A veces Sunny era muy idiota para su propio bien. Otros dirían 'ingenuo', pero ese ya no es el caso cuando a alguien le juegan chueco una y otra vez, y aun así no aprende. El muy tonto era la persona más optimista en la faz de la tierra; creía que todo el mundo era igual de bienintencionado que él y que las cosas saldrían perfecto a pesar de todas las dificultades. Por más que la vida le había demostrado lo contrario, parecía no poder entender que esa no era la regla por la que se regía el universo, como si tuviera los ojos tapados con cemento.
Trevor no era bueno para él, y por una parte me alegraba que no fuera a aparecerse por la feria, ya que lo único que lograba cada vez que veía a Sunny era ponerlo triste, y luego ya lo compensaba con un mísero beso y un agarrón de trasero que dejaban a mi amigo con gusto a 'poco es mejor que nada' y la esperanza de que la próxima vez sería un poco mejor. Por otro lado... me mataba ver como se apagaban sus ojos cada vez que ese imbécil le cancelaba, lo dejaba plantado o derechamente se negaba a verlo. Por un tiempo me tragué la excusa del clóset: que no estaba listo para salir, que sus padres no podían saberlo, etcétera, etcétera, pero no pasó mucho tiempo hasta que me di cuenta de lo que debió ser obvio desde un principio: Trevor no estaba enamorado de Sunny, muy probablemente ni siquiera le gustaba, sólo era el único chico abiertamente gay de su edad y además estaba disponible. El seguir dentro del clóset le servía de coartada. Al final, lo usaba cuando tenía ganas, y lo dejaba de lado cuando se aburría, era así de simple, y mi amigo era muy inocente para darse cuenta.
Sunny había puesto su alarma para las ocho de la mañana, así que yo configuré la mía para las siete, porque siempre me tardaba más que él en estar lista. Lo cierto es que también estaba algo nerviosa, la mañana anterior me había llevado un largo rato preparar mi bolsa antes del trabajo; por un lado, tenía muchas ganas de estrenar el vestido en el que había estado trabajando gran parte del verano: falda vaporosa, tirantes, espalda expuesta y una tela hermosa con patrones de peces koi que había comprado por internet y había tardado una eternidad en llegar. Por otro lado, mis abuelos llegarían más tarde desde el campo, y a mi abuela no le encantaba la idea de verme con ropa tan llamativa. Digamos que tenía algunos prejuicios acerca de ciertas decisiones que había tomado en mi vida, y a menudo culpaba a papá Kim de haberme dejado "salirme con la mía" como si no hubiera sido su propio hijo el que me llevaba a las terapias y los chequeos médicos. Finalmente me había decidido por un conjunto más simple de minifalda, blusa y plataformas a juego, pero aun así tenía que peinarme y maquillarme, porque no pensaba dejar que mi abuela arruinara mi día por completo.
Después de apagar su alarma dos veces y recibir un almohadazo en la cabeza, Sunny se levantó de la cama y me saludó apenas, buscando qué ponerse en el armario que no parecía capaz de poner en orden.
—Quizás quieras considerar pantalones que no tengan pintura —le dije cuando lo vi tomando el par que usaba casi a diario.
—¿Manchas de pintura o pintura en general?
—Manchas —respondí mientras terminaba de difuminar la sombra sobre mi parpado móvil—. Está bien si pintaste un diseño a mano.
—Bien, entonces usaré los que combinan con tu vestido de koi. Espera —dijo mirándome bien—, ¿dónde está tu vestido? Creí que ya lo habías terminado.
—Sí lo terminé, pero ya sabes, mis abuelos llegan hoy...
—Es cierto —dijo cerrando su camisa de colores—. Lo siento, aún estoy algo dormido...
Continuamos arreglándonos y Sunny se me unió en el espejo para hacerse el delineado. No usaba más maquillaje que eso, pero era algo muy propio de él agregar color allá donde podía, lo que resultaba en una enorme colección de delineadores de colores comprados en el supermercado chino, guardados en un tazón con forma de oveja que hacía a las veces de lapicero. Sunny ya sabía quién era cuando lo conocí el primer día de escuela primaria hace más de diez años, y a veces no podía evitar sentir un poco de envidia viendo lo cómodo que se sentía consigo mismo y lo bien que su abuela y madre lo habían afrontado. No es que mis padres no lo hubieran hecho, es decir, eran una pareja de hombres casados, así que de cierta forma no había ningún peligro en dejarles saber quién era en realidad, y además de mi abuela, nadie me daba muchos problemas, a pesar de que la mayoría de los chicos de mi edad se mantenían alejados. Lo que quiero decir es que, aunque en general llevaba una vida tranquila, me habría gustado sentirme tan conforme con mi identidad como mi mejor amigo lo hacía, pero todos tenemos un camino distinto, así que trataba de no pensar demasiado en eso.
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Parcialmente Nublado / ¡Ganadora Wattys 2021!
Teen FictionLa vida le sonríe a Sunny, un chico risueño que ha vivido toda su vida en un pequeño pueblo costero que recientemente ha ganado popularidad entre los turistas. Él y Violeta son los mejores amigos desde que tienen memoria, y aunque sus vidas no siemp...