La noche que pasé en el hospital fue quizás la más larga de mi vida.
No sólo me dolía la herida, sino que además me despertaron un par de veces a horas inhumanas para que me la limpiaran, o para que me tomaran la temperatura, o la presión, o quien sabe qué más. Exponer mi cuerpo de esa manera no estaba entre mi lista de cosas favoritas, menos aun tratándose de las amigas de mi mamá, que me conocían desde pequeño y que me seguirían viendo una vez saliera de allí. Pensaba que con el suero que me daban no tendría que estar despierto para presenciar mi propia humillación, porque realmente no podía pensar en algo que fuera peor a que un grupo de señoras me vieran sin camisa, pero resultó que el liquido de la bolsa era sólo un medicamento para el dolor, y que no me haría dormir durante los peores momentos de la estadía, lo cual me pareció injusto, especialmente porque apenas podía moverme para que el aparato no se estropeara. Además, mis compañeros de habitación eran muy ruidosos, y no dejaban que cambiara la tele. Eran todos ancianos, o al menos, tenían más de sesenta, que ya era bastante, y roncaban como motosierras.
Pero quizás lo peor de todo fue que, en el momento en que desapareció la adrenalina, estaba sólo. Cuando me cayeron todas las emociones del día encima, no tenía con quién hablar. Miedo, tristeza, vergüenza y otras cosas que no pude reconocer me apretaban el pecho y daban vueltas en mi cabeza como un huracán. No podía dejar de sentir que había sido mi culpa, que si no hubiera bajado del auto aquello no habría pasado. O si no hubiera insistido con besar a Trevor, o si no hubiese dejado que Trevor sospechara de mi y de Blas pasando tanto tiempo con él, o si le hubiese hecho caso a Violeta y hubiera terminado con él mucho antes, o si jamás hubiera salido con él en primer lugar...
Era una cadena interminable de malas decisiones que empezaban y terminaban con mi necesidad casi patológica de hacer felices a otros y de sentir que era importante para alguien. Con todo lo que había pasado, había olvidado que papá nos había visto a mi y Blas en la puerta del apartamento, y que mamá estaba tomándose 'días libres' con demasiada frecuencia, y de que Violeta tenía una expresión de culpa en el rostro que no pude descifrar y en la que no podía dejar de pensar. Cuando todo aquello volvió a mí, sumado al apuñalamiento de la tarde, me vine abajo, y rompí a llorar acompañado sólo de los ronquidos de mis compañeros de habitación, y la luz amarillenta de la calle que entraba por las cortinas que no se habían cerrado bien.
Como lo esperaba, Violeta y mamá fueron las primeras en llegar a visitarme, a pesar de que ambas habían estado enviándome mensajes casi toda la noche. Se notaba que estaban muy cansadas, pero eso no les impidió estar allí antes del horario de visitas, con un desayuno repleto de cosas que por fin podía comer. Mamá se quedó un rato conmigo antes de que empezara su turno, pero luego tuvo que irse y me quedé sólo con Vi, quien faltaría a la escuela solo para quedarse conmigo. No le dije que fuera de todas formas, porque la verdad es que no quería quedarme sólo de nuevo, y no había nadie que me hiciera sentir más tranquilo que ella. Me dejó comer tranquilo, mientras miraba las noticias de la mañana en el televisor. Era algo que acostumbraba a hacer; le gustaba escucharlas mientras se preparaba para la escuela, y luego me las contaba e invariablemente nos enfadábamos por algo, especialmente ella. La estresaba bastante, pero no había dejado de hacerlo en años, y a veces sentía que una pequeña parte de Vi necesitaba estar siempre preocupada por algo, por más que fuera a terapia, hiciera sus ejercicios y tomara sus medicinas para la ansiedad. Era una de sus características más predominantes, y aunque intentaba controlarla, no podía -o no quería- deshacerse de aquello por completo.
—Vi... —la llamé después de un rato. Llevaba toda la noche pensando en qué decirle y ya no podía seguir callado.
Se dio la vuelta, dejando el noticiero atrás, y me miró con preocupación. Me conocía demasiado bien como para no saber lo que significaba aquel tono de voz.
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Parcialmente Nublado / ¡Ganadora Wattys 2021!
Teen FictionLa vida le sonríe a Sunny, un chico risueño que ha vivido toda su vida en un pequeño pueblo costero que recientemente ha ganado popularidad entre los turistas. Él y Violeta son los mejores amigos desde que tienen memoria, y aunque sus vidas no siemp...