#6: Ventisca

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El turno en la pastelería después del primer día de escuela estuve muy atareada. Muchos padres venían a la tienda a comprar algo para recibir a los más pequeños después de su primer día, y la calidad de los productos que vendíamos era tal que la mayoría de nuestros clientes no llevaban una dieta vegana y aun así preferían los pasteles que vendíamos en la tienda por sobre otros de la competencia. La tía de Sunny lo consideraba un éxito total, decía que si podía lograr que al menos para una comida alguien escogiera no hacer daño para ella era suficiente. Yo pensaba que las personas debían ser más radicales y comenzar a hacer cambios permanentes más a prisa, pero ella siempre me decía que las costumbres son difíciles de dejar, y que no todos tenían la suerte o los medios que ella o mis padres habían tenido para ver las cosas desde otro foco, y yo no le discutía. Para cuando Bianca me convenció de irme a casa (nunca quería que me quedara hasta tarde para ayudarla a cerrar), ya estaba por hacerse de noche, pero sólo vivía a unos diez minutos caminando, por lo que tomé mi teléfono para llamar a Sunny por el camino y así aprovechar el tiempo. Todavía tenía mucho que hacer cuando llegara a casa.

El problema era que no me contestaba, y tampoco había recibido ningún mensaje de él durante la tarde. En general, al revisar mi teléfono después de un turno siempre tenía varios, porque Sunny siempre tenía algo que contar o preguntar, y como pasaba las tardes sólo, solía hablarme de todo lo que se le ocurría mientras estaba trabajando. Después de llamarlo un par de veces me di por vencida, pensando que quizás se había entretenido pintando o haciendo sus quehaceres, y me puse los audífonos para que la música me acompañara por las cuadras que me quedaban por delante. No tenía muchas ganas de llegar, si podía ser honesta, mis abuelos todavía se quedarían en casa por un par de semanas, y si bien mi abuela no había vuelto a decir nada como lo de aquel día en el auto, las cosas estaban tensas entre nosotras, y también tensas entre ella y papá Kim, y también tensas entre ella y Rosa, que ya estaba suficientemente grande para comprender por qué lo que había dicho me dolía. Al final el único que no estaba enfadado con ella era mi abuelo, que le perdonaba todo, y un poco también papá Joss, porque era su hijo, y hacía lo posible para que el ambiente fuera lo menos incómodo posible. Aunque lo cierto es que sus esfuerzos no estaban dando muchos frutos, porque a la hora de la cena apenas nos hablábamos, y el resto del día ella y yo pretendíamos que la otra no existía.

Cuando llegué a casa, papá Kim estaba haciendo la cena mientras papá Joss ayudaba a Rosa con sus tareas sobre la mesa del comedor. Mis abuelos estaban en la sala de estar mirando el programa de pastelería que nunca me perdía cuando no tenía que trabajar, pero que sin embargo me saltaría ese día para no tener que sentarme junto a mi abuela.

—¿Largo día? —me preguntó papá Joss. Rosa dejó de mirar su tarea para escuchar mi respuesta, desde el incidente que estaba muy atenta a todos mis estados de ánimo. Le sonreí.

—Ocupado, pero estoy bien. ¿Ustedes?

—Bien —dijo papá, pero Rosa lo interrumpió, ansiosa por contarme sobre su primer día de clases.

Dejé mis cosas sobre la mesa y me senté con ella, papá Joss aprovechó para ir a la cocina a ayudar con la cena, y mi hermanita dejó de lado por completo su tarea para contármelo todo sobre la amiga que había hecho y lo mucho que le gustaba su nueva maestra. Mientras conversábamos, mi abuelo se levantó del sillón y vino a sentarse con nosotras, tomó mi mano, la acarició y comenzó a hacerle preguntas a Rosa. Sentí una punzada en el pecho, donde tendemos a creer que está el corazón, y tuve que levantarme con la excusa de guardar mis cosas antes de comenzar a temblar. Las hormonas me ponían muy sensible, aunque no estaba segura de que fuera culpa suya el cómo me sentía en ese momento. Bastó que se colara en mi mente el recuerdo de la última vez que mi abuela había sido afectuosa conmigo para que tuviera que salir de allí lo más rápido posible. Estoy segura de que mi abuelo lo notó, pero gracias al cielo no dijo nada, o la situación se habría puesto muy delicada.

Parcialmente Nublado / ¡Ganadora Wattys 2021!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora