La mala suerte se había pegado a mí como si un zorrillo me hubiera orinado encima.
Debí saberlo cuando tuvimos que salir de casa hacia al aeropuerto prácticamente corriendo puesto que mi abuelo se había equivocado al ver el horario de su vuelo y este realmente despegaba una hora antes de lo que teníamos presupuestado. O quizás debí haberlo intuido aquella mañana cuando accidentalmente dejé caer mi esmalte de uñas favorito, provocando que se rompiera contra el suelo, manchando la madera y perdiendo todo el contenido. O incluso antes de eso, cuando me desperté y la luz que entraba a través de mis cortinas parecía un poco demasiado cálida, y me di cuenta de que no había puesto la alarma la noche anterior, y que no tenía tiempo para hacer mis ejercicios matutinos ni mi rutina de exfoliación de los fines de semana. O quién sabe, a lo mejor tuve que haberme dado cuenta cuando mis abuelos llegaron y mi abuela me llamó sin ningún tapujo por mi antiguo nombre. Es decir, no es como si estuviera llevando un registro de todo lo malo que me había pasado las últimas semanas, o como si culpara de todo aquello a mi abuela de alguna manera. Tan sólo me parecía una extraña coincidencia el que varias cosas comenzaran a salir mal desde que había llegado, y de cómo me daba la sensación de que se estaba despidiendo provocando una gran cadena de mini catástrofes personales.
Aunque al pensarlo mejor, quizás nada de lo que ocurrió después habría pasado si no hubiera tentado al destino llamando 'catástrofe' a perderme mi rutina de exfoliación.
Rosa y yo nos encontrábamos haciendo la fila para entregar el equipaje mientras papá Kim y papá Joss ayudaban al abuelo y a la abuela con sus maletas. El lugar estaba lleno, pero menos que hace unas semanas cuando ambos habían llegado, pues había sido plena temporada de verano entonces. Los últimos rezagados volvían a sus ciudades, y suspiré aliviada sabiendo que no sólo serían mis abuelos quienes se irían, sino también todos los turistas que a veces se volvían demasiado molestos. Fue mientras cantaba victoria que la desgracia realmente se manifestó en nuestras vidas. Desde la fila, Rosa gritó '¡ABUELA!' y todos nos volteamos a la vez, presenciando el momento exacto en el que ella, quien hasta hace un segundo había estado apoyada en un carrito, caía junto con él por las escaleras, rodando sobre sí misma, y aterrizando en el descansillo con el armazón metálico sobre su frágil cuerpo. En ese momento olvidé cualquier resentimiento que existía entre ella y yo, y el pánico me invadió por completo. Salí corriendo tras ella, bajando las escaleras a la velocidad de la luz. Papá Joss llegó antes que yo, y le quitaba el carro de encima mientras yo intentaba hacer algo, lo que fuera, aunque no se me ocurría nada. Lagrimas caían por las mejillas de mi abuela, quien sollozaba en silencio, seguramente presa no solo del dolor, sino también de la vergüenza. No había nadie que no estuviera mirándola, y para ella, las apariencias eran muy importantes. Incluso con las costillas rotas, como estaba en ese momento, tenía cabeza para preocuparse de cómo se veía, aunque eso sólo lo sabríamos más tarde.
Los paramédicos llegaron en lo que sentí como una eternidad, aunque probablemente sólo habían pasado unos minutos. Con cuidado, levantaron a mi abuela y la pusieron sobre una camilla, provocándole un gemido de dolor y un nuevo torrente de lágrimas. Papá Joss los siguió por el pasillo, mientras papá Kim tomó a Rosa en brazos y nos encaminó hacia el estacionamiento para que pudiéramos llegar al hospital. Con todo el ajetreo, no podríamos seguir a la ambulancia, pero aun así estaba haciendo lo posible para llegar tan pronto como le fuera posible junto a su esposo. Rosa lloraba desconsolada, y yo intentaba que se calmara, tanto porque me apenaba verla llorar, como porque papá Kim tenía los nudillos blancos sobre el manubrio. Yo misma no me sentía muy bien, mi pecho parecía cerrarse sobre sí mismo, y los ejercicios de respiración que siempre me ayudaban no estaban teniendo ningún efecto en ese momento, pero intenté dejar todo eso de lado y enfocarme únicamente en mi hermana, sabiendo que tendría que ser su soporte y el de papá Kim si quería serle útil de alguna manera a papá Joss y a mi abuelo.
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Parcialmente Nublado / ¡Ganadora Wattys 2021!
Teen FictionLa vida le sonríe a Sunny, un chico risueño que ha vivido toda su vida en un pequeño pueblo costero que recientemente ha ganado popularidad entre los turistas. Él y Violeta son los mejores amigos desde que tienen memoria, y aunque sus vidas no siemp...