brazo y me alcanzó la taza- es para ti.

-Gracias agente.- sonreí divertida. Estaba agradecida por haberme levantado mas contenta hoy.

-Tenemos que marcharnos en una hora, aquí hay magdalenas, desayuna y prepárate. - avisó simpático mientras me alcanzaba un plato con magdalenas sobre él. Se retiró dejándome sola en el living.

Observé el lugar un poco mas detenidamente que cuando llegué por primera vez, posé mis ojos sobre la carpeta azul que leímos anoche y la agarré. Aprovecharía este momento para leer lo que me faltó.

"Habiendo concluido este protocolo de seguridad, la victima podrá volver a su vida normal y obtendrá apoyo psicológico si así lo necesitara. La custodia volverá a su lugar habitual de trabajo y tendrá la obligación de romper todo vínculo obtenido en el tiempo transcurrido."

Suspiré, entonces según esta carpeta, después de que todo esto termine Jairo y yo ya no tendremos nada mas que ver.

-Has leído la parte mas aburrida.- dijo acercándose a mi. Cerre la carpeta y bebí lo que quedaba de café.

-Bueno, no es tan aburrida.- hablé disconforme.

-No tengas en cuenta esa parte. Son muy pocas las custodias que dejan de tener contacto con sus protegidos.

-Pero allí dice que es una obligación.- indiqué.

-Es solo algo escrito, no se tiene en cuenta. Las personas que sufren estos tipos de trauma logran tener vínculos muy fuertes que a veces no son posibles disolverlos tan fácilmente como se indica allí. Aparte...- pensó unos segundos- ¿Tu te olvidarías tan fácilmente de mi? Porque yo de ti no.- mi corazón comenzó a latir fuertemente.

-No...yo...- me había quedado sin palabras.

-Eres valiente Stella, hay pocas personas así.- sonrió levemente de costado y yo, ya estaba completamente incomoda.- ¿vamos? hay que ir de compras.

-¿De compras?- pregunté tratando de volver a la normalidad.

-Si, no tenemos comida y ropa tampoco ¿recuerdas?

-Ah...si, claro.- mi corazón estaba tratando de estabilizarse otra vez.

-¿Vamos?

-Si... dame unos minutos.- me levanté rápidamente de mi lugar y corrí al baño.

Al salir lo vi parado cerca de la puerta principal con su móvil en uno de sus oídos. Me indicó que me acercara a él con una seña y lo hice.

-¿Entonces está todo bien con ella?- espero una respuesta y sonrió levemente al escucharla.- okey, nosotros saldremos ahora- acomodó un poco su postura- si...si estaré atento. Adiós.- se despidió y luego guardo su móvil en uno de sus bolsillos.- era Ortega, tu abuela está perfectamente.- sonreí tranquila.- ha dicho que se ha encontrado con una mujer ¿es normal?

-Si, es su amiga. Suelen desayunar juntas desde hace años.- asegure.

-Okey, entonces como todo está correcto podemos irnos ¿estás preparada?- asentí.

La chica del expediente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora