-Tienes cinco minutos, no mas que eso.- escuche a Jairo gritar. Al menos estaba vivo, por lo menos hablaba. Me acomode mejor, meterme dentro del ropero no había sido muy buena idea y mucho menos teniendo un arma cargada en la mano. No me quería ni mover. Alguien abrió la puerta de la habitación de golpe y mis piernas temblaron.- ¿Stella?
-Menos mal.- suspiré tranquila. Abrió las puertas del ropero groseramente y deje caer el arma sin querer.- mierda...
-¿Que pasa? hemos dicho que los roperos y las camas no, ¿Qué hacías ahí metida?
-¿Ves algún otro lugar para esconderse?- dije mientras salía con dificultad.- se me ha caído eso...- dije señalando el arma. Jairo se agachó y la tomo con una de sus manos fácilmente.
-¿Quien te ha dado esto?- pregunto fijándose si el seguro estaba puesto.
-Gonzales.- respondí inquieta, me ponía muy nerviosa que esa arma esté en mi habitación.
-Cabrón...- habló enojado.- nunca mas agarres un arma, nunca mas.- del mismo ropero sacó un bolso y lo puso sobre la cama, le miré extrañada.- nos vamos, tienes menos de cinco minutos para guardar lo que mas necesites.
-¿A donde nos vamos? ¿Qué paso?
-Te explico cuando estemos camino a la otra casa.- fruncí el ceño y no me dio oportunidad a preguntar mas nada porque se fue del lugar. Comencé a guardar mis cosas, lo mas importante, el bolso era pequeño. Cuando vi que estaba todo camine hacia el baño, debía llevarme mis elementos de higiene. Al cruzar por la puerta de Luca los vi discutiendo y suspiré.
-¿Que querías que hiciera? Si tienes mejores ideas puedes trasmitírmelas.- gritó Gonzales.
-No le des armas, no sabe utilizarlas y es algo torpe, puede dispararse a ella misma en cualquier circunstancia, hasta cuando pase un puto mosquito.- me sentí ofendida.
-Hice lo primero que pensé.- se defendió Luca.
-Pues piensa bien la próxima vez.- Jairo dejó bruscamente el arma sobre el pecho del otro agente y salió del lugar. De tan enojado que estaba no me vio y siguió caminando hacia su habitación. Me fui al baño totalmente ofendida. Me había dicho torpe y aunque tenía algo de razón, no se lo iba a perdonar tan fácilmente.
-¡Nos vamos!- gritó Torres desde el living. Salí del baño y camine por el pasillo, me crucé con Luca y ambos nos observamos, sin rencores, sabía que el había hecho eso por mi bien. Caminamos al mismo ritmo hasta donde estaba Jairo, el se encontraba moviéndose inquieto.
-¿Me puedes explicar ya que ha pasado?- pregunto Gonzales.
-Han venido unos turistas perdidos.- Los miré a los dos.
-Bien, entonces nos vamos.- avanzó el agente a mi lado.
-¿Que? ¿Solo por turistas? ¿Han enloquecido?- pregunte sin entender nada.
-¿Te parece que puedan perderse turistas aquí? No hay una puta casa a la redonda.- me habló de mala forma Jairo, algo le sucedía, pero no por eso iba a permitir que me hablara de esa manera así que camine siguiendo a Gonzales.- ¿Y ahora que pasa?- preguntó tras de mi. No respondí, decidí quedarme en silencio hasta saber que era lo que íbamos a hacer.
-Si, cambiamos de ubicación.- Luca hablaba por teléfono afuera de la casa.- traigan a alguien para que se lleve el otro coche, no es nuestro.- indicó.- Y revisen todo, no descarten ni el mas mínimo detalle.- me hizo señas para que subiera a la camioneta y así lo hice. Me quede allí observando como ellos dos hablaban, por primera vez, tranquilos. Supongo que estaban haciendo un plan o algo. Ambos subieron a la camioneta e iniciamos el viaje a quien sabe donde.
-Turistas.- habló Jairo en sentido irónico mientras sonreía levemente.- piensan que somos estupidos...
-Podrían serlo, fue lo primero que pensé cuando los vi pelear la primera vez.- dije solo para molestarlo. Ambos miraron hacia atrás, en mi dirección.- mira la carretera, que si no me mata la mafia me matas tu.- hablé enojada. Vi como Luca no podía disimular su cara de diversión.
-¿Que te sucede?- preguntó Jairo mirándome por le retrovisor.
-No lo sé, soy lo suficientemente torpe como para no darme cuenta de lo que me sucede.- ahora que estaba soltando mi enojo no podía controlar mi lengua. Él rodó los ojos, se había dado cuenta de que lo escuche.
-La ortiga, el insecticida y tu alergia, el escape de la comisaría, tu regla...- comenzó a enumerar y alce mi ceja. Iba en ese plan y no lo iba a dejar avanzar.
-Me parece que no tienes vida, digo, estas controlando la mía constantemente.
-Me pagan para eso.- contra atacó.
-Pensé que lo hacías porque te preocupabas por mi.- me volvió a mirar por el espejo y se calló la boca.
-Tenemos a una ganadora.- habló esta vez Luca.- no necesitó la fuerza de un solo dedo para dejarte callado. Aplausos.- dijo mientras aplaudía.
-Si no vas a aportar nada positivo entonces te bajas.- volvió a hablar Torres. Sabía que estaba enojado, yo también lo estaba así que estábamos a mano.
-¿A que distancia estamos?- preguntó Gonzales serio.
-En horas, son tres.- abrí mis ojos de par en par. Cada vez nos íbamos mas lejos.
-¿A donde vamos?- le pregunté a Luca, no iba a dirigirle la palabra al que manejaba. Esa persona no merecía ni siquiera mi saliva el día de hoy.
-Bueno, según el protocolo si algo sucedía en la nueva casa, teníamos que trasladarnos urgentemente a otra. Así que eso estamos haciendo.- analicé sus palabras y entendí lo que sucedía.- si me disculpan, alguien, no voy a decir quien, me ha despertado a las siete de la mañana con ruidos. Así que voy a dormir y no me llamen a menos que estén por morir.- se acomodó en su asiento y se dispuso a dormir. Yo simplemente me quedé mirando por la ventanilla, no había ningún tipo de civilización en donde estábamos, o al menos eso parecía. Jairo había dicho que faltaban tres horas para llegar así que como yo también me levante temprano, quise dormir, al menos para descansar un poco. Pasar por todas estas emociones no era nada bueno ni para mi cerebro ni para mi cuerpo.
Antes de cerrar los ojos pude ver como Jairo me observaba por el espejo.
-Lo siento.- dijo en un susurro.
-¿El qué?- pregunte, si había entendido pero quería molestarlo un poco mas.
-Que lo siento.- repitió en voz alta.
-Cállate ya hombre, te perdonamos todos.- dijo Luca adormilado. Sonreí un poco y volví a concentrarme en la ventanilla. Iba a ser un largo viaje.
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La chica del expediente.
RomanceStella trata cuidadosamente de no romper el protocolo del programa de protección a testigos, pero con Jairo Torres, el guapo policía que le cuida, es prácticamente imposible. Ambos intentarán sortear todos los obstáculos que se les presentan y graci...