El problema de los pueblos pequeños es que todo el mundo se conocía.
Siempre había creído que eso era solo una generalización, pero con un mes viviendo en Primor sobre mis espaldas, comenzaba a darme cuenta de que dentro de poco me habría topado con todos los habitantes del pequeño pueblo costero. Bueno, quizás no con todos, pero definitivamente con el chico ese de cabello de color morado. Lo había visto tres veces en el espacio de unas semanas, y a pesar de que había decidido ignorarlo las primeras dos, la última vez me había ganado la curiosidad y me había acercado a hablarle. Sabía que estaba rompiendo mis propias reglas, pero ¿realmente contaba? Ya estaba fallándome a mí mismo yendo a aquella convención de superhéroes, así que, ¿qué era un desliz dentro de otro? Estaba teniendo éxito con mi nueva imagen hasta ahora, y quizás debía haberme quedado en casa o aceptado la invitación de Rocha a su piscina, pero los viejos hábitos llamaban, y cuando fuimos a la pastelería por el regalo de Marianne, allí estaba él en la caja registradora, y pegado sobre el mural de ofertas y noticias, un poster de la convención de verano de héroes y villanos de Primor.
Esa mañana me levanté temprano como quien no quiere la cosa. En mi experiencia, este tipo de ferias siempre estaban más vacías por la mañana, y con Primor siendo un pueblo tan pequeño, no quería arriesgarme a toparme con nadie. Además, la semana siguiente comenzábamos las clases, y no tenía muchas ganas de ser reconocido por el tipo de gente que precisamente estaba intentando evitar. Finalmente llegué un poco más tarde de lo que había planeado, porque me topé con un poco de tráfico antes de llegar al centro cultural. Era algo mínimo, para nada comparado con los atochamientos que se hacían en la ciudad, pero fue suficiente para que el lugar estuviera relativamente lleno cuando llegué. Nervioso al darme cuenta de que había más personas de las que tenía contempladas, me puse la gorra que usaba cuando el sol daba muy fuerte sobre mi cabeza rapada y salí del auto. Tenía claro lo ridículo que resultaba disfrazarme de aquella manera, y por un instante estuve tentado a volver al auto pensando que quizás mi atuendo llamaría la atención- Por suerte, los nerds en Primor eran exactamente como los de la ciudad, y gran parte del público llevaba disfraz e incluso máscaras. Vaya, ¿por qué no había pensado en eso? Una simple máscara del hombre araña habría hecho más por mí que mi gorra, pero ya era muy tarde para arrepentirme. Pagué la entrada con un billete arrugado y me fui sin esperar el cambio, todavía paranoico de que alguien pudiera reconocerme. Esconderse para hacer algo que uno disfruta no está bien, especialmente si no le hace daño a nadie, bla bla bla, pero eso es algo que sólo dicen aquellos que no tienen nada que perder. Personas como los amigos que dejé atrás, como el Blas que dejé atrás. Por primera vez en la vida tenía la oportunidad de ser alguien que tenía algo que perder, algo importante. Me avergonzaba lo mucho que me importaba ser cualquier otra cosa que yo mismo, pero después de haberlo experimentado durante algunas semanas, lo quería más que nunca.
Fue entonces cuando lo vi. Estaba sentado tras un pequeño puesto que alguien había posicionado sin piedad junto al basurero y la entrada del baño. Lucía algo triste, o quizás cansado, pero no sonreía como las últimas dos veces que lo había visto, sino que tenía una expresión ausente mientras esperaba que alguien se acercara a su mesa. Mis piernas se movieron por voluntad propia, y me encontré frente a frente con él sin saber que decir, fulminantemente nervioso. Me saludó, con la sonrisa radiante de vuelta, y me preguntó muy formal en qué podía ayudarme. Si me reconoció no dio muestras de ello. Bien, pensé, y suprimí un suspiro.
Lancé una mirada rápida sobre sus dibujos; héroes, heroínas y villanos caracterizados como pequeños animalitos, fanart de 'Into the Spiderverse' sobre postales y un cartel con dibujos de personas que no reconocí llevando trajes de superhéroes que anunciaba caricaturas personalizadas y dos precios distintos si llevabas el trabajo en blanco y negro o a color.
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Parcialmente Nublado / ¡Ganadora Wattys 2021!
Teen FictionLa vida le sonríe a Sunny, un chico risueño que ha vivido toda su vida en un pequeño pueblo costero que recientemente ha ganado popularidad entre los turistas. Él y Violeta son los mejores amigos desde que tienen memoria, y aunque sus vidas no siemp...